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Me acerqué al buró y saqué de él los cigarros y el encendedor, prendí uno, para luego ponerlo entre mis labios; recogí mi pantalón del día anterior y saqué de él mi celular.
Tenía algunas llamadas perdidas de mi hermano, de Thomas y de Iván, además de algunos mensajes.

Lo ignoré todo y me fui a mi galería de música, ahí puse play a una lista con mi música favorita.

A muchos les parecería de mal gusto el escuchar metal tan temprano, pero era mi oportunidad; cuando estaba Christian y dado que no le gustaba ese tipo de música, no podía ponerlo, por eso aprovechaba durante sus ausencias.

Como de costumbre, se había marchado después de una pelea, y yo odiaba eso. Después de lo ocurrido...aceptando completamente el no verlo de nuevo, aceptando que ese "no confías en mí y yo no pienso vivir así"podían ser las últimas palabras que me diría.
Claro que me enfadaba y lo odiaba de momento, sin embargo, ese sentimiento momentáneo nunca lograría nublar el intenso amor que sentía por él. Era inexplicable y yo no me esforzaba en encontrarle solución, usualmente los niños se interesan en las niñas hasta primaria, como mínimo, pero no yo. Mientras que otros decían que querían ser bomberos, astronautas, futbolistas, yo no pensaba en lo que quería ser de grande, al menos no en profesión, el único plan que tenía, era ser el esposo de Christian.

Yo siempre supe que era diferente, me atrevo a decir que nací amando a Christian; creo en las reencarnaciones, creo en el destino, y también creo en los amores destinados a ser. Quizá él y yo fuimos algo antes y ese amor trascendió, o quizá no éramos nada, pero debíamos y queríamos serlo todo, razón por la que se nos dio otra oportunidad.

Tras recoger el reguero de la habitación, me obligué de nuevo a tragarme mi orgullo y a llamarlo. Había pasado ya una hora, estaba seguro de que estaría más calmado y me contestaría.

Una. Dos. Tres. Cuatro. Nueve llamadas y no respondía. A la décima, por fin me contestaron.

- Christian, llevo mucho tiempo llamándote, me tenías preocupado...

- Oh, no soy Christian- interrumpió una voz risueña y fastidiosa al otro lado de la línea- Soy Oscar, ¿me recuerdas? Christian nos presentó una vez en...

- Lo sé- respondí enojado- Pásamelo.

- Oh, no puedo, no puede hablar ahora, está un poco...ocupado- rió de forma molesta- Pero puedo pasarle tu recado, si quieres.

- No, debo hablar con él. Dile que me llame cuando esté libre.

- Claro.

- De acuerdo, adi...

- Espera, Michael, oye, sé que eres celoso, y sé que Christian y tú son amigos desde la infancia, por eso comprendo que yo no te agrade mucho...pero quisiera que seamos amigos. Ya sabes, sería genial. Y a él le agradaría que su mejor amigo de infancia y su mejor amigo de uni sean amigos. Él no habla mucho de ti, pero sé que podríamos llevarnos...

Entonces corté la llamada. Ese tipo era un dolor de cabeza. Era el típico nerd que no quería parecer uno, pero no solía resultarle bien, usaba lentes y siempre llevaba camisas planchadas y su corbata, además del cabello bien peinado, lleno de gel. Él y Christian comenzaron a hablar desde la segunda semana, según me contó mi novio, debido a una duda que tuvo Christi, la cual fue resuelta por Óscar, desde entonces habían charlado mucho hasta volverse amigos.
Yo no tenía algo en contra de Óscar, pero cuando me daba cuenta de la forma tan viva y animada en que hacía sonreír a mi Christian...me era imposible guardar las ansias de matarlo. Pueden llamarlo celos, si quieren, pero cuando amas a alguien, el temor de perderla es más intenso que con cualquier otra persona.

De pronto, el ruido del timbre sobrepasó el de la música levemente. Puse pausa para confirmar y, al oír la campana de nuevo, caminé a la entrada. Al abrir, me encontré con un angelito corrupto.

- ¡Michi!- chilló y se lanzó a mis brazos, haciéndome perder el equilibrio- Creí que nunca abrirías, esa música estaba muy alta...

- ¿Qué haces aquí?- pregunté preocupado, lo hice pasar rápidamente y miré a ambos lados del corredor, suplicando que nadie lo hubiera visto- Sabes que Christian se lleva bien con las vecinas chismosas, si te ven aquí, él va a enterarse.

Cerré de forma discreta la puerta, luego dirigí mis ojos, llenos de furia, a su rostro y fruncí en entrecejo. Él me miró con algo semejante a la culpa en sus ojos, pronto dio media vuelta y se adentró en el departamento.

- Dijiste que me llamarías pronto la última vez que nos vimos- se excusó, entrando a la cocina y picando pedacitos de lo que hubiera sido mi desayuno perfecto- Y no me has llamado, estaba preocupado.

- Te dije que nadie, absolutamente nadie, puede saberlo- le recriminé.

- ¿Ni Roger?

- Ni él, se lleva con Paula, y ella sabe sacar información, le dirá y ella hará un escándalo al respecto, sabes que es gran amiga de Christian- rodé los ojos, causando la risa del rubio frente a mí.

- A veces me confundes- admitió entre risas- En ocasiones te gusta, y en otras, no la soportas.

- Ella no me gusta- refunfuñé.

- Ay, Michi, no le ves el trasero o los pechos a cualquier chica- se burló- Además, ella y Chri no se llevan tan bien, no desde lo del teatro.

- Tu engaño.

- Como quieras llamarlo- se encogió de hombros- Él aún creé que lo traicionó, ¿o no?

- Supongo- admití cabizbajo, culpándome un poco por aquel problema entre ellos.

De acuerdo, en gran parte, ese pique entre ambos era mi culpa. Yo no era el chico más centrado, claro, si veía a alguien atractivo, no evitaría darle una mirada; y sí, Paula me parecía guapa, digo, comparando esa niñita del ballet con la joven de ese entonces...gran cambio, la pubertad había hecho un buen trabajo. Sí, mi novio quería a Paula, pero desconfiaba por si se me ocurría acostarme con ella.

No. Definitivamente, no. Sí, a veces quería abrazarla y sentir sus labios en los míos, sentir su peso sobre mis caderas y su piel rozando la mía. Desde que la vi en esa desastrosa cena...sí, la deseé. Pero hace años que no me acostaba con una chica, hace años que solo me satisfacía el sexo con Christi, no lo perdería por querer cogerme a la enamorada de Azula.

- ¿Ves?

- ¿Le dijiste a Roger?- cuestioné, cambiando un poco el rumbo que la conversación estaba tomando.

- No, obvio no. No sé cómo reaccionaría si supiera de esto- torció la boca- Aunque, para serte sincero, no me interesa mucho. Es decir, se trata de ti, él pasará siempre a segundo plano si estás tú involucrado, nene.

Se acercó y, sonriendo pícaro, acarició mi mejilla.

- Se enojará si te oye.

- No importa él ahora, continuemos donde quedamos la vez pasada, ¿de acuerdo?

Solo tú [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora