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Supongo que lo bueno de ser celoso, es que ya te has imaginado hasta lo inimaginable, y cuando algo realmente ocurre...ya no te toman por sorpresa. Claro, te molestas, te encabronas, pero no te sorprende.
Claro, está de más decir que quería gritarle algo como..."lo sabía", o recriminarle todo...o...bueno, que incluso tuve ganas de darle una bofetada e irme a la recámara a llorar. Pero...pero...la verdad, no ganaba nada haciendo una escena.
Llevaba toda la vida de conocer a Christian, lo conocía en todos los sentidos, lo conocía mejor que nadie. Y podía ver lo mucho que se arrepentía, lo mucho que lamentaba sus acciones. E, independientemente de cualquier cosa, amaba a Christian sin remedio...y me dolía más el corazón por verlo llorar que por su predecible traición.

—Mich...di algo...por favor...lo que sea...grítame...pero...di algo, Mich, por favor—gimoteó.

Acorté la distancia entre nosotros, agarré sus mejillas con mis manos y lo besé de forma brusca. No pedí permiso alguno, simplemente profundicé. Saboreé su boca, la cual conocía tan bien. Pude notar lo perplejo que estaba, seguro que no se lo esperaba, pero estaba dispuesto a cambiar las cosas en esa relación y estaba muy seguro de que con violencia no se iba a solucionar nada.

Cuando me aparté, él me miró con los ojos bien grandes.

—¿Y bien?—pregunté muy serio.

—¿E-eh?—parpadeó un par de veces, para volver a centrarse.

—¿Algo ha cambiado? ¿Sólo ha sido un beso? ¿Fue igual que los besos que nos hemos dado a lo largo de estos años? Christian...¿has sentido algo con ese beso?

Colocó sus manos en mis mejillas y, aún con lágrimas en los ojos, una débil sonrisa se dibujó en sus labios rojos, tanto por el llanto como por mi agresión.

—Ha sido tan maravilloso como lo han sido los últimos años.—susurró.

—En ese caso, esto es todo.—vi un halo de terror en sus ojos, entonces lo besé con dulzura—Tomemos un baño juntos después de desayunar, ¿de acuerdo?

—¿Q...qué significa eso, Michael?

—¿Eh?

—¿No vas a...gritarme...o...salir furioso por la puerta...o...—entonces reí y lo tomé de los hombros.

—Para nada, bebé. He decidido que eso va a cambiar. Voy a cambiar. Vamos a cambiar.

—¿Por...

—Te amo, Christian, te amo muchísimo. Solamente quiero ser un mejor hombre para ti. Quiero hacerte feliz y darte todo lo que mereces.—sonreí ampliamente, en un intento por calmarlo un poco—Y mereces ser feliz. Muy feliz.

—Siempre he sido feliz, porque has estado conmigo.—entonces me abrazó, colocando su mejilla en mi hombro, rodeándome con fuerza. Yo correspondí y, por primera vez, sentí un enorme alivio en el pecho tras una discusión con Christian.

***
Tal como lo propuse, después de desayunar, ambos nos metimos a la ducha. Nos paramos bajo el chorro de agua y le enjaboné el cabello, froté su cuerpo con la esponja...claro que, en algún momento, las bromas y juegos se volvieron caricias y besos.

—Mich...—gimió un poco, mientras intentaba conseguir agarre en mi espalda. Yo estaba algo ocupado succionando sus adorables pezones rosados, pero al ser algo insistente, decidí voltear a verlo.

—¿Qué ocurre?—ambos teníamos la respiración agitada.

—Realmente lamento lo de anoche. Te juro que...no...—sus ojos se llenaron de arrepentimiento y se enrojecieron por las lágrimas venideras.

—Ya, ya, hombrecito...no te preocupes por ello.—le di un casto beso y le sonreí.

—Siempre soy yo quien te falla...

—Ni lo menciones, Chris, ambos hemos cometido errores. Muchos. Pero...te amo, y eso es lo único que importa. Seguiré contigo y siempre, siempre estaré para ti. Te quiero conmigo toda la vida. Dedicar cada segundo a ti y a tu felicidad.

—Ay, Mich....que dulce...te amo muchísimo.—sonrió y su rostro se tiñó de rojo.

—Christian...tú...¿alguna vez has pensado en ir más allá de esto?—susurré.

Quizá no estábamos en el mejor momento, pero aquello...repentinamente hizo que las emociones en mi pecho estallaran, llevándome casi al punto de...decírselo.

—¿Eh? ¿Más allá de qué?—ladeó un poco su cabeza con una sonrisa extraña.

—De...esto...de ser...novios...—me encogí de hombros.

—Mich, no eres mi novio, eres mi vida entera. Eres mi todo.—sus ojos destellaron y el corazón se me hizo agua. Sin duda mi chico era una ternura.

—No, Chris, no me estás entendiendo.—reí por lo bajo, y sentí una presión en el pecho, no sabía si realmente tendría palabras para explicarle que quería casarme con él, no estaba seguro de que él me entendiera a lo que quería llegar...y todo aquello debía ser perfecto—Me refiero a que...

—Mich, estás muy rojo, el agua caliente ya te ha afectado, salgamos de aquí, podríamos resfriarnos. La pared está helada.

Me sorprendía la manera en que la conversación se había desviado.

—Chris...salgamos a cenar esta noche.—propuse, desesperado por salvar la oportunidad y conseguir tiempo para buscar las palabras adecuadas para tan importante propuesta—Tú y yo, solos. No recuerdo la última vez que cenamos fuera. Hay que hablar de muchas cosas...de nosotros, principalmente.

—De acuerdo.—asintió con energías. Cerró la llave del agua y salimos de ahí, cada uno tomó una toalla, secamos nuestros cuerpos y fuimos a la habitación—Iré a hacer unas compras y...

—¿No irás a la escuela?

—Dije que estaría contigo...

—No es necesario, Chris, ve a la escuela, yo me encargaré de todo.

—Quiero ayudarte, Mich. He estado siendo injusto, dejándote todo a ti...

—Y yo quiero que te dediques a tus estudios. Debes ser muy dedicado. Así, saldrás con honores y toda la cosa.—reí.

—Gracias, Mich.

—Recuerda, nos vemos aquí a las siete, para poder arreglarnos e ir a cenar, ¿vale?

—Vale.—asintió.

De acuerdo. Era el momento.

Solo tú [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora