over again ; zayn y tú ✔✔

Capítulo 23: Eventos Desafortunados.

Un mes y medio después...

_____'s POV

No puedo creer que este día haya llegado por fin. Es decir, mi hija por fin tiene un año.

—Pero mira nada más –dice Louis irrumpiendo en la habitación—. Si es la niña más grande que hay.

—Claro que sí –digo mientras se acerca a nosotros—. Ya tiene un año.

—Es increíble cómo pasa el tiempo.

—Ni que lo digas –reímos y la vemos mientras juega sobre la cama mientras solo lleva su pañal y sus calcetines—. ¿Aún no llega? –pregunto claramente refiriéndome a Zayn, esperaba que estuviera aquí y no por mí, sino por Maia.

—No, aún no llega –hace una mueca—. Pero recuerda que no tenemos certeza de que vendría, de cualquier modo la pasaremos bien.

—Ya lo sé, pero me hubiese gustado que estuviese en el primer cumpleaños de su hija como mínimo.

—Debes estar tranquila, pequeña –acaricia mi cabeza—. Estaremos bien.

—Tienes razón –digo ya más calmada.

—Ahora, apresúrate en vestir a la pequeña. Todo está listo.

—Claro, voy en un segundo.

—Te esperamos –abandona la habitación dejándonos a mi hija y a mí solas otra vez.

—Ven, pequeña –llamo la atención de Maia quien se echa a reír—. Vamos a ponerte muy bonita.

—Mamá.

—Así es, soy mamá –la cargo y comienzo a vestirla, decidí ponerle un vestido blanco con flores, zapatitos del mismo color y un chalequito rosa que combine—. Estás lista, solo nos falta que te peines y que...–me veo interrumpida cuando la puerta se abre lentamente.

—¿Puedo pasar? –pregunta Zayn. No sé qué hacer ni que decir, me quedo inmóvil y no sé muy bien porqué.

—Sí, ya estamos casi listas –me levanto de la cama para terminar de arreglarme y camino hasta mi tocador.

—¡Papá! –escucho a Maia y me sorprende.

—Hola, mi amor –ambos se abrazan y no puedo evitar sonreír—. Ya estás muy grande –besa múltiples veces sus mejillas —. No sabes cuánto te extrañaba.

—Estoy lista –digo cuando ya he terminado de ponerme los aretes, camino hasta donde Maia está para poder peinar su cabello y ponerle un cintillo con pequeñas flores y finalmente estamos listas—. Vamos abajo, todos esperan.

—Claro –se levanta de la cama y abandonamos mi habitación, la cual por cierto ahora comparto con Austin—. ¿Cómo han estado las cosas aquí? –pregunta mientras bajamos la escalera.

—Bien, ya sabes que volví al trabajo.

—Sí. ¿Qué tal va eso?

—Bien. ¿Qué tal tú?

—Bien también, gracias.

Es raro todo esto, es decir, cuando estábamos juntos todo era distinto y ahora se siente como si no tuvieramos nada en común.

—Okay, aquí vamos –digo antes de besar la mejilla de mi hija y abrir la puerta en dirección hacia el patio trasero, cuando por fin esta se abre me tomo el tiempo de examinar la cara de mi hija frente a los colores y todos sus invitados.

Todo nuestros amigos y familiares comienzan a cantar para Maia por su cumpleaños, sus ojos brillan tanto como los ojos de Zayn y me percato de que han acabado cuando escucho los aplausos de todos devolviéndome a la realidad.