Día 7 de febrero (parte II). << Cómo le conocí>>

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Día 7 de febrero (parte II).  <<  Cómo le conocí>>

Tras correr descontroladamente llegué a parar a la otra punta del Puerto y Daniel no es que me siguiera, me senté al borde de una fuente a coger aire para recuperarme. Mis ojos contenían lágrimas. Y la fuente trasmitía el sonido del caer del agua, mi corazón encerrado en mi pecho comenzó a dolerme, y mi barriga me dolía como si me atravesaran con una espada. Me crucé de brazos y me incliné hacia delante para que nadie viera que era yo.

Llevaba ya quince minutos sentada en el borde de la fuente, nadie parecía importarle mi supuesta carrera. Ya cansada de agachar la cabeza me coloqué recta dejando a la vista mi rostro, seguro que el rímel se me corrió, de mi bolso saqué un pequeño espejo y me observé, un poco de rímel del ojo izquierdo se había corrido, con el dedo derecho lo pasé delicadamente por debajo quitándolo y listo. Volví a guardar el espejito y miré el reloj de mi ipod, las once menos cinco, tenía que ir al bar a desayunar. Me levanté y comencé a caminar ligero pero a la vez empecé a correr hasta llegar al restaurante donde me tenía que ir por suerte no había nadie. Una señora amable de unos sesenta años me recibió en la entrada.

-Buenos días señorita, ¿es usted de la escuela C.A no?- preguntó.

-S-Sí… Me he adelantado un poco, ¿puedo esperar aquí?- dije, ella asintió dejando la entrada libre para pasar.

Me senté en una mesa donde habían seis sillas, yo tomé una como asiento mientras observaba distraída una copa que estaba sobre la mesa. Mientras jugueteaba con ella oigo voces en la entrada del restaurante, para mi desgracia, eran conocidas.

-Hola, ¿ustedes también son de la escuela C.A?- volvió a preguntar la señora que me atendió.

-Sí, somos el grupo que come aquí a las once- dijo la voz de Daniel, la señora les cede el paso y las cinco personas de la entrada entran. Pasan por donde estoy sentada y Daniel dirige su mirada al suelo.

-¿Paula?- dijo María mientras sonreía y se abalanzaba a abrazarme.

-¿Qu-Qué?- dije mientras la miraba.

-Nos llamó Dani diciendo que te fuiste corriendo por ahí- se entrometió Javier mirando a su amigo.

-Em… Eso… Yo…- dije intentando explicarme.

-No digas nada, no hace falta, lo importante es que estas bien y presente- añadió María separándose de mí.

Todos tomaron asiento, María a mi lado, Cecilia al lado de María, Adrián delante de mí, Javier al lado de este y por último Daniel.

-Bien… ¿Y qué desayunos pidieron cada uno?- preguntó un señor de pelo canoso y gafas pequeñas, en su mano una libretita.

-Todos desayuno Inglés menos dos sándwiches- dijo Daniel, yo saqué mi ipod para juguetear con él, bueno más bien para no verle la cara.

En todo el desayuno reinó el silencio, un silencio incómodo y abrumador, hasta que María me pasa su teléfono con el blog de notas abierto, en el cual ponía:

“Vamos al baño a hablar, me cuentas lo que ocurrió.”

Yo la observo y asiento, nos levantamos de la mesa dejándolos solos. Ya en el baño las miradas de Cecilia y María se clavaron en mí.

-Dinos, ¿qué pasó con Daniel?- inquirió primero Cecilia.

-No nos vale un ‘no’ por respuesta así que habla o sufre ataque de cosquillas- me amenazó María, tragué saliva.

-Bueno… Pues oí a Daniel hablando con alguien por teléfono llamándome nerd y que no le gustaba…- dije en un suspiro, las chicas soltaron un “wow” y se quedaron serias.

Diario de cómo me enamoré de un idiota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora