capítulo 10

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Me quede sorprendido, no lo podía creer. Por más que volvía a leer el texto una y otra vez seguía sin creerme la redacción.
No tenía palabras, no sabía sí estaba bien o mal, no sabía sí alegrarme o enojarme, no sabía ni siquiera las razones por las cuales mencione estas dos emociones. Mi mente se congeló por más de 30 segundos que en el espacio fue una eternidad.

Mi timbre sonó una y otra vez seguidamente, pareciera como sí la persona de afuera se estuviera alterado por cada segundo que tocaba el timbre. Decidí tomar disposición a abrir y cuando lo hice varios hombres vestidos de blanco entraron como sí les hubiera dado permiso, como sí estuvieran en confianza. Agarraron mis cosas y los muebles de el apartamento llevándolos afuera de este.

-¿QUÉ SE SUPONE QUE HACEN? -me alarme al momento-

-Tenemos órdenes de llevarnos todo lo de aquí, y de correrlo a usted también- respondió el hombresillo más pequeño de todos-

-¿DE QUIEN FUERON LAS ÓRDENES?

-Exactamente de Dominic Hausen, su padre en pocas palabras -Se dio la media vuelta ayudando a su compañero a envolver el sillón con un material de plástico-

Mis ojos se dirigieron a el hombresillo de blanco viéndolo con enojó al hacer esta acción.

El teléfono vibro y sin fijarme el contacto de quien lo mandó lo abrí

De seguro los hombres de blanco o trabajadores de la mudanza (como quieras etiquetarles) están haciendo su trabajo, me imagino lo molesto que te has de sentir al que te quiten todas esas cosas caras y lujosas. No puedes reclamar ya que fui yo quien te lo complació, no son tuyas esas cosas, son mías, pertenecientes de todo el dinero y riqueza que he ganado durante toda mi vida.
Ahora deberás de trabajar por tu cuenta, buscarte un nuevo apartamento, nuevos muebles, nuevos caprichos, un nuevo padre quizá. Por qué ya no seré yo quien lo haga, pensé que todo iba bien, pero después de lo ocurrido en casa no puedo volverte a etiquetar como mi hijo, como aquel niño dulce que corría atrás de un carrito de juguete hace varios años atrás, como en el hombre que te habías convertido al pasar la pubertad, pero me dí cuenta que no fuiste eso, que no fuiste un hombre y que sólo tu parte sexual te definía así, ahora también me doy cuenta de la vergüenza que me das, me doy cuenta que desde hoy ya no eres mi hijo, y sí, sólo por la increíble noticia de que eres gay. Eres una vergüenza para mi, para tu madre y para todos.
No mereces esas cosas tan caras y lujosas, esas cosas son para hombres y no para maricas como tu.
Sí algún día decides cambiar tus gustos ¡llámame!, responde este texto y sí ese día llega volveré a etiquetarte como mi hijo.
-papá

Quite la mirada al celular y voltee a ver mi apartamento. Completamente vacío, sin rastro de que alguien viviera aquí, pareciera como sí algún periodista viniera a hacer un reporte de alguna actividad paranormal, de esos que salen en las películas.

Ya no había hombres quitando las cosas, pareciera que ya se habían ido hace momentos atrás, me encontraba sólo en las cuatro paredes de este lugar sin pensar algún lugar donde ir.

Me senté en medio de todo el espacio vacío, frote mis ojos y sin darme cuenta las lágrimas en mis mejillas ya estaban apareciendo, tristeza es la emoción que expresaba cada gota de agua que iba cayendo de mis ojos.
Mis padres no me querían más en su vida, no tenía amigos verdaderos, no tenía a nadie, siempre sentí que todo el mundo estaba a mis pies, pero ahora soy yo el que está a sus pies.
Nunca me sentí sólo por que siempre tenía una buena compañía, pero sólo era en los lugares públicos, jamás fue en los privados.
Me sentía tan estúpido, tan inservible, y jamás lo había podido sentir pero hoy me di cuenta que esas emociones son una mierda. Supongo que mientras más pase el tiempo más me voy a sentir así o tal vez peor.
Esta es la parte en donde ya no se quien soy ni lo que me e convertido, la parte en donde hago una compilación de toda mi vida, en donde me doy cuenta de las personas a las que he herido y de todas aquellas que me creyeron a base de mentiras, aquí es donde me doy cuenta que merezco todo esto.
Me arrepentí de todo eso y seguí llorando hasta que toda el agua de mi cuerpo saliera.

Minutos después de llorar una llamada de mi tatarabuelo me hizo parar de hacer lo que estaba haciendo.

-Hola abuelo-dije tratando de parecer lo más convincente posible-

-¿ME ESCUCHAS? ¿LUCAS? ¿COMO FUNCIONA ESTO? HOLA -dijo gritando-

-Abuelo sí te escucho -dije riendo-

-Oh, ¡Hola Lucas! Perdón, sabes que esta tecnología no es lo mío

-Lo se abuelo -reí- ¿a qué se debe tu llamada?

-Supe lo de tu padre, quiero que sepas que sí no tienes a donde ir te ofrezco mi casa, no es la más moderna de lo que tu acostumbras a tratar pero tiene muchas cosas básicas, quiero que sepas que no te voy a dejar sólo y a pesar de que me cueste decirlo acepto tus creencias y diferencias.

-Grcias abuelo pero estoy bien -mentí-

-No te creo, estoy anciano pero no tarado, te veo aquí antes de obscurecer ¡corre que la casa se queda sin luz pasando las 10 de la noche!

*colgó*

Lo pensé y no tarde mucho para empacar la ropa que quedaba he irme con el.

Marica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora