Más tarde en la clase de literatura había llegado Jack luciendo un cabello despeinado como de costumbre y brilloso ante el reflejo de sol que transparentaba la única ventana abierta por las cortinillas. Me saludo con la mirada, levantando un poco su barbilla finamente marcada por el medio, como sí nada hubiera pasado y seguida de este acto todos comenzaron a mirarnos perversivamente como si de algún video para adultos se tratase. Jack no hizo caso a aquellas miradas penetrantes y sus posaderas dieron lugar a su butaca.
Les puedo decir que así paso toda la semana. Las risas y miradas incómodas acabaron al siguiente día y toda la gente seguía como sí nada pero cabe mencionar que se salió un poco de control el Jueves pues un chico de primer ingreso me beso justificando que era un reto. Lo pase en alto aunque quería darle un gran golpe en su mejilla pero me retracte del pensamiento.
El viernes llego y como era de esperarse Jack me envió un mensaje.
-¿Vienes a la fiesta?
-Tengo mucha pereza
-bien, te veo aquí
-No quiero ir
-Habrá toda la cantidad de alcohol que quieras, ¡yo invito!
-¡al final término pagando yo! sabemos que tu eres un tacaño
-bueno... te ofrezco tres de tus primeras bebidas pagadas por mi
-me convences
-bien, te veo aquí
Me prepare para salir mientras Jack me enviaba la ubicación del lugar y una vez hecho ambas cosas salí y me dirigí a la fiesta.
Era un grande bar como todos, aunque arriba de podían observar los cuartos de citas.
Caminé entre la multitud de toda la gente buscando por todas partes a mi equipo de fiesta que constaba de las mismas personas de la anterior. Seguía sin poder verlos hasta que la chica del cabello pelirrojo asomó su mano.
Seguía sin conocer el nombre de esa chica a pesar de que hubiéramos compartido tantas cosas en las últimas fiestas de este año.
Me dirigí hacia ellos recibiendo unas grandes aclamaciones sobre mi llegada excepto de la inexpresiva de Megan.
Jack me pidió una bebida que desconocía pero sabía demasiado buena así que hice que me diera otra y otra y otra.
Llegue a un punto en donde lo conocido era desconocido para mi. No sabía donde estaba,no sabía con quien estaba, incluso no sabía mi propio nombre. La mirada se tornó obscura para mi. Todos hablaban pero yo no escuchaba absolutamente nada, más que mi corazón latiendo y sonando fuerte por cada lado de mi oído . No sabía lo que hacia ni siquiera lo próximo para hacer.
Jack caminaba atrás de mi, indicandome el camino correcro para cruzar las escaleras. Estaba demasiado mareado que no pude captar lo que estaba a mi alrededor.
Percibí una habitación demasiado obscura y amplia, de fama de millonarios, como una gran suite de un hotel de cinco estrellas. Una cama demasiado angosta con esquinas de madera brillosa y a un lado de esta un sofá vino de tercio pelo. Solo recuerdo aquella parte.
Mi cerebro estaba confundido y mi visión torpe.
Escuché un gran golpe detrás mío como sí algo se hubiera caído o azotado pero al enfocar y esforzar mis ojos noté que era solo la puerta la que me había exaltado.
Unas manos empezaron a desabrochar mi camisa y deslizando sus manos por mi abdomen de tal manera que las yemas rozaban continua y amablemente.
Unoa labios de contornos finos se posaban en mi espalda y mis clavículas de una manera demasiado erótica. La piel se me erizaba en cada beso que daba y en eso un pequeño gemido se escapó en mi.
Fue en ese momento en el que mi cerebro poco a poco fue reaccionando y a distinguir las cosas que estaban a mi alrededor y sólo faltaba una cosa y la más importante que era distinguir la persona que estaba por control mío.
Pareciera una ilusión o algo muy inesperado pero se trataba de Jack. Inmediatamente abrí los ojos de golpe y me separe de un gran empujón.
-¿Qué mierda te pasa? -dijo Jack-
-¿Qué mierda me pasa? ¿QUE MIERDA TE PASA A TI? -dije levantando demasiado la voz
-¡ACABAS DE ARRUINARLO TODO!
-¿DE QUÉ HABLAS?
-ME IBAN A PAGAR UNA GRAN CANTIDAD DE DROGA SÍ LO HACÍAMOS TU Y YO
-¿ESTAS MAL DEL CEREBRO O QUÉ?
-¡NO TENGO DINERO PARA COMPAR! ¡ESTA ES LA ÚNICA MANERA DE CONSEGUIR!
-¡ERES UN IDIOTA!
fue ahí en donde abroche el último botón de mi camisa y me largue de la habitación.
