Capítulo 10

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¤Un Testigo De La Verdad¤

No pude descansar. Estaba sentada en el suelo de la sala con las piernas cruzadas y la mirada perdida. Anette estaba en sofá esperando que el silencio desapareciera.

-¿Qué sucedió? - Preguntó después de unos segundos.

-Los ángeles... - Comencé intentando tragarme las lágrimas - me dejaron fuera del prado, ya no estoy con ellos.

-Pero, ¿Por qué?.

-Porque se cansaron de esperar una salida.

Nos miramos unos segundos y me dijo:

-No es lo único, ¿Verdad?.

Si le contaba lo de mi hermano, ella podría ayudarme a encontrarlo.

-Liam...desapareció.

Su rostro no mostró ninguna expresión, pero se que por dentro nació preocupación por el paradero de mi hermano.

-¿Tienes algún plan para rescatarlo?, porque estoy segura que eso vas a hacer.

-Tienes razón, pero no tengo ningún plan, no se donde está o quien lo tiene.

-¿Algún enemigo que quiera hacerte daño?.

-Hay muchos, créeme - Le dije sin darle importancia a lo que ya sabía.

-Bien, déjame ver - Se quedó pensando - Si utilizas el rubí que encontraron con Chris, podría hacer que aparezca un portal de la nada, ¿O no?.

Claro, se me había olvidado el rubí.

Lo saqué de mi pequeño bolsillo y lo tome entre mis manos. No era tan pequeño, pero tampoco tan grande. Su color rojo era demasiado brillante. Era simplemente hermoso.

Miré a Anette unos segundos para confirmar que estaba lista.

Pero quede petrificada y pregunté:

-¿Qué tengo que hacer?.

Anette me miró de la misma manera que yo la estaba mirando. Con confusión. No sabíamos que hacer.

Puse nuevamente el rubí frente a mi y dije de forma clara que quería ver a mi hermano, sin embargo no sucedió absolutamente nada.

Ya no sabía que sentir, tenía una mezcla de emociones en mi interior, así que me dediqué a pensar en algo que pudiera utilizar.

-¿En que zona de la sala estaba ese rubí? - Dijo Anette.

-Estaba en una especie de puerta, más bien era un portal... - Respondí sin mucha importancia, pero de pronto comprendí.

Podía probar poner el rubí en una puerta para que se pudiera utilizar como portal. No sabía si serviría, pero no perdía nada con intentarlo.

Fui hacia la puerta de la entrada principal, si algo sucedía no se vería desde fuera.

Acerqué el rubí a la puerta y este comenzó a emitir una luz parpadeante. Lo alejé y volvió a la normalidad. Repetí el proceso nuevamente hasta que lo puse en la mirilla. Bastaron sólo 5 segundo para que la puerta empezara a desintegrarse y que apareciera un revoltijo de colores brillantes y bellos girando a un solo lado.

Cerré los ojos y visualice a mi hermano en la cabeza mientras cruzaba al otro lado.

Hacía mucho frio y estaba totalmente oscuro, sin ni una pisca de luz, nada.

Tampoco había ruido, sentí un escalofrío en el cuerpo.

Tenía los ojos bien abiertos ante cualquier cosa que pasara. Me asuste cuando escuché la voz de una mujer en mi cabeza.

Un Ángel Volador © (LIBRO 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora