Capitulo IX: Un visitante ¿desconocido?

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Las horas corrieron y los hombres no volvían. Las nubes en el cielo se posicionaban y se quedaban allí. Un aire a soledad recorría el campamento. Y mis pensamientos lo sabían; La muerte había bailado aquella noche en el aeropuerto. Johnny no se había comunicado en todo este tiempo, y que no haya vuelto al campamento me preocupaba. Confieso que por momentos temía que solo quedáramos Jota y yo en el pequeño y valioso mundo.

El silencio fue mi mejor compañero todo ese tiempo. Jota prefirió limar algunos detalles de las ideas puestas por nosotros.

-Jota, ¿Qué haremos si no vuelven, nunca?- Pregunté, cuando el sol dejó de pasar por aquellas nubes invasoras.

Jota apoyo el lápiz que sostenía sobre su regazo, Bajó su mirada, y negó con su cabeza. La esperanza era un lujo que no podíamos tener. Jota se levantó, agarró una mochila que estaba dentro de la carpa mayor, y se dirigió afuera del campamento, lo seguí detrás, con la mirada también baja.

Llegamos a la carretera que estaba a algunos metros del campamento, la misma carretera que había recorrido una semana atrás, y con la misma persona.

-¿Qué hacemos aquí, Jota?

De la mochila Jota sacó dos M16 y me dio una. Extrañado, la tomé. Jota miro su reloj en su muñeca, el cual siempre escondía bajo ese traje militar. Presiono un botón, y me miró.

-Una hora, a partir de ahora. Sino, caminaremos al fin del mundo, y sobreviviremos lejos de todo, niño.

-¿Una hora para qué?- Le pregunté.

Una luz interrumpió mi pregunta. Una luz roja voló hacia el cielo, una bengala. Venía derecho de donde estábamos parados por la carretera. No podíamos ver quien la había lanzado, así que corrimos para allí. Desesperación, esperanza, miedo, locura. Sentimientos mezclados, una euforia descontrolada sentía dentro.

Sombras comenzaron a aparecer en la noche, hombres. Doble, Guit, y todos sus hombres comenzaron a asomarse poco a poco.


Doble vino enfurecido contra Jota, estaba con sus ropas rotas y su cara lastimada.
-Arriesgue 150 hombres por tu locura del contra ataque, Johan Bull, y más vale que valga la pena. Si el plan de mañana fracasa, tú y tu pequeño soldadito serán asesinados, y me encargaré que sea con mis propias manos.

Doble clavó una mirada de odio sobre Jota, y dio la orden de que sus hombres sigan caminando.

Jota me miró a mí, e hizo una seña de que este tranquilo, como diciendo que todo iba a estar bien.

-Ah, y Jota, traje un gran regalo, búscalo al fin de las filas y llévalo a la carpa mayor.

Dijo Doble, mientras pasaba un brazo por su cara lastimada, para limpiar la sangre.

Sin entender a qué se refería Doble, corrimos esquivando soldados, varios heridos, y otros tantos completos.

-¿Que mierda es eso que traen ahí?

La cara de sorpresa de Jota, es indescriptible. Y no sé describir como fue la mía.

Dos soldados, traían arrastrando a un cuerpo gigante, de unos 3 metros, en un traje negro. Muy parecido a los que yo me había enfrentado en la reserva. Habían capturado un Lumi.

-Está desmayado, Mayor Jota. Lo traemos prisionero.

-Llévenlo a la carpa mayor. Y dígale a quien esté, que ya voy.

Ambos soldados asintieron, y se dirigieron con los demás.
El radio de Jota sonó.
-Mayor Jota, aquí Uve, responda por favor.

-Informe Agente- La voz de Jota sonaba rara.
-Pasaremos la noche en el pueblo, encontramos sobrevivientes, los vamos a interrogar y mañana por la mañana se irán con la brigada fantasma. Han conseguido aviones.
Jota miró al horizonte. Había humo a lo lejos. Cerca de la ubicación de la CIA.
-Entendido, agente.
-Una cosa más Jota, Ted y Jack se unirán al campamento, si no tienes problema en ello.
-Para nada, agente. Necesitamos hombres y mientras más rápido vengan, mejor. Cambio y fuera.
-Cambio y fuera, Mayor.

¿Hay Mañana?// INCOMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora