8 + 3
¿Qué resultado daba?
11
Destrucción.
Oscuridad.
3, grupo
8, lugar
11, aviso
M U E R T EDesperté, asustado y sudado ¿destrucción, oscuridad? ¿Muerte? ¿Por qué 4 Grupo, 8 lugar, 11 aviso?
Ahora que pensaba, esto lo había soñado ya, toda la semana en el hospital. Pero... antes no significaban nada.
¿Y ahora?
¿4 Grupo? ¿8 lugar? ¿11 aviso?Zeta fue a buscarme a la habitación, ya Bebi y Joanna estaban en el coche, solo faltaba yo. Me vestí rápidamente con la ropa que tenía a mano y fuimos con Zeta al carro. El día estaba nublado, hacia bastante frío, y parecería que iba a llover. El día anterior había estado lleno de aves en el cielo, literalmente había pensado toda la noche el porqué de la cantidad de pájaros en el cielo. No era normal.
El lugar era una represa la cual tenía toneladas de litros y litros de agua, un murallón de cemento enorme. En una punta, la base, donde teníamos el comedor y las camas. El ruido del agua corriendo la represa, daba ambiente a tranquilidad. Aquello defendíamos, aquella agua era oro, oro líquido. El oro azul que nos estaba costando la existencia, la supervivencia.
En el centro de murallón estaban los controles de la represa, allí tendríamos que cuidar Joanna y yo. Junto a dos militares que nos esperaban en la base de la represa. Bebi y Zeta se quedarían en la base, Bebi seguía contactando a través de su computador a otras partes del mundo. Todo seguía igual. Antes de ingresas a la reserva, los dos militares nos esperaban en la puerta, Zeta nos los presentó.
-Llámenlos 1 y 2. Son militares profesionales de los Estados Unidos, traídos especialmente para cuidar y salvaguárdate, Barbas.- Dijo Zeta, observándome.1 era un hombre de unos 35 años, calvo al igual que su compañero. Él era más alto, ojos celestes, y con una mirada fría y distante. 2 por su parte era más joven, no tanto quizá.
Sus ojos eran oscuros, los más oscuros que haya visto. Tenía cara de no querer estar allí, se veía en sus ojos, pero a la vez, su mirada fría daba muestra de seguridad.
Junto con Joanna los saludamos con un gesto. Zeta nos dio indicaciones de ir al piso superior de la base, el director de la represa nos esperaba en su oficina, él nos daría instrucciones para cuidar los controles. 1 y 2 estaban allí hace horas, y ya habían estado reconociendo el terreno, ya tenían una mínima idea de la situación.
Subimos una escalera la cual rechinaba y estaba húmeda, el día no ayudaba mucho. Al subir había varias habitaciones, un pasillo lleno de puertas. Al final del mismo una puerta más grande que las demás, puramente de madera, la cual tenía dos iniciales doradas. "S.K". Ya había visto esas iniciales en algún lado.
Al llegar a la puerta, Joanna decidió golpearla con los puños, esperando respuesta. Del otro lado se oyeron pasos y una voz dijo
-Pasen niños, que en este mundo nuevo el tiempo es oro. Y no mi "Oro Azul" precisamente.
Una voz, de lo que parecía un hombre bastante mayor nos daba el permiso de pasar. Abrí la puerta y deje pasar primero a Joanna, luego entre yo. La habitación era una oficina completamente hecha de madera. El escritorio, un perchero, las sillas, todo. Madera la cual por el clima y la ubicación, se humedecía y rechinaba.
-¿Qué tal? Soy Stephen Karlo, a su servicio. Disculpen el lugar que los cité, esta es la peor oficina que poseo. ¡Maldita humedad!- Exclamó mientras pasaba su mano por la pared.
Un hombre de unos 60 años, quizá más, con el pelo rubio, un jopo exuberante, un acento raro, un traje, y una estatura mediana nos esperaba parado al lado de un mueble repleto de bebidas. Nos hizo un ademan para que nos sentemos en dos sillas ubicadas en frente del escritorio, y él se sentó en un en asiento mucho más grande del otro lado, hecho de cuero.
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¿Hay Mañana?// INCOMPLETA
Ciencia FicciónLuego de lo que llamaron "La Gran Explosión" el mundo cambió completamente. Un grupo de seres de otra galaxia vienen a buscar algo a nuestro planeta, algo muy valioso. Con la ayuda de Tomas Protor y la Brigada Fantasma la tierra deberá defenderse...