Muerte

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Desde que había dicho la verdad que no tenía visitas de Viktor, parecía muy molesto con él y se alegraba, en realidad no quería lidiar con él. Todos los días se preguntaba si su pequeño se encontraba bien, si habían llegado a salvo o si en verdad les había pasado algo. No había manera de saberlo y eso lo estaba consumiendo.

JJ tampoco había vuelto, le habían herido para que el accidente pareciera real y debía estar en reposo en el hospital para que Viktor no sospechará...y Chris no se acercaba a decirle nada. Estaba cada vez más nervioso y solo podía pensar en salir de ahí.

Se encogió en la cama y suspiro, posando las manos en su vientre, al final no había podido hacerlo...aunque sabía que era lo correcto sentía algo de pena por la criatura...

Vio la tetera humeante en el escritorio y suspiro, le provocaba una sensación horrible en el estómago el pensarlo. Pero tal vez era lo mejor...

La puerta se abrió, Chris le hizo una seña para que se metiera al baño y volvió a salir sin decir palabras. Yuuri parpadeo algo confundido, pero hizo como le dijo, metiéndose al cuarto de baño. ¿Qué pasaría ahora?

Se sobresaltó cuando escucho un ruido muy fuerte en la planta baja y de repente se puso nervioso, ¿acaso la policía estaba ahí? Tamborileo los dedos en su pierna, estaba más nervioso ahora y su cuerpo entero temblaba, pero tenía que buscar algo de paciencia, todo iba a salir bien... ¿no?

Escucho ruidos en el cuarto y quiso asomarse a ver quién era, su mente le gritaba que debían estar ahí por él. Abrió la puerta muy despacio y asomó la cabeza, mala idea, los ojos de Viktor brillaron al encontrarse con los suyos y de inmediato se acercó a tomarle de la muñeca para jalarle con él.

—No sé cómo dieron con nosotros, pero debemos irnos—le pego a su cuerpo, con la pistola en la mano. —Porque no pienso dejarte ir tan fácil.

—Puedes...puedes conseguirte a otro, a mi déjame en paz, no quiero ir contigo.

— ¿Escuchaste lo que dije como una pregunta? No—le llevó con él con prisa y cuidando de no toparse a nadie. —Te vas a ir conmigo y punto, eres mío.

— ¡Suéltame! —gritó pataleando para ver si lograba zafarse. — ¡Viktor, suéltame!

Gruño y soltó su brazo para rodear su cuello, haciéndole más difícil zafarse.

—Te vas conmigo, no es una pregunta, ni una opinión, es una orden.

—Me...me lastimas...—se quejó tratando de quitarle el brazo con sus manos.

—No voy a dejarte ir, nunca—le dijo al oído.

Se mordió el labio y se quejó algo desesperado, no quería seguir ahí...su hijo le esperaba muy lejos de ese lugar y no podía rendirse ante Viktor.

— ¡Nikiforov!

El grito que venía del pasillo les hizo tensarse. Yuuri siguió forcejando como podía.

— ¡Suelta al chico y pon las manos en alto!

La respuesta fue un disparo y Viktor huyendo, arrastrando a su flor con él sin importarle los gritos de protesta y los disparos hacia ellos en un intento por detenerle.

En la parte de arriba de la casa debía estar ya el helicóptero esperándoles, una vez que salieran de ahí de encargaría de investigar quién había sido el soplón y tendría la muerte más dolorosa.

Al abrir la puerta de la azotea se dio cuenta de lo mal que estaban las cosas en la planta baja y lo rápido que debía irse, si esperaba más tiempo del necesario terminaría en prisión...primero muerto. Hizo una seña al transporte que apenas iba descendiendo cuando sintió que Yuuri se zafaba de su agarre para echar a correr de vuelta. Bufo más que molesto y le detuvo en la carrera al dispararle en una pierna, no lo iba a soltar tan fácil, era suyo, joder, ¿qué tan difícil era entender eso?

Lluvia rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora