Capítulo I: El Juego de Satanmon

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     Desperté muy aturdida. Me dolía todo el cuerpo como si me hubiera estrellado contra una superficie muy dura. Cuando abrí los ojos, la luz del sol me deslumbró tanto que tuve que cubrir mis ojos con mis manos. Me incorporé y me di cuenta de que estaba sobre un lugar muy árido. Me costó un poco levantarme, el golpe en mi cabeza me había dejado mareada.

     Al estar de pie pude observar mejor mi entorno. Me encontraba en lo que parecía ser la base de un acantilado. ¿Cómo había llegado hasta ahí?, me pregunté a mi misma. Me costó unos minutos lograr reconocer ese lugar, pero me sorprendí de muerte cuando lo descubrí. Ese acantilado lo había visitado en varias ocasiones dentro del juego, estaba en un lugar conocido como la Zona Verde. ¿Estaba dentro del juego?, ¡eso era una locura! Intenté conservar la calma. Pensé que era un sueño, así que me di un pellizco en el brazo izquierdo para despertar. No funcionó. Si no estaba soñando, tan sólo había una posibilidad: me encontraba dentro de Digimon Adventure Online 2.0, claro que eso era una locura.

     Si estaba dentro del juego, tenía que comprobarlo de cualquier manera. Tenía que encontrar a mis monstruos. Sólo entonces me percaté de que había algo en mi bolsillo. Metí la mano para sacarlo y ahí estaba: un objeto rectangular de color negro con una pequeña pantalla cuadrada y un botón circular de color blanco. Me pareció que iba a enloquecer. Ese artefacto era un Xros Loader. En el juego, el Xros Loader era una opción del menú principal que te permitía ver los Digimons que poseías y su información, así como tenía un recuento de todos los monstruos que habías visto. Lo sostuve frente a mi rostro y me percaté de que no sabía usarlo. Me sentí estúpida. Entonces la pantalla se encendió y salió de ella una voz chillona y molesta al oído que decía, emocionada:

     — ¡Es ella! ¡Es ella!

     — ¡Umiko, queremos verte! —secundó una segunda voz.

     — ¡Qué emoción! ¡Qué emoción! —dijo la primera voz.

     — ¡Sácanos de aquí, Umiko! —insistió la segunda.

     — ¡Queremos verte, date prisa! —dijo una tercera voz.

     Intenté recordar como usaban los Xros Loaders los personajes de la serie de anime. No me costó mucho obtener la respuesta. Así que dirigí el Xros Loader frente a mí y lo sostuve en alto, para decir con voz fuerte y clara:

     — ¡Reload!

     Me alegré al ver los resultados. De mi Xros Loader salieron cinco rayos de luz que tomaron la forma de cinco monstruos. No podía creerlo, ¡eran mis Digimons! No tuve la oportunidad de expresarme porque fui aturdida por los mimos de las cinco creaturas. Cheepmon me acarició las mejillas con sus emplumadas alas. Palmon, Lucemon y Piedmon me abrazaron con fuerza. Sparrowmon revoloteó a mí alrededor. No pude evitar sentir un gran cariño por todos ellos. Desde niña, había soñado con tener un compañero Digimon y viajar al Mundo Digital. Aparentemente, ese sueño se estaba cumpliendo. Luego de recibir sus muestras de afecto, quise expresarles mi emoción y felicidad. Sin embargo, Palmon se separó del grupo, mirando hacia el sur con el ceño fruncido.

     — ¿Qué pasa, Palmon? —le pregunté.

     — ¡Dorulumon está cerca de aquí! —me respondió servicialmente.

     — ¡Yo también puedo sentirlo! —Dijo Sparrowmon—. ¡No se encuentra demasiado lejos!

     Dorulumon...

     Sabía perfectamente la razón por la cual Palmon me lo había informado. Dorulumon era uno de los Digimons de mi rival, de M.M, el más poderoso Digimon que aquél sujeto poseía. Nos habíamos enfrentado a él en varias ocasiones y ni siquiera Piedmon, que estaba en su último nivel de Digievolución, había logrado provocarle un solo rasguño. Pero mi curiosidad en este momento era más grande que mi deseo de vengarme de ese cretino. Quería conocer el rostro de M.M, ¿estaría también ahí?

Digimon Adventure Online 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora