V- Gallo

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Crucé los dedos al igual que dos de mis compañeros de trabajo esperando que se mantuviera la base de la cabaña que estábamos reconstruyendo. 

- ¡Venga muchachos! Que se mantieneee - dijo Cato.

- Ya sería una suerte. No es que sea un buen terreno para edificar- respondió Manny.

- Bueno, se va haciendo lo que se puede¿no? ¡Eh, Lucas! ¿Vienes a comer con nosotros?

- No, gracias. Creo que me quedaré intentando arreglar vuestro desastre- le dije a los chicos.

Tanto él como Manny rieron antes de decirme que entonces nos veríamos luego. Yo no entiendo porqué la gente se toma con humor las pullas. Aún si fueran mis amigos lo entendería, pero para mi son solo compañeros de trabajo. Además, no lo dije para hacer la gracia. Realmente habían hecho una completa chapuza y la estructura no aguantaría ni una triste tormenta de abril. Bajé del andamio en el que estaba y cogí de mi mochila un bocadillo que me había hecho por la mañana. Si, les dije que iba a continuar pero era una "excusa" para no tener que aguantarles, quería tener al menos una hora de tranquilidad sin escuchar tonterías sobre quien se acostó con quien o que pasaba los viernes noches en la gran ciudad. Aún siendo chicos son peores que las marujas del pueblo en la frutería. Debería considerarme especial por no ser tan infantil como el resto, ni más ni menos por la tontería de ir levantándoles la falda a las chicas en las discotecas y reírme de ello como un idiota. Cierto que es que no voy a discotecas. Como ya era costumbre, sentí los pasos de Andy a mi derecha.

- Esta vez no vengo por tu espalda- dijo sonriendo.

- ¿Debería felicitarte por ello?

 - No, pero es para que no te enfurruñes. Toma, te he traído una manzana- dijo mientras sacaba la fruta de una bolsa.

- Gracias, viene bien para sentir algo fresco en la boca.

- Si lo sé te traigo agua o algún refresco que acabo de ir a hacer la compra.

- Que va, así está bien.

- Que, ¿como va la cosa?- miró hacia la base de la cabaña.

- Bueno, va tirando. A ver si reforzamos el lado izquierdo que está un poco inclinado- dije mordiendo la manzana a la vez que ambos inclinábamos la cabeza.

- Pues sí, está inclinada- gracias Andy, no necesitaba tu confirmación viendo que es bastante evidente lo torcida que estaba- Me gusta que estéis implicados en esto. Sois buena gente.

- Supongo que gracias. Aún queda mucho por hacer. Me pondré a ello- hice el amago de sonreír- gracias por la manzana.

Y sin mas dilación, me puse manos a la obra. Me coloqué el casco y el arnés, subiéndome poco a poco de nuevo al andamio. Poco después llegaron los muchachos, como no, riéndose. ¿Que les pasa a todos? Quisiera saber el secreto de estar todo el tiempo alegre, sin preocuparse de nada. Avanzamos poco, la verdad es que las llamas fastidiaron demasiado la estructura y por decirlo así tuvimos que empezar de cero, sin si quiera mantener la base.Durante el resto de la tarde seguimos con la reconstrucción de la casa hasta que vimos el coche del cazador llegando por el camino. Salió tras aparcar y a pesar de tener unas gafas de sol se pudo apreciar todavía las quemaduras en la cara, y más cerca de él las de las manos.

- ¿Como estás socio?- preguntó Cato- ¿No era buen momento para morir o qué?

- No hijo, aún me quedan unos cuantos años más por vivir- rieron. Suspiré, no es que me hiciera mucha gracia reírse de un accidente de semejante gravedad- Venga muchachos, iros a vuestras casas. Ya habéis terminado por hoy, malo será que no aguante una noche.

Pequeño Lobo de MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora