Increíble. Totalmente increíble. Jamás me importado nadie tanto como para pensar en ella y no sacarla de mi cabeza. Pero ella vino para quedarse y parece ser que no quiere irse. Me empecé a acostumbrar a tragarme las curiosidades e incluso perdí la idea de volver a verla. ¿Acaso se lo merecía? Desde hace tiempo que no me da señales de que está ahí. No se nada de ella. Ni si está viva, muerta o simplemente ha decidido pasar de mí. Una explicación, sólo pedía eso. Aunque me mandase a la mierda en mi propia cara pero al menos sabría el motivo. Poco a poco, a pesar de que intenté olvidarme de ella, me di cuenta de que se convirtió en una obsesión. Tallaba algo en madera y era relacionado con el mar; un coral, una concha, una estrella de mar... Todas las canciones que escuchaba trataban sobre mal de amores, despedidas injustas o sobre lo mucho que quiere alguien a otra persona y sufría un malestar constante. Necesitaba verla, por última vez. Me desvivía pensando en ella y me creaba una impotencia horrible pensar que a ella le importo una podrida bosta de vaca. Me di cuenta de que me estaba comiendo demasiado la cabeza y desde entonces, los problemas aumentan a mi alrededor. Discuto con Andy más de lo normal -antes simplemente pasábamos el uno del otro-, con mi padre y me ganaba una audiencia poco deseable puesta en boca de todos. Es mejor no ganarse enemigos y quise que todo volviera a estar como antes. Olvidarme de Álex, intentar obviar todo lo que leí del diario y retomar ese pasotismo entre Andy y yo. Habían pasado algunos meses y por fin mi había recuperado de la pierna, pero desde entonces no había vuelto a verla. Ni si quiera por casualidad o de pasada por el pueblo, ni volvió a venir a mi casa y sus padres no me comentaron nada de ella cuando me los encontraba por la calle.
Tras salir del puerto por la mañana me acerqué con la furgoneta a casa de Andy. Me abrió su madre con la tremenda alegría que le caracterizaba. Nos saludamos y cuando pregunté por ella me dijo que no estaba, que se había ido de viaje. Al parecer había terminado un curso de arquitectura y se fue unos meses a Holanda para terminar las prácticas que le quedaban. Desconocía completamente que estuvo realizando ese curso y me sentí molesto por que no me lo dijera y por que no me dijera que se iba a ir. Me hubiera gustado por lo menos despedirme decentemente y no tras haber discutido o haberla incomodado en el hospital. Quise saber cuando regresaría y por una extraña razón me entristeció que no la volvería a ver hasta que pasasen cuatro meses mínimo. Agradecí la amabilidad de Diana y conduje la furgoneta hasta mi casa. Rebusqué por mis cosas la casa dónde guardaba el libro y cuando lo encontré había una nota pegada a la caja. Andy me pedía que se lo devolviera, que lo dejara encima de su escritorio. Ni una sola palabra referente al viaje, ni a la discusión en el hospital... nada. Simplemente eso, la devolución del libro. Me tumbé en la cama suspirando. Más problemas. Me sentí hasta culpable por haberle dicho esas cosas de manera tan grosera. En el fondo tenía razón. ¿Que me importaba a mí? No lo sé ni yo. Me auto convencí de que quería devolverle el favor. Mi padre petó en la puerta y la abrió sin siquiera preguntar si quería que entrara.
- Lucas, vamos a comer.
- Voy enseguida. - dije sin desviar la mirada del techo.
Hizo el amago de irse, pero se detuvo.
- ¿De dónde sacaste ese libro?
- ¿Cómo?- el libro... ¡ se me había olvidado!- Humss... es un préstamo de Andy.
- Debí suponerlo. Anda venga, baja ya.
Cuando bajé mi padre estaba sirviéndose una copa de vino.
- Quiero que devuelvas ese libro a Andy.
- Ya pensaba hacerlo. Me dejó una nota pidiéndomelo.
- De acuerdo- bebió
- Estuve por al mediodía en su casa. Diana me dijo que se fue a Holanda a hacer unas prácticas.
- Sí, lo se. ¿Que tal le va allí?
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Pequeño Lobo de Mar
RomansLucas, un muchacho joven y fuerte, pierde a su madre a una edad muy temprana a través de un desafortunado suicidio. Desde entonces, no ha vuelto a ser el mismo, hasta conocer a Álex, una hermosa sirena que le hace ver un mundo de maravillas a su lad...