Capítulo 10

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KAROL

Era la segunda vez que Ruggero yo teníamos otro tropiezo y esta vez fue dolorosa.

Él no es malo, yo lo sé, pero su grado de impulsivilidad era increíble.

No se cuantas veces me pidió perdón, no se cuantas veces le dije que estaba disculpado, no estaba enojada, estaba dolida por lo que me hizo, hasta intentó besarme para arreglar las cosas.

Y es así, Ruggero arreglaba todo, se podría decir, con palabras bonitas, caricias y besos.

Pues, en mí, no funcionaba, ni funcionará.

- Karol...- dijo.

- Qué? - respondí.

- Perdón...- volvió a decir.

- Basta Ruggero - dije - ya te disculpé miles de veces.

- No quiero disculpas, quiero tu perdón - se acercó hacia mí - mira tu delicado brazo, está morado y todo por mi culpa.

- A mi no se me pide perdón - lo miré fijamente - soy una persona y a las personas se les pide disculpas, no perdón. Ya deja de lamentarte, voy a sanar, pero prometeme algo...

- Qué cosa?

- No lo vuelvas hacer, por favor.

- Esta bien - agarró mi mano y la beso - a veces mi grado de estupidez es enorme.

- Necesitas cambiar, esto no es bueno para ti, pierdes la cabeza cada vez que nombran a tus padres.

- Ese par de inútiles - dijo entre dientes - mi vida a sido una mier... - tragó saliva, lo fulmine con la mirada - a sido un total desastre gracias a ellos.

- No niego que tus padres han cometido muchos errores y que gracias a eso, eres lo que eres. Pero ellos han cambiado.

- Si cambiar le dices abandonarme mientras estaba casi muerto en una clínica... - se alejó de mi y se sentó en el sofá.

- No te abandonaron - suspire - están en una rehabilitación de pareja, lejos de la empresa y sus problemas. Desde que ocurrió el accidente, ellos decidieron cambiar.

- Rehabilitación de pareja? - preguntó confundido - hace cuanto tiempo se fueron?

- Hace un buen tiempo - me acerqué a él y tome su mano - Nora fue quien tuvo la idea.

- Agustín no me dijo nada de eso - frunció su seño - solo me contó que se fueron sin decir nada.

- Te dije que a tu familia también le importabas - sonreí - de alguna forma tenían que cambiar.

- Te apuesto que si no me hubiera pasado esto - agacho su cabeza - todo seguiría igual.

- No - le agarre el mentón - tarde o temprano ellos solos se iban a dar cuenta de hacer cambiar sus vidas.

- Karol, me estaban obligando a casarme con algo raro - rodeó los ojos - luego que? Se iban arrepentir y hacerme firmar el divorcio?

- Hey! - dije - Candelaria no es algo raro. La actitud de sus padres hicieron que se convirtiera en lo que es hoy. Ella necesita mucho amor, atención por parte de ellos y...

- No niego que tiene lo suyo - sonrió pícaro - pero es una cabeza hueca, sólo es para hacer sexo y no tener nada en serio.

Lo quedé mirando.

- Como las que te gustan, verdad? - me paré y me crucé de brazos.

- Que decís? - imito mi acción - no es de mi tipo.

- Ajá - arquee una ceja - eso me lo demostraste en la clínica, todo cómodo no?

- Qué? - dijo sorprendido - fue lo mas incómodo que me pasó.

- Claaaro - rodee los ojos - se notó lo graaan incómodo que estabas, hasta lo disfrutabas incómodamente - le di la espalda.

Escuché que se río. Es un tonto.

- No entiendo de que te ríes - dije, seguía de espaldas.

Sus brazos rodearon mi cintura y su mentón se apoyo en mi hombro. Sentí una descarga, por así decirlo, dentro de mí.

- Celosa ojitos verdes? - susurró en mi oído.

- Queee? - pregunté mientras trataba de soltarme de sus brazos.

- Eso sonó a celos, bonita- agarró un mechón de mi cabello y empezó a jugar con el.

- En tus sueños Ruggero - respondí - no estoy celosa.

- Mírame a los ojos y dímelo - me soltó.

Giré y lo miré.

- No estoy celosa, feliz?

- No me convences, Karolsita.

- Ruggero esto es un broma, verdad? - dije seria.

- No - me tomó de mi manos, me pegó hacia él y abrazó mi cintura de nuevo - me encanta verte celosa.

- Que no lo estoy.

- No lo niegues.

- Son ilusiones tuyas, ya sueltame.

- Te confieso algo? - preguntó mientras rozaba su dedo pulgar por mis labios.

- No...eh...yo...- qué me pasa?!

- Me gustan tus labios, son tan... carnosos, suaves, delicados...

Otra vez lo estaba haciendo, traté de safarme pero él no me dejaba, mil corrientes pasaban por mi cuerpo, esto es demasiado.

- Eh...si - dije algo nerviosa - este...Ruggero mi brazo...

- Shhh... - puso un dedo en mis labios - no arruines el momento lindura.

Estábamos tan cerca, podía escuchar su respiración cerca a mi boca, me sentía extraña con todo lo que estaba pasando.

No podía moverme, esta vez fui yo quien se perdió en aquellos ojos cafés que irradiaba un brillo especial al mirarme, que hermosos ojos tiene...

- Karol... - susurro.

- Qué... - respondí.

No dijo nada más, ambos nos empezábamos a acercar y a cerrar nuestros ojos. Mil corrientes pasaban por mi cuerpo, se hacían más y más intensas.

"Están dando el primer paso?"

Escuche a esa dulce voz dentro de mis pensamientos. Abrí los ojos como plato, lo empuje y lo alejé de mí.

Sentía mis mejillas arder, me quedé mirando en la nada, qué estaba haciendo?!

- Éstas bien? - preguntó Ruggero muy confundido - estás pálida.

- Qué estaba pasando? - solté la pregunta aún perdida en la nada.

- Nos íbamos a besar - respondió acercándose hacia mi - pero te alejaste.

- Yo, no...- retrocedí - lo siento...me tengo que ir, adiós.

- No, espera - me bloquea el camino - no te vayas, quedate conmigo por favor.

- No puedo, ya...ya es tarde - corrí hacia la puerta - se van a preocupar por mí.

- Karol - me miró - al menos, terminemos ese beso.

Aquellas palabras aceleraron los latidos de mi corazón, algo de mi me decía que debía corresponder pero otra que no era el momento.

No dije nada y salí por esa puerta, dejándolo ahí, solo.

My angel hero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora