Capítulo VI: Pasarela de maniquíes

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Capítulo VI: Pasarela de maniquíes


—♫Yo no quiero pasar por tu vida como las modas♫...— ingresó Rosalya "cantando" en la habitación de forma estruendosa, mientras saludaba con su mano en todas direcciones.

—♫No se asuste señorita nadie le ha hablado de boda♫...— concluyó Lyssandro mientras le devolvía con una sonrisa el saludo a su amiga.

Un suspiro impalpable salió del pecho del albino. No pudo seguir cantando. Rossalya se veía increíblemente bella. Lucía un vestido morado en distintas tonalidades, con encaje y fondo negro, que le llegaba arriba de las rodillas y dejaba sus hombros al descubierto. Botines negros de piel y otros accesorios complementaban su conjunto. Su cabello seguía tan largo como antes, sedoso y brillante, peinado en una coleta alta que dejaba lucir su fino rostro.

­—Hola Gaga­— saludó Castiel ­—¿Te cansaste de Leight y ahora vienes por Alejandro? —

—No. Vengo por ti— respondió con mirada picara al guitarrista, mientras se acercaba coquetamente a este.

Castiel contratacó. Sostuvo su instrumento al tiempo que interpretaba una canción de la excéntrica cantante de la que hacía referencia.

—No hagas caso Rossalya, te ves muy bien­— manifestó Dimitry.

­­­—No está mal, aunque parece hurtado del ropero de Lady Gaga— chantó Debrha. El monstruo de la envidia emergía de su ser "Luciría mejor en mí" pensaba mientras fulminaba a Dimitry con la mirada "¿Qué mira ahí, sí estoy yo aquí?" Concluía ufana.

Indudablemente los años no habían pasado en vano por Rossalya. Su belleza aumentaba con cada año que pasaba. Su piel seguía siendo tan bronceada y tersa como antes. Su cuerpo se había terminado de desarrollar, formando una curveada y estilizada figura. Figura envidiada por muchas y deseada por otros.

—Vamos Deb...—Pronunció Dimitry con evidente desdén— No seas egocéntrica. Las demás personas también se pueden verse bien—una sonrisa maligna y sarcástica se dibujó en su rostro— E incluso mejor que tú—Dictó al final con burla.

El baterista estaba hasta la coronilla de los alardeos y aires de magnificencia de aquella cantante a medias, que encubría su falta de talento con su "belleza".

Los ánimos se avivaron. Castiel iba a responder, pero la pacifica voz de Lyssandro le frenó.

—Creo y me atrevo a hablar por todos que lo mejor es que aclares el motivo de tu visita Rossa — sugirió educadamente el victoriano.

Iris soltó un largo suspiro, "Que alivio" pensó. Le aterrorizó imaginar la masacre que se hubiera suscitado sí, el albino no hubiese intervenido en el momento exacto una vez más.

La diplomacia era una de sus mayores virtudes del victoriano. Siempre tenía las palabras indicadas para todas las circunstancias. Gracias a él todo iba viento en popa. Su sensatez evitaba y solucionaba problemas. Era el timón que mantenía en dirección el barco maltrecho que llamaban "grupo".

—Está bien. Iré al grano — Rossalya tomó asiento frente a todo el grupo. Su semblante se tornó serió —claramente el motivo de mi visita no tiene ningún fin social. Vengo a hablar de negocios — aclaró.

El  lado  obscuro  de  Corazón  de  Melón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora