El lado obscuro de Corazón de Melón.

Capítulo 4.1 "Destinos cruzados parte dos"

Capítulo 4.1

"Destinos cruzados parte dos"

Carla estaba fastidiada. Odiaba los hospitales. Creía que era una pérdida de tiempo toda la burocracia por la que hacían pasar a la gente. No comprendía el tenaz e insistente motivo de Violetta para acompañarla en tan aburrido viacrucis.

— Puedes irte si gustas—ofreció Carla indiferente— mi mamá vendrá a recogerme—

— No te preocupes puedo esperar— Voletta permanecía sentada a su lado en las típicas e incómodas bancas de la que disponen los hospitales en sus salas de espera— Necesitas que te acompañen a consulta— recordó con gentileza su amiga.

— Me lastimé el tobillo, no el raciocinio— suspiró la bailarina —¿Qué no te aburres? — contempló impresionada a la joven de llamativo cabello.

— No— informó sonriente para su sorpresa.

— Pues yo si— se cruzó de brazos y resopló fastidiada.

— Bueno...al menos no te aburrirás sola— sonrió— ¿No te pareció interesante la conferencia? —

— No— sus ojos verdes emanaron furia.

— Pues a mí sí. Por cierto, encontré algo familiar en la psicóloga— la mirada de Violetta se perdió en el blanco techo— creo que la he visto antes — concluyó.

— Ahora que lo mencionas...—Carla reflexionó— a mí también— las dos se quedaron pensativas unos segundos. Pronto alguien llamó su atención. Una chica de cabello castaño largo y mirada pérdida andaba en su dirección.

— ¿Es Melody? — susurró la pintora.

— Sí— agregó Carla con una mueca que denotaba incomodidad.

Melody estaba trabajando el día que Carla ingresó al Hospital. No podía quejarse por el trato recibido, pues gracias a su excompañera gozó de bastantes privilegios. Uno de ellos constó en ser diagnosticada y tratada por uno de los mejores traumatólogos.

No odiaba o detestaba a su excompañera. Simplemente no tenía ganas de ver a nadie y mucho menos a alguien que estaba tan al tanto de su condición.

Flash back:

— Hola Carla— saludó una delicada voz— Tus papás están afuera. ¿Quieres que los llame? —

— Sí— contestó aturdida.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó dulcemente la castaña.

— Mareada—

— Bueno...—Dudosa, comenzó a anotar el síntoma referido en el formato de historia clínica, apoyada en una tablilla— tienes un fuerte golpe en la cabeza...— informó — ...pero nada de gravedad—añadió.