VEINTISIETE

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Omnisciente:

Esa noche cambiaron los roles, él la esperó a ella, toda la noche. Queria volver a verla y pedirle perdón por todo el daño que le causó aunque se le resulte totalmente absurdo arrepentirse después de tanto, tal vez, ella ya no lo pueda perdonar, dicen que cuando la dicha es buena, nunca es tarde. Pero no sabemos que tan buena sea la "dicha" de Rubén.

Pasaron dos horas y por fin, la puerta se abrió dejando ver a una Esmeralda cabizbaja, al instante se acerco Rubén y la abrazó esperando que ella responda, ella sorprendida corresponde. Lo necesita tanto.

— Perdoname, Esmeralda. Perdoname todo el daño que te causé, siento ser un maldito idiota, jamás te he valorado un poco, ni me he puesto a pensar en que sientes tú cuando yo me voy con otras. Perdoname, mi amor. —

Esmeralda siente como los labios de Rubén cubren los de ella, las mismas lágrimas de Rubén mojan las mejillas y hacen de ese simple beso uno melancólico y triste, como el de las despedidas.

— Rubén, debes estar ebrio.

— No, cariño. Estoy sobrio, por favor perdoname. Leí tus notas, Esmeralda. Nunca pensé que te dañaría tanto. Pensé que ya no te importaba, por eso me fui con ellas.

— ¡¿Cómo no podría dañarme que mí esposo se acueste con otras mujeres en la misma cama que yo?! —, pregunta alterada. — ¡¿Cómo puedes pensar que ya no me importabas?! — Se acercó a Rubén tratando de observarlo mejor. — Si mis notas no existieran seguirias matándome cada noche, porque nunca te fijas en mi. Te importo mierda, Rubén. —

Dejó su orgullo de lado este día, correspondiendo sus besos, sin reprocharle nada, porque de verdad quería disfrutar a ese Rubén, pero ya no resiste todo. Estaba por explotar y así fue.

— ¡Perdoname, Esmeralda! —, fue lo último que escuchó la chica que le escribió las notas a Rubén, antes de cerrar la puerta.

El castaño cayó de rodillas frente a la puerta, sintiendo los pasos de su espoda alejarse.
Todo era su culpa, y lo sabía a la perfección.

Notas para un infiel; RubénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora