Día 6: ¿Huh? Esto es... Extraño...

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[En la mañana]

Ya había salido el sol, y el chico de cabellos oscuros se había levantado de su cama, su cabello estaba despeinado, y sus ojos eran color amarillo.
Este se encontraba en ropa interior y había decidido ir a bañarse, y eso hizo, se dirigió al baño, se bañó limpiando todo su cuerpo, se secó y volvió a su habitación, donde se vestiría.
Con una sonrisa, este fue hacia el sótano, donde se encontraba su esclava, la cual estaba durmiendo, con su cuerpo totalmente lastimado.
Una idea cruzó por la mente del joven, el cual decidió salir en silencio e ir a hacer unas compras.
Para cuando el volvería, traería algunas cosas que necesitaría usar en su tan "querida" esclava.
Lo primero que hizo, fue ir con ella y suministrarle en la sangre una droga que la mantuviese dormida durante algunas horas.
Lo siguiente a hacer fue llevarla al baño y limpiarla, debía quitarle la sangre, tierra, polvo y el semen.
Era necesario que ella estuviera limpia, y apenas terminó aquel baño, la envolvió en una toalla y llevó hacia la habitación de él, donde la secaría y acostaría sobre la cama.
Primero comenzaría por colocar pomada en las quemaduras y agua oxigenada en las heridas más leves, pero lo más importante era el brazo quebrado, en el cuál aplicó un método sencillo, tomó dos trozos de madera con el largo del hueso fracturado y los vendó de manera en que ambas se mantuvieran de manera paralela, para así acomodar el hueso.
Lo siguiente a hacer fue tratar las demás heridas, mientras aquella joven aún seguía inconsciente.

[En la tarde]

La mañana había pasado rápido para aquel joven, el cual se retiró de su habitación, para así ir a almorzar algo, mientras dejaba a la chica sobre la cama, tapada hasta casi la altura de sus hombros.
Un delicioso plato de carne asada esperaba al azabache, y se veía que era deliciosa.
Al tiempo que él comía, la chica estaba con un extraño sueño, donde ella era maltratada y violada brutalmente, lo cual provocó que la chica se moviera bruscamente, el efecto de la anestesia ya estaba pasando, y se veía en el como ella se movía a voluntad propia.
Hasta que sus ojos se abrieron, y la chica vio a su alrededor, lo cual le hizo entrar a la conclusión que nada fue un sueño... Que eran sus recuerdos.
Lágrimas brotaban de sus ojos, mientras ella intentaba levantarse, sólo logrando caerse de la cama, lo cual alertó al joven, y con algo de enojo, se dirigió hasta su habitación, donde logró ver a la chica arrastrándose por el suelo, en un intento de huir.
Estando más calmado, la tomó en brazos, y la dejó sobre la cama.

-Mira, o te quedas en cama, o esto va a empeorar, ¿ok? Esclava-

Dijo señalando el brazo de la chica, el mismo que presentaba un intento de yeso.
La joven, algo confundida, sólo procedió a asentir con la cabeza.
Ella no sabía que el joven iría por una bandeja, en la cual había un plato de sopa caliente, junto a una cuchara.
Al ver tanta cortesía, Ene comenzaba a dudar, pero sólo le quedaba aceptar la comida, y eso hizo, se sentó en la cama, para así tomar aquella sopa.
En verdad estaba deliciosa, pero algo le sabía mal a ella, su amo estaba siendo muy amable, a lo que él, con una gran sonrisa, decidió acercarse a ella y verla a los ojos.

-Si no cuido de ti, me quedaré sin esclava~, así que agradeces, o será peor para ti~-
-Gracias, amo...-

Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de la muchacha, no se sabe si por temor o por estar alegre de los "buenos tratos" que había recibido ese día.
La tarde había pasado mientras ella acariciaba la serpiente de Kuroha, la cual por alguna razón estaba muy mansa.

[En la noche]

La tarde había pasado rápido, y ya había llegado la noche, y una deliciosa cena les esperaba, por alguna razón al pelinegro se le había cruzado por la cabeza la idea de comprar pizza, una pizza con queso dividida en ocho trozos.
Parecía deliciosa, y así olía, la chica estaba degustando aquella comida que le habían traído, hasta que el pelinegro decidió morderle suavemente la mejilla, mientras sonreía algo malicioso.

-Es una pena que no pueda hacerte nada todavía~, será difícil  no tratarte como la perra que eres~-
-Lo siento... Amo...-

Susurraba ella, la pizza ya se había terminado, lo cual era una pena, pero la habitación quedó en silencio, hasta que aquel joven se acostó a su lado, puesto que era su cama, así que estaba en todo su derecho.
Era raro estar en la misma cama que él... Pero era ciertamente cálido...
La peliceleste decidió no dar importancia a ese detalle, por lo cual decidió dormir.
No esperaba tan buenos tratos, y menos esperaba aquel abrazo que el chico le estaba dando ahora... Podía sentir el cuerpo de él apoyado en su brazo, era extraño, pero decidió no dar importancia a eso, y así ambos cayeron profundamente dormidos.
Hoy, después de todo, no fue un mal día, comparado con los días anteriores, desde que Kuroha era su amo.
Al fin, una noche donde ella no lloraría hasta quedar dormida.

Su EsclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora