Día 7, Semana 1: ¿Ya pasó una semana?...

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[En la mañana]

El sol se asomaba por el horizonte, haciendo que sus rayos de luz pasarán por la ventana, llegando al rostro de la chica, la cual comenzaba a abrir lentamente los ojos, observando como su amo dormía cual bebe.
Era muy tierno el verle así, y se mostraba en cómo la chica suspiraba, mientras esbozaba una pequeña sonrisa.
Ella estaba muy agradecida por lo del día anterior, lo que le hizo levantarse lentamente y en silencio, para así ir a la cocina, donde se colocaría un delantal, y comenzaría a preparar el desayuno para su amo.
Una sartén, aceite, huevos, tocino, eso era lo que necesitaba, y uno a uno fue buscando los elementos, para así hacer un desayuno americano para su amo.
Le estaba costando lograr hacerlo, pero no se iba a rendir, al momento de freír aquella carne de cerdo, ella no había notado que el aroma despertaría a alguien, quien le estaba mirando desde la puerta de la cocina, observando fijamente aquel trasero de la joven.
Una leve risilla escapaba del joven, la cual hizo que la virus se percatara de la presencia de él.

-Huh... Hola, amo-
-¿Qué haces?~ ¿No deberías estar en cama?-
- S-Si... ¡Pero quise hacerle el desayuno! Para agradecerle por lo bueno que fue conmigo ayer...-
-Pues huele muy bien~, pero deberías ir a la cama, hasta que te recuperes-
-No, ayudaré al amo, quiero serle de utilidad aunque esté lastimada-

Ya estaba decidida, haría lo posible por ser de utilidad para él, y lo complacería en todo, sólo para evitar ser lastimada de nuevo.
Pero por su parte, Kuroha se acercaba a ella y le abrazaba por la espalda, frotando la zona de su entrepierna contra los glúteos de la joven, mientras su nariz percibía los aromas de la comida, mezclados al aroma de la joven.
Tales acciones, provocaban cierto rubor a las mejillas de la chica, la cual se sentía avergonzada.

-Sabes, olvida el desayuno, hoy me apetece comer otra cosa~-
- ¿Q-Que quiere comer?...-
-Llevo unos días sin saborearte~-

Apoyaba su cabeza en la de la joven, mientras deslizaba lentamente sus manos desde la cintura de la joven, hasta la entrepierna de la misma, pasando sus manos por debajo del delantal.
Las manos de él se dirigían hacia el clítoris de su esclava, acariciandolo suavemente con un dedo, mientras volvía a deslizar suavemente su mano hasta el seno derecho de la joven, acariciando suavemente su pezón, al ritmo en que daba caricias al clítoris de la misma.

- A-Amo... Mmmh~-
-Shhhhhhh~-

Sus labios se acercaban al lóbulo de la oreja de aquella chica, dando suaves mordidas a este mismo, para luego soltarla, apagar el fuego, cargar a la joven y acostarla sobre la mesa de la cocina, así quitándole el delantal, bajando su pantalón y boxer, para subirse sobre la joven, separarle las piernas e introducir aquel pene dentro de la vagina de ella, haciéndolo de una manera lenta.
Unos leves gemidos se escapaban de los labios de la chica de cabellos celestes, la cual tenía sus mejillas ardiendo, y lograba sentir aquel pene erecto dentro suyo.
Las manos del muchacho fueron hacia las caderas de la chica, así acariciandolas suavemente, mientras se inclinaba hacia adelante, para así comenzar a besar a la muchacha, mientras movía sus caderas de manera lenta, sacando y metiendo su miembro del interior de ella.
Sus labios se rozaban contra los de ella, mientras sus manos acariciaban con delicadeza las caderas de ella.
Un arrebato de deseo inundó a aquel joven, provocando que este diera embestidas más fuertes, mientras pellizcaba los pezones de la chica y le introducía su lengua en la boca, actuando esta como una serpiente, así enroscandose en la de la joven.
Lágrimas brotaban de los ojos de la ente cibernético, mientras sus gemidos estaban siendo reprimidos, su vagina estaba muy humedecida, sus pezones duros, y su cuerpo se veía más apegado al del joven, el cual se separó de ella, tomandola en brazos la llevó al sofá y se sentó en este, así haciendo que la joven de sentara en las piernas de él, apoyando su espalda en el pecho de su amo.
Una sonrisa maliciosa se formó en el rostro de Kuroha, el cual introdujo su pene en la joven, para así tomarla por las caderas y comenzar a hacer que ella de varios brincos, haciendo que aquel miembro erecto entrara y saliera de su tan húmeda vagina.
Con aquellas penetraciones, los gemidos de la chica no se hicieron esperar, provocando que el joven la moviera con más fuerza, dando lugar a penetraciones más salvajes, fuertes y rápidas, haciendo que los gemidos de la chica se vieran intensificados.
Ambos de verdad estaban disfrutando eso, la mañana pasaba mientras más poses hacían, mientras aquel chico iba perdiendo litros y litros de semen, los cuales iban hacia el útero, abdomen y boca de la joven.
La cual daba fuertes gemidos, hasta que ambos cayeron totalmente exhaustos, quedando acostados y abrazados sobre el sofá.

- A-Amo...-
-Di...me...-
-Fue... grandioso....-
-Parecías...perra...en celo...-

Ambos ya estaban totalmente agitados, y sus cuerpos estaban muy agotados, lo que les hizo caer dormidos durante toda la tarde, quedando abrazados, mientras sus respiraciones seguían algo agitadas.

[En la noche]

Ya había caído el sol, y ambos jóvenes se despertaron, al verse abrazados, lo primero que hizo la chica fue marcharse corriendo a su habitación, mientras sus mejillas ardían cual brasas.
Por su parte, el chico estaba bastante alegre, y al ver la hora que era, decidió preparar la cena, en este caso haría un buen ramen para dos, el cual tendría carne de cerdo, huevos y varias verduras.
Terminado el proceso de cocinar, aquel chico tomó una bandeja, para así llevarle a su esclava aquella cena.
Ella estaba acostada en la cama, totalmente avergonzada, pero al oír que el chico le traía la comida, decidió sentarse en la cama, para así degustar aquella comida que su amo le había preparado.
Apenas logró probar, sus ojos brillaban de admiración, le estaba gustando mucho la comida.

-¡Amo! ¡Está deliciosa!-
-Claro~, yo la hice, ¿cómo no va a estar deliciosa?~-
-Gracias... amo-

De verdad estaba disfrutando su comida, la cual acabó relativamente rápido, mientras veía al chico como si ella fuera un niño pequeño.
No se había percatado del tiempo, pero ya llevaba una semana con aquel joven.
Una semana llena de momentos buenos y malos, pero que a fin de cuentas, terminó por dar una sonrisa.
Gracias al celular del joven logró notar que llevaba una semana con él, lo que le sorprendió mucho, pero ahora no le parecía tan mal...
Así que antes de caer dormida, tomó al chico de la mano y lo acostó a su lado, para que así ambos cayeran dormidos, en aquel domingo de verano, donde los grillos sonaban, y aquella extraña pareja dormía abrazada.
Sin pensar en que les esperaría mañana.

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