Día 47: Es hora de actuar

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Aquel joven de 18 años se encontraba recostado en aquel viejo edificio, a lo que comenzaba a abrir los ojos de manera lenta, se encontraba algo confundido y desorientado al despertar en un lugar desconocido para él, hasta que se dio cuenta de donde estaba y como llegó a allí, por lo cual comenzó a levantarse, él estaba decidido, hoy era el día de comenzar con el plan, por lo cual salió de aquel edificio, a lo que volvería a su vieja casa donde vivía su madre, así con gran determinación comenzaría a buscar algo de ropa, siendo que la casa estaba sola.
Lo primero que haría sería darse un baño, a lo que buscaría tener un cuerpo completamente limpio, además de optar por la idea de depilar varias zonas de su cuerpo, haciendo que éste quedara ciertamente más cuidado.
Lo segundo para hacer, y claramente luego de secarse, sería comenzar a vestirse de una manera ciertamente elegante, su plan ciertamente le asqueaba, pero no le quedaba de otra, por lo que como siguiente paso procedió a usar un corrector de ojeras que tenía su madre, y junto a eso hizo una pequeña compra por internet.

El chico estaba listo para el plan, a lo que con un gran dolor interno tomó su tarjeta de crédito y algunos billetes que él había dejado de reserva en su habitación, a lo que decidió salir de aquella casa, para así ir hacia el lugar donde había oído que una chica hermosa solía ser prostituida. 
Él estaba seguro que era la hora indicada, en lo que vio como el joven ojos de serpiente salía del viejo edificio, a lo que le detuvo.

-Buenos días joven, me presento, soy Shinkiro Sataragi, y quisiera poder disfrutar de sus... Servicios
-Hum... ¿Cuánto me ofrece?
-Un millón de yenes
-Hum... Le doy dos horas
-Gracias por su servicio, joven

Algo dolorido en el interior, aquel joven le dio el dinero al chico ojos de serpiente, quien lo llevó a la habitación donde se encontraba aquella joven virus, la cual estaba atada de manos a una columna algo vieja que había en el lugar.

-Recuerda, tienes dos horas.
-Entendido

Aquel joven, que vestía un negro traje de negocios, miraba fijamente a la chica con aquellos ojos de iris verde, claramente debido a unas lentillas que se colocó, para luego acomodarse un poco el cabello castaño de aquella peluca que tenía.

Demostrando una inmensa inquietud ante el panorama, ese joven puso en marcha su plan así dando a lugar la acción que cambiaría todo, este desataría a aquella pobre joven, la cual presentaba una venda cubriéndole los ojos, dando lugar a que esta no pudiera ver ante quien se encontraba.

-No hagas ningún ruido... Mantente callada
-¿Eh? ¿Quien eres y que estás haciendo?
-Luego te explico...

Aquel joven claramente se encontraba murmurando, puesto que no quería ser descubierto, por lo cual decidió que era buena idea amordazar a la joven, para evitar que esta hablase o emitiera algún fuerte sonido, o esto en lo que él buscaba una salida alternativa, así dando con una algo rota y vieja ventana, la cual terminaría de romper para así lograr escapar corriendo de una manera tan rápida como podrían alcanzar su cuerpo no muy bien ejercitado, pero sin percatarse de que estaba dejando un rastro de sangre causada por una herida que se provocó al romper la ventana, aunque no dio mucha importancia al como este se encontraba, sino que se centró más en huir. 
Todo esto claramente atraería la atención de cierta serpiente, el cual entraría al edificio, topándose con la escena de que su amado objeto sexual había sido raptada, lo cual causó una gran ira en este, el cual de manera casi instantánea decidió recorrer aquel lugar a una velocidad casi inhumana, topándose con la rota ventana, así logrando entender que por ese lugar escaparon, por lo cual decidió seguir un rastro de sangre que fue dejado por aquel joven que le había "robado" su objeto más preciado.

En determinado momento, aquel tan elegante joven terminó por adentrarse en un callejón ciertamente familiar para él, siendo que daba a la vieja casa de su madre, lugar al que entraría por una ventana, así comenzando a quitarse de manera rápida las ropas y aquellos accesorios extra que tenía, siendo que sentía que algo malo iba a ocurrir, por lo cual rápidamente vendó aquella herida que traía, se vistió con las ropas de siempre, cargó de nuevo a la chica y salió de aquella casa usando una bicicleta rosada y algo peculiar como medio de transporte en lo que pedaleaba tan rápido como podía para de esta forma llegar a la guarida donde se encontraban sus amigos y hermana, a donde entraría de manera rápida e iría a su habitación junto con la chica, así encerrándose en esta llamando un poco (mucho) la atención de los demás, quienes decidieron enviar a la Idol de cabellos naranjos a averiguar que pasaba.

Esta a paso lento se acercó a la habitación del joven de extraña actitud, a lo que de manera suave y clara dio algunos golpecitos a la puerta de ese lugar haciendo uso de sus nudillos, pero al no obtener una respuesta decidió dar unos golpecitos algo más fuertes, así recibiendo un potente grito de "no molestes"como respuesta.

Todo esto no detuvo a aquella joven, la cual decidió encaminarse donde los demás presentes, para de esta forma susurrar unas palabras al oído de la líder de aquel grupo, la cual decidida se acercó a la puerta antes mencionada y comenzó a proporcionarle fuertes patadas, así provocando la ira del joven detrás de aquella entrada bloqueada por aquel inmenso trozo de madera rectangular, el cual decidió esconder a la joven dentro de un armario, para así luego abrir aquella puerta y con una expresión molesta vio a las dos jóvenes presentes.

-¿Que necesitan? Estoy ocupado...
-Queremos ver que te hizo llegar con tanta prisa.
-Lo que dijo Danchou-san.
-Nada que les interese... Sólo un nuevo juego... ¡AHORA YA NO ESTORBEN!

De un portazo aquel joven volvería a su encierro, así sacando a la chica del armario, a lo cual le vería estando algo aliviado, pero esta otra mostrándose completamente confusa debido a las actitudes de este y sus acciones, aquellas que le parecían completamente extrañas.
Con mucho cuidado este bajaría a la chica acostándola sobre la cama, a lo cual le siguió su acción de cerrar todas las ventanas y bajar las cortinas, para así tomar de entre sus ropas una camiseta negra y una de sus tantas chaquetas rojas, cosas que dio a la joven mientras se daba vuelta, así dándole la señal de que se cambiase, cosa que esta hizo con aún aquella confusión latente, hasta que la voz de la misma quebrantó con el infernal silencio.

-Eh... Gracias...
-No digas nada... Lo hago por ellos, ¿ok? Ahora tu te quedarás aquí y no saldrás para que no nos descubran y tu amado amo no me termine matando, ¡AÚN TENGO ANIMES QUE VER! ¡SODAS QUE BEBER! ¡Y NO QUIERO QUE UNA VIRUS INÚTIL COMO TÚ O UN LOCO COMO TU AMO ME LO ARRUINEN!
-Entendido...

Algo decaída comenzaba a encogerse de hombros la jovencita de cabellos cían, cosa que provocó cierta empatía en su interlocutor, llevando a que este le diera un fuerte abrazo mientras veía hacia otro lado, abrazo que duró unos leves segundos, pero que provocó sorpresa, confusión y cierta alegría en aquella ente cibernético, la cual al ser separada del abrazo sólo procedió a recostarse en un intento de llegar al sueño para lograr escapar de la explosión de emociones que le mantenían tan confusa en ese preciso momento.
Debido a que el joven malhumorado no quería preguntas por montón, ni dormir incómodo en el suelo, procedió a apartarla un poco y acostarse junto a esta, estando ambos espalda con espalda mientras lentamente conciliaban el sueño luego de un día agotador física y mentalmente.

Mientras todo eso ocurría, el sol caía lentamente por el horizonte, mientras en la cima de un edificio se veía una silueta... La silueta de un joven alto y delgado, el cual se mostraba sonriente mientras su oscuro cabello atado en una pequeña coleta ondeaba lentamente con el viento, este se encontraría organizando un plan... Un plan que le volvería triunfador, aunque le llevase días, semanas o meses, él estaba decidido en el que iba a actuar y no dejar aquel asunto como se encontraba, este claramente iría a recuperar a su amada esclava, cueste lo que cueste...
Esta posición de él duraría unos minutos, hasta que de un salto se esfumaría de la zona, sin dejar rastros de su presencia, pero en su lugar oyéndose los leves maullidos de un gato junto a las quejas de una joven que volvía a la casa de sus tíos, donde estaba pasando el tiempo junto a su amigo.

Y así... Volviendo a nuestros protagonistas... Ambos pasarían aquella noche en aquella pequeña cama, estando acurrucados dándose la espalda, mientras ambos presentaban sus diversos sueños que sólo les harían moverse de vez en cuando debido al disgusto que este les generaba.

Su EsclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora