Día 45: Melancolía y Arrepentimiento

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Las semanas habían pasado, y aquella extraña relación amo-esclavo parecía ir bien, el pequeño ser dentro de la joven seguía desarrollándose, para en el futuro ser un pequeño niño o niña.
Ella y su amo se encontraban durmiendo, o eso parecía, porque cuando ella despertó, se encontraba en una habitación vacía, de pies y manos atados, con una mordaza en la boca, y frente a ella se acercaba una sombra negra con una venda en las manos.

-Es hora de trabajar~.
-¿E-Eh?...
-Ya oíste, ahora cállate. 

Vendando los ojos a la joven, esta solo lograba oír pasos, y  algún que otro susurro en la habitación, para luego sentir como unas manos le acariciaban suavemente el mentón, junto a ellas a su nariz llegaba el aroma a colonia de la cara, junto al como una mano comenzaba a desvestirla.

-Tienes media hora, aprovéchala como gustes~
-Obvio que disfrutaré de esta bella joven~
-¿Q-Quien está ahí?...

Sin lograr obtener respuesta a aquella pregunta, aquella peliceleste lograba sentir como la poca ropa que le quedaba era arrancada y desgarrada, causándole leves lastimaduras debido al roce, a lo que luego no logró sentir nada en aquel tan silencioso lugar.
Luego de unos minutos sus muslos comenzarían a ser acariciados de manera suave y lenta, acompañados del como sentía unos suaves labios pasar por la zona de la piel de su desnudo cuello, hasta que aquellos besos cesaron... A lo que logró sentir como le quitaban la mordaza que ahogaba sus palabras y lamentos, en lo que comenzó a sentir como era besada de una manera lenta y algo apasionada, pero solo sintiendo los labios de aquel joven, a lo cual ciertamente se sentía bien, le estaba gustando, y así tomó la iniciativa y comenzó a introducir lentamente su lengua en la cavidad bucal del joven, logrando sentir un sabor que le parecía muy familiar de alguna manera, como si ya hubiera probado algo con ese peculiar y algo dulce sabor.
Una extraña sensación de calidez recorría su cuerpo con cada caricia en sus muslos, abdomen y pecho, ésto le hacía sentir muy relajada, a lo que sólo se dejaría llevar por aquellas sensaciones tan gustosas y placenteras para ella.
Con ésto ella de manera obvia se sentiría muy excitada, y aquel joven lo notaría al introducir lentamente dos de sus dedos dentro de la húmeda vagina de la joven.
El silencio del lugar era roto debido a los constantes jadeos y pequeños gemidos de la chica, ésto sumado al sonido acelerado de los dedos del joven entrando y saliendo de aquella ya completamente humedecida vagina, cuando en un momento determinado un algo sonoro gemido se escapó de entre los labios de ella, a lo que el joven sacó sus dedos de dentro de ésta, estando éstos empapados de fluidos vaginales.

Un grito se oía a lo lejos, dando a entender que ya había pasado el tiempo de aquel joven, el cual sólo procedió a darle un último beso en los labios de aquella virus, para así retirarse y dejarla en manos de aquel pelinegro, pero no sin antes dedicarle unas últimas palabras a la chica.

-Mañana volveré por ti, hermosa~

Eso fue lo último que éste alcanzó a decir, para luego marcharse, dejando a la joven cubierta con una chaqueta oscura para que ella no lograra sentir tanto frío ni quedara tan expuesta.
Unos pasos comenzaron a oírse, en las cercanías a la joven, quien luego oiría como éstos cesan  a su lado, en lo que sentiría una fría mano tomándole del mentón, junto a una leve lamida a su mejilla.

-Descansarás por ahora, mi linda zorrita~
-Entendido... Amo...

Aquella joven era ayudada a levantarse, para que luego ésta se colocara aquella chaqueta logrando así cubrir las zonas más privadas de su cuerpo, ésto debido a que debería salir a la calle, aunque de manera desprevenida ella sería cargada como si se tratase de una princesa, acción tal que le hizo ruborizarse un poco debido a como estaba siendo cargada y por el temor a que algún extraño llegara a ver zonas de ella que en verdad sólo la persona indicada debería ver.

-Parece que a la princesa zorrita le dio vergüenza~
-...

Dichas palabras sólo provocarían cierto disgusto en ella, quien vería hacia otro lado en lo que éste la cargaba fuera de aquella casa nueva que se encontraba en venta, cosa que le resultó extraño a ella teniendo en cuenta que él solía llevarla a casas o edificios viejos para vender el cuerpo de ésta, aún así no le dio mucha importancia, ella solamente quería  descansar un rato, cosa que logró hacer, al llegar al hogar que comparte con su amo, ella sólo quedó acostada en el sillón, dónde ella misma se obligó a dormir, mientras su amo dormía en la cálida cama que éste tenía.

Su EsclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora