Capítulo 24

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All I know

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All I know

Is that I'm lost

Whenever you go

Ink — Coldplay

☆★☆

Sofía me despertó con la agradable noticia de que teníamos cita en el salón de belleza. Así que estuve en piloto automático, a punto de caer dormida sobre el esmalte de uñas fresco. El motivo de mi desvelo es muy obvio: Eric. El recuerdo me provoca pterodáctilos en el estómago, la prehistoria completa.

Minerva ha llegado puntual a casa de Sofía, Dimas la trajo y se marchó sin bajar del automóvil. Sofía ha sido una excelente anfitriona al hacerla sentir cómoda, yo tengo la cabeza ocupada en mil estupideces como para fingir que me agrada tenerla aquí.

—¿Y desde qué edad aprendiste a tocar el violín? —pregunta So.

Finjo leer una revista con la espalda recargada en la cabecera blanca.

—Desde que soy una niña —responde mientras aplica la base líquida sobre la piel de mi amiga.

Por su mamá, ya sé. Dimas me contó, me siento mal sólo de recordar cuándo me reveló aquello.

—Eres muy buena —sonríe So—. ¿Verdad, Aura?

Cierro la revista y hago un gesto afirmativo. Sofía me fulmina con sus bonitos ojos verdes a través del espejo, quiere que agregue algo más.

—Es cierto —Me rindo.

Minerva ha notado el intercambio entre nosotras, pero se gira y sonríe como si nada pasara. Esa mujer es guapísima, es fácil comprender por qué ha estado con Dimas y Eric. Bueno, casi ha estado con el segundo... No sé por qué siempre recuerdo esas estupideces, en el momento menos adecuado, y con otro tanto de estupideces por las cuales preocuparme.

Eric y yo peleamos.

Él me ha traído a casa, como todas las noches. Nos hemos quedado en el interior de su automóvil por largo rato, sólo que esta vez lo obligué a pasarse al asiento trasero... ¡No lo obligué! sino que me he pasado yo primero y me desabroché la blusa; Eric estuvo ahí en cuestión de segundos. Eso no es obligar, estoy segura... Más o menos, tal vez lo seduje un poco. Recuerdo sus labios sobre mi piel y los míos sobre la suya. Casi le he arrancado la camisa y creo que le quité un par de botones... ¡Ay, no puede ser! Sí lo hice... Él subió mi falda, perdí por completo la noción de la realidad cuando en sus ojos vi cuánto me deseaba. Me ha acariciado con suavidad, estuve a punto de explotar. Se detuvo cuando intenté desabrochar su pantalón.

Y actué como una adolescente.

O sea, es Eric. Lo vi marcharse con muchas chicas con las que llegó mucho más lejos de lo que ha llegado conmigo.

II. La Melodía de Aura 2 - ObsidianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora