Capítulo 33

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Didn't want to be your ghost

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Didn't want to be your ghost

Didn't want to be anyone's ghost

But I don't want anybody else

I don't want anybody else

Anyone's ghost — The National

☆★☆

El alumbrado público está apagado. Diviso, entre las sombras, la silueta blanca del BMW de Dimas estacionado detrás del Mustang.

—¿Dimas?

Escucho ruido a mis espaldas, Eric está en la cocina y ha encendido la luz del pasillo.

—Aquí.

Bajo la vista, está sentado en el escalón a un metro de mí. El brillo de un cigarro encendido entre sus dedos es la única fuente de luz.

—¿Quieres pasar?

Él revuelve sus rizos en ese gesto familiar que carcome mi pecho.

—No creo que Eric quiera.

Suspiro, puede que tenga razón. La puerta permanece entreabierta cuando me siento al lado de Dimas, no parece muy borracho.

—¿Qué sucede? —le pregunto.

Gira el rostro hacia mí, sus ojos azules parecen grises pálidos en medio de las sobras. Desvío la mirada. Mi atención se divide entre el chico que fue vital para mí por tantos años y el ruido que hace Eric dentro de la casa, creo que regresa a su habitación.

—No debí venir... —suspira.

—Está bien. Somos amigos y puedes contar conmigo.

Dimas ríe por lo bajo y da una larga calada al cigarro.

—¿Después de cómo actué contigo cuando creí que estabas embarazada?

Me invade un escalofrío que no se relaciona con la agradable brisa nocturna.

—Ya pasó. Ninguno estaba muy feliz con la idea de convertirnos en padres.

Escucho de nuevo su risa con un tinte celeste de tristeza.

—¿Recuerdas todas las veces que creímos que estabas embarazada?

Ahora soy yo la que ríe... ¡Todos los meses eran un martirio! ¡Me creía embarazada con apenas unos días de retraso!

—Sí, debí tomar anticonceptivos y nos habríamos evitado muchos insomnios.

—Me aterraba ser padre... —dice frotando su rostro casi con frustración—, pero me alegraba la idea de que fueras la madre de mis hijos.

II. La Melodía de Aura 2 - ObsidianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora