Un domingo normal y corriente, James tenía mucho que hacer así que aprovechó la mañana, mil trabajos que preparar, varias cosas que estudiar, ¿algo más? No, por lo que desde las nueve que se levantó hasta las tres que se fue a comer, pudo terminar. Los domingos era el día de descanso para muchos, pero él prefería dedicar ese día del fin de semana a agotarse y, quizás, salir un rato por la tarde; pero ese día no podía quedar si no era para organizar el número siguiente del periódico. Y eso hizo, porque, además, sería una excusa perfecta para ver a Danielle, aunque también estuviera Perrie, así que llamó a ambas chicas; su novia le cogió a la primera.
-Hola... ¿qué tal estás?- preguntó ella, y se notaba mucho que tenía una inevitable sonrisa en la cara.
-Bien, ¿y tú, princesa?
-En serio, me matas. Gracias a ti, genial.
-Me alegro. Bueno, había pensado que quizá podrías venir a organizar el número del periódico de mañana.
-Creo que si puedo... ahora te envío un WhatsApp con la respuesta, ¿va?
-Perfecto, por cierto, ¿podrías avisar a Perrie?
-Por supuesto, esta aquí, ahora mismo se lo digo.
-Genial. Hasta luego, guapa- ella soltó una risita tonta.
-Hasta luego- y colgaron a la vez.
El ojiazul se fue tranquilamente a comer con su familia, disfrutando de una conversación más entre todos, sobre lo que habían hecho y/o debían hacer ese día, o tenían previsto para esa semana. Las más graciosas eran las pequeñajas, porque siempre decían que sólo tenían pensado hacer pulseras o jugar con las muñecas, pero lo decían como si fuera algo totalmente innovador, como si no lo hubieran dicho en su vida. Eran muy graciosas, y justamente por eso James las quería tanto, porque eran realmente únicas y especiales.
Tras terminar la comida, el chico decidió ayudar a su madre para fregar los platos, por lo que tardaron menos de la mitad de lo que tardaban habitualmente, cuando sólo fregaba uno. Él subió rápidamente la escalera para encontrarse con un WhatsApp diciendo que irían a las cuatro y media y se quedarían hasta las ocho y media, ya que no podían ir antes ni quedarse más. James miró la hora y ¡sorpresa! Sólo faltaban quince minutos para que las chicas llegaran. Se puso cualquier sudadera más o menos decente y se peinó en condiciones en un tiempo record de cinco minutos para poder dedicar los otros diez a medio colocar la habitación, pero apenas tuvo tiempo porque ellas entraron por la puerta cuando él ordenaba el escritorio.
-Hola, pasad- las invitó él, abrazando a Perrie y besando a Danielle.
Comenzaron seriamente a hablar sobre qué debían hacer ese número, ya que pensaron en algo de One Direction, pero dudaban que lo leyera alguien. Aún así no se les ocurría nada más y tuvieron que hacerlo de eso.
La rubia escribía sobre un papel de líneas de su cuaderno personal sobre el nuevo disco del grupo. Decía que era simplemente un disco distinto a los demás que habían sacado porque lo habían compuesto ellos. Realmente, no le costaba escribir sobre ello porque era Directioner de corazón y esperaba conocer a alguno de los chicos (o a todos, si era posible) algún día. Mientras Danielle estaba relatando su artículo sobre la película de los chicos del mismo modo, ya que también era una fan de verdad. Pero no sólo eso, ella pensaba, pensaba en algo más y sin darse cuenta, al pasar de hoja, dibujó una cara, una cara de una niña. Tenía flequillo para los lados y dos coletas con el pelo ondulado. Comenzó a dibujarla el cuerpo, como si estuviera sentada en una silla, con un uniforme. En vez de dibujarle detalladamente todas las facciones de la cara, simplemente pintó una siniestra sonrisa en su rostro agachado. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho pasó página pero se encontró con la misma niña en otra pose aún peor: levantada, con los brazos atrás, detrás de ella se podía observar una punta afilada: tenía un cuchillo. Así fue pasando las páginas, hasta que levantó la cabeza tras tranquilizarse y le pidió un folioa su chico.
-En el cajón que tienes al lado hay un paquete, coge los que quieras.
Y así lo hizo. Abrió el compartimento y vio los folios amontonados, y encima unas tijeras que brillaban más de lo normal. Cuando fue a apartarlas se desvanecieron, por lo que dedució que sólo eran imaginaciones. Agarró unas cuantas hojas en blanco y comenzó a escribir su artículo de nuevo; esta vez estaba relajada. Cuando finalizó, levantó la cabeza y la giró para decírselo a James, que estaba sentado en la cama, pero a su lado vio a la niña. Sabía quién era, sabía que hacer, pero no podía hacerlo o la tomarían por loca, debería volver a cambiarlo todo... No podía, se le hacía imposible.
-Ven...-susuró la niña, o mejor dicho, Alice, la que en algún momento fue su hermana melliza, que sufrió bullying de pequeña y se suicidó.-Ven conmigo... No pasará nada, sólo quiero ser tu amiga de nuevo...
"No puedes Dani, no puedes. Ignórala. No pueden saber que estás loca. No te quedes paralizada y entrégale eso a James"- pensó; y así hizo. Pero Alice seguía insistiendo. No paraba, era imposible, convencerla de que parara. La chica de pelo rizado se volvió a sentar junto a la rubia, que quería perfeccionar su trabajo. Nadie hablaba por respeto a Perrie, que necesitaba hacer perfecto el artículo, pero Danielle oía a la niña cantar una siniestra canción, de la que no se entendía nada. Sentía a Alice acercarse y empezó a susurrar "no te acerques a mi", hasta que la pequeña le tiró del pelo, o eso sintió ella, y lo gritó. James dio gracias de que les hubieran dejado solos en casa, pero a la vez no, porque la chica del pelo castaño vio a la niña acercarse a su novio y cogió unas tijeras que, por accidente, le clavo al chico en la mano. Ella se quedó sin respiración en nada y él perdía muchísima sangre, así que la rubia se encargó de todo, llamó a los padres de ambos y a un hospital para que llevaran a una ambulancia.
Los padres de ella quisieron explicarle todo al chico, pero tenían que irse con su hija en la ambulancia, así que se lo dijeron todo en el hospital, cuando habían intentado reanimar a la chica y le habían curado la herida, por la que por poco pierde la mano.
-Verás, James- comenzó el padre-, nosotros teníamos a Danielle y a otra hija, Alice, eran mellizas, se querían mucho y estaban muy unidas, pero eran realmente distintas y nunca pertenecieron al mismo grupo de amigos. Dani siempre fue la popular, la guapa, la lista, y Ali solamente era la empollona sin amigos, los amigos de Danielle siempre hicieron bullying a Alice a espaldas de la más popular del grupo, y Ali decidió que no podía aguantarlo más y con diez años se suicidó, se tiró por el balcón y cuando volvimos a casa simplemente estaba ahí tirada. Fue un duro golpe para la que quedó viva, estaban muy, muy unidas y desde entonces Dani tiene una extraña esquizofrenia en la que ve a Ali intentando matarla por seguir viva, porque al parecer su difunta hermana busca venganza. Si es cierto que siempre pensó que todo sería culpa suya pero ninguno pensó que llegaría a esto. Lo sentimos mucho, de verdad, esperamos que te recuperes, pero no podemos seguir viviendo aquí ya que todos se enterarían de lo de nuestra hija y no queremos enterrar a las dos.
En ese momento, con James impactado por la noticia, entró una enfermera.
-Señores- dijo-, su hija padecía de esquizofrenia y falta de respiración, que es lo que provocaba su cuerpo cuando veía esas imaginaciones , por lo que se nos ha hecho imposible salvarla. Habría sido así aunque la hubieramos atendido desde el principio, lo siento- la madre comenzó a llorar y el padre tuvo que consolarla.
Días después, simplemente todos se habían olvidado, pero el ojiazul siempre lo recordaría, al igual que Perrie, desde ese momento se hicieron inseparables, mejores amigos, porque compartían algo que nadie más sabía ni debía saber. Todos conocían que Danielle murió por un falta de respiración, pero no conocían la causa verdadera, quizás todos pensaran que murió durmiendo o algo por el estilo, pero no, nunca lo sabrían, ese secreto se lo llevarían, tanto la rubia como James, a la tumba.
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DESTINY
Novela Juvenil'El destino está escrito entre las nubes y las estrellas con tinta invisible' Portada hecha por TaylorDirectioner21