Pastel de manzanas verdes y canela

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Llegaron a la casa de Marshall, donde aun a rastras, Marshall llevaba a Gumball, este último forcejeando y gritándole que le suelte.

Al entrar, Marshall tiro a Gumball al sillón de la sala con brusquedad

— ¡¿Pero que te pasa, desquiciado?! — grito indignado mirando con ojos de pistola Marshall lee

Este se abalanzó sobre Gumball, sujetó las muñecas del pelirosa contra el mueble y lo miró con firmeza mientras que la mirada asesina de Gumball se desvanecía, dejando una mirada de extrañeza y preocupación, su cara se pintó de rojo, parecía una fresa madura.

— Escucha, y escucha bien chicle, tu no tienes derecho a llorar por Finn. El no te ama, el esta pérdidamente enamorado de Fionna, tu debes asimilarlo, olvidarlo y aceptarlo. ¡Tu no puedes seguir pensando en el! —

Una mueca de indignación se presentó, el rojo de vergüenza pasó a ser rojo causado por la ira. Miro con enojo a Marshall

— ¡Tu no eres nadie para decirme a quien amar o no! ¡Si, Finn ama a Fionna! ¡Pero no puedo olvidar lo que siento por el! —

— ¡No me importa que puedas o no! ¡Tu me perteneces y te prohíbo pensar en él! —

Un crudo silencio se formó, los labios de Marshall estaban apretados en una línea recta, sus ojos ligeramente entrecerrados seguían viendo fijamente a Gumball, este estaba en un estado de shock, su boca formaba una perfecta "o" mientras sus ojos cristalinos por las inmensas ganas de llorar se quedaban fijos en Marshall

Con esas simples palabras, Gumball de había destruido pero conmovido, una rara mezcla de emociones y un perturbador sentimiento de importancia que jamás había experimentado lo embargo, aquello que Marshall lee le acaba de decir era...

— Tan estúpido y poco tú — dijo rodando los ojos, Marshall se impresionó pero enojó con aquello

— ¡Callate! — lo sujetó del cuello de la camisa levantándolo dejándolo frente a frente, se quedaron a una distancia de tres centímetros, tres centímetros que podían ser irrespestados a la velocidad de un segundo, Marshall analizaba el rostro de Gumball.

Estaba sereno, con un pequeño rubor, su mirada inexpresiva no le afirmaba si actuar pero tampoco lo negaba. Si actuaba y besaba a Gumball, posiblemente lo golpeara, o correspondiera, o siquiera reaccionará. Pero si no lo besaba, dejaría las cosas a medias quedándose con la inconformidad en si interior y posiblemente su relación con Gumball se volviese tensa. Aunque eso ocurriría en cualquier caso.

Sin más que meditar unió sus labios con los de Gumball, en un fugaz beso. Mientras el se fundía en la boca rosada, Gumball se mantenía quieto, inexpresivo, estático...

Se separó de Gumball con lentitud, admiró su rostro un par de segundos.

Ahora cada uno estaba sentado en un extremo del sofá, Marshall con la espalda curvada y Gumball completamente vertical y las piernas cruzadas. No se atrevían a romper el gélido silenció formado. Aunque al rato a Marshall lee le dio hambre, no es bueno cocinando –quemo el cereal, eso para él, era motivó suficiente para no acercarse a la cocina– por tanto pidió una pizza extra grande de peperoni y anchoas, con una gaseosa de dos litros de sabor cola. Por ser cliente frecuente, le regalaron una pastel de manzanas verdes y canela molida.

Aunque Gumball aborreciera la pizza y su doctor le prohibieran las gaseosas, cafés o bebidas energéticas. No fue impedimento, para cuando vio la rebanada de pastel, arrebatársela al moreno y comerla sin nada que agregar

Al día siguiente, Marshall y Gumball entran a la universidad con las manos entrelazadas y sus miradas desviadas.

Cake - [Marshall Lee × Gumball Week]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora