Prefacio.

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-¡Suéltame, Dominic!

El rubio se negaba a dejar el brazo de Matthew. Lo apretaba cada vez más para seguir reteniéndolo.

-¡Deja de forzarte! –Lo atrajo hacia su cuerpo impidiéndole la salida- ¡Haz menos ruido que la gente nos mira! –Musito esto último apretando los dientes

Matthew lo empujo un poco para después depositarle una patada en su miembro.

-¡Hijo de puta!

Dominic bajo sus manos a su entrepierna para cubrirla como si eso mortificara el dolor. Matthew se echó a correr inmediatamente. El lamento de Dominic no duro mucho, pues en escasos cinco segundos fue detrás del castaño.

Matthew salió del parque para doblar a la izquierda en la calle Dunly cerca de la licorería del señor Harrison. Su corazón latía cada vez más y más fuerte. Un sentimiento de desconcierto se iba alojando dentro de su estómago ante la idea de que Dominic iba detrás de él. La sensación empeoro cuando al voltear atrás pudo identificar al rubio corriendo detrás.

Sabía que no le tomaría mucho tiempo alcanzarlo por lo que doblo a la derecha en la calle Derbie. Cruzo unos arbustos donde hallo la construcción de la casa #509. Sin pensarlo tanto se saltó la línea amarilla y se metió cautelosamente. Permaneció quieto a lado de una trabe de gran dureza.

Internamente rezaba porque Dominic no lo descubriera. Sabía lo que le esperaba, sabía que necesitaba ayuda, sabía que debía alejarse de Dominic en cuanto antes, o sea, en cuanto saliera de ahí.

Su corazón se detuvo cuando a lo lejos escucho a alguien correr y luego detenerse.

-¡Ven acá, Matt! Se pondrá peor si no sales

Matthew deducía que debía estar volteando a todos lados en busca de algún rastro. Quizá ya le había pasado por la cabeza buscar adentro de la casa.

De repente oyó las pisadas cerca del pasto, cerca de la propiedad.

-¿Estás acá, he? –Preguntó retóricamente- Ay, amor, si no sales en este momento se pondrá mucho peor –Se acercaba más- Ah, ¿Quieres que sea yo quién te saque?

-Dios no por favor –Se decía Matt internamente.

Una hoja crujir le hizo saber que no le faltaba ni tres pasos para estar adentro. En medio de su desesperación vio una escalera de madera. En la sección de arriba había una ventana de grandes dimensiones donde seguro cabría.

Al sentirse tan amenazado corrió hasta ella, no estaba tan lejos de Dominic por lo que debía apresurarse como nunca lo había hecho en su vida.

-¿Quieres escapar, hijo de puta? –Bramo Dominic trepándose también a la escalera- ¡Vamos, baja!

Antes de que Matt alcanzara a subir, el rubio cogió su pantorrilla jaloneándolo para bajarlo. Este se aferró a otra trabe donde se sostuvo para intentar patear al rubio y hacerlo caer pero la fuerza de Dominic era mayor a la de él, y lo sabía.

Dominic sin querer soltó su pierna dándole ventaja para subir. Una vez arriba, Matthew se acobardo al ver la distancia de la ventana al suelo. ¿Qué era peor? ¿La paliza de Dominic o un golpe de tal magnitud? ¿Y si era lo mismo?

Una risotada se coló a sus oídos.

-¡Anda, salta! –Grito el rubio con sorna- Eso será mejor a que yo me encargue de la situación

Los ojos de Dominic irradiaban una furia impresionante. Ninguna de las opciones era buena pero sin lugar a dudas prefería caer, ir al hospital a cuidados de una enfermera y poder hablar con un doctor o un trabajador social sobre lo que vivía a lado de su pareja.

-Sé que no lo harás –Dominic iba a tomarlo pero con rapidez y agilidad su novio se lanzó por la ventana.

Showbiz | BellDomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora