Aquí se hallan mis sentimientos.

¿Libertad?

Actúo, libre, sin conciencia.
Sonrío, creyendo mi libertad.
Miro, observo, estoy encadenada.
Estuve cegada por tiempo,
sin saber que estaba prisionera
en esta oscura celda
en una isla desierta
a lo largo del extenso océano
que me priva de ver firme tierra.

¿Cómo pude actuar entre rejas
si cada paso que hago
me golpea hacia una nuevo y viejo muro?
¿Cómo pude saber si sonreía
si la oscuridad llena toda mi existencia?

Me hallo en un teatro,
actuando para ellos,
no soy actor,
no soy actriz,
soy una marioneta
atada de manos y pies,
guiada por cuerdas,
siendo la causa de risas
de aquellos que me mueven y me manipulan.

Actúo, creyéndome rebelde,
creyendo que el mundo ahora es mío,
creyendo que lo sé todo
solo por haberme dado cuenta de mi prisión.

Me hallo en un bosque
bastante alejado de la urbanización.
Los pájaros no cantan como dicen.
Silban y vuelan pero hacia un rumbo, un destino
porque este lugar les oprime,
les impide respirar en libertad.

Oh, Libertad,
si ni entre natura te hallas
dime dónde encontrarte.

Busco entre bosques y montañas,
cielos y volcanes.
En ningún territorio te encuentras.
Busco entre piedras y olas, nubes y lava.
Dime tú, Libertad, dónde te encuentras.

En un banco me siento
de uno de tantos parques,
a mi frente columpios aparecen a mi vista,
los ignoro pero escucho sus voces.
Son niños, niñas,
jóvenes con una corta vida vivida,
con una larga vida que ver.

Entre todos ellos observo
como una niña se acerca a otra,
ella estaba jugando sentada con arena
y aquella con una sonrisa le ofrece una margarita.

Espero un mal gesto de alguien a su alrededor,
miro a las madres, a los padres,
están conversando y lo están ignorando.

Vuelvo mi vista a las niñas,
la chica se ha levantado, ha aceptado su regalo,
le da un beso en la mejilla y le ofrece jugar a su lado.

¿Son ellos la causa de la libertad?
Actuar sin prejuicios ni suposiciones,
aceptar la realidad y disfrutar de ella.
¡Qué mayor lujo hay
que la libertad de tus acciones!

Y te encontré, Libertad,
en esa eterna juventud.
Dime, tú, si no puedes ser más pura y sagrada
que encontrándote en la juvenil ignorancia
de este oscuro mundo que nos asola
por esta sociedad opresora.