#1.

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El lugar era indecente, sucio y horrendo. En mi vida había estado en un lugar tan... Inundado de basura humana.

Las putas parecían una plaga de cucarachas, estaban por todos lados, junto a los delincuentes, borrachos y apostadores.

Me sentía altamente paranoico, todo movimiento producido a mi alrededor me ponía nervioso, con ganas de salir corriendo y esconderme bajo tierra.

Eran alrededor de las cuatro de la mañana y nos encontrábamos aquí, en este agujero de ratas sin poder dormir. Al menos, en cuanto a la policía no habría mayor problema, es decir, nadie tenía buen estado como para acusarnos sin joderse a sí mismo.

—Necesitamos dinero, Gerard.—Dijo Frank mirando al sector de bailarinas de tubo desde su lugar en la mesa—Tal vez podrías hacerte pasar por puta, mira ese cabello rojo y noté que tienes lindas piernas.

Rodé los ojos y miré con cara de perro amargado a Frank. ¿Qué clase de cumplido era ése?

—No seas estúpido, Iero.—Pedí—Por allá vi que están haciendo apuestas, podrías ver qué tal, ¿no, gran Iero?

—No lo sé, ¿me tienes fe?—Preguntó cambiando la dirección en la que miraba, viendo ahora a la mesa que comenzaba a armarse, y luego a mí.

¿Qué era lo que me hacia confiar?

—No. Sí. No sé,—Empecé a decir cual idiota, mirando la mano que había sido plantada en mi muslo izquierdo—Estoy basándome en lo que vi en la prisión, ya sabes.

—Ah... Bueno. Entonces iré a ver y bueno...—Rascó su cabeza y se levantó, amagó con irse dando uno que otro paso y volvió a mirarme—¿Un deseo de suerte, Gerard? ¿Algo?

Entre cerré los ojos, sin entender lo que decía o quería llegar.

—Huh... ¿Buena suerte, Frank?—Dije dudoso.

—Sí, claro. Bueno...—Contestó y ahora sí yéndose a regañadientes. Yo seguí sin entender qué es lo que quería.

Al desaparecer entre el asqueroso gentío para entretenerme observé a la zona del tubo de bailarinas, donde ahora solo se encontraba una mujer bailando.

Recargué mi rostro en mi mano, mientras las observaba danzar atrevida y lentamente, cómo se deslizaba alrededor del palo metálico. Sus piernas finas se enroscaban en el palo dejando su cuerpo caer y su pelo volar por miles de direcciones. Sin querer imaginé a otra persona en ese lugar, no sería donde la quisiera ver pero con aquella puta estaba recordándola. Ni siquiera podía recordar la suavidad o rasposidad de sus labios mientras la besaba sin que el reciente sabor de otros labios interrumpiera, el de él, un hombre.

El hombre que me había quitado de la cárcel mientras que ella tomó mi corazón y lo lanzó a la basura cuando me habló de esa forma, cuando colgó la llamada.

Todo en mi vida era tan inconcluso. Ya no tenía idea ni de lo que sentía o hacía, cuál era el camino que estaba siguiendo o en qué estaba convirtiéndome.

¿Cuál es motivo de vivir o al menos el mío?

—¡Gerard!—Dijo un muy agitado Frank a mi lado nuevamente—¡Tenemos que irnos, ahora!

Me tomó del brazo y comenzó a correr, provocando que yo también lo hiciera casi a su misma velocidad. Nos hicimos lugar en el oscuro callejón, nuestros píes se mojaban con el agua en el piso.

Oíamos como nos seguían, si dejáramos de correr nos alcanzarían y quién sabe qué nos harían por lo que sea que les haya hecho Frank.

Al doblar una de las calles el cegador vaivén de las luces azules y rojas hicieron que los tipos detrás se fueran huyendo, pues, era la policía y nosotros también tendríamos que haber hecho lo mismo.

Pero no lo hicimos.

Y eso era un gran problema.

Las luces se hacían más cercanas y yo estaba por salir corriendo, pero Frank con su mano en mi brazo me detuvo y me acercó bruscamente a él, sorpresivamente me besó.

Pero de un modo distinto.

Me sentía como adolescente al que le trasmitían sentimientos correspondidos. Y eso fue, no lo sé, lindo.

Hasta que claro, las luces se fueron, dejando otra vez la calle color naranja y aquella escena acabó.

Y algo en mí, ese sentimiento que muchas veces intentó acabar conmigo, quiso que no lo hiciera. Porque me sentía patéticamente bien.

Tal vez estaba comenzando a depender emocionalmente de él, y eso no era bueno.

No sé. No sé nada, me frustra.

—Tal vez nos estén buscando o algún otro que logró escapar. Tenemos que ir a algún otro lugar que no sea obvio y...

—Ya sé cuál.—Respondí.

2.Free Now  [Frerard] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora