#9.

172 47 39
                                    

El costado de mi rostro se oprimió, me dolió y luego desperté. Parpadee mis ojos, los paseé por toda la oscura habitación, vagamente iluminada por un ventiluz. Fallé cuando intenté moverme, mis brazos estaban en mi espalda y el resto de mi cuerpo pegado a una silla.

Finalmente, miré frente a mí. Me llené de esperanza, no todo estaba tan mal, sea lo que diablos haya sucedido, lograría salir de ello.

—¿Podrías...?—Comencé a decir, noté como sus ojos se tornaban oscuros, su gesto se endurecía.

—Cierra la boca.

—¿Qu-?

—Cierra la maldita boca. No volveré a decirlo, la próxima te vuelo la cabeza.

Sellé mis labios, fruncí el ceño, no entendía nada. Lo seguí observando, intentando adivinar qué vendría después, pero él tan solo me contestó de la misma manera.

Intenté una vez más safarme el amarre de mis manos, obviamente fallando.

La habitación se hizo un poco más luminosa cuando la puerta se abrió y se adentró al cuarto, prendiendo la luz detrás de él.

—Señor, usted no debe estar aquí.—Dijo el recién llegado. Miré muy bien su rostro.

Maldita sea...

—Jeremy. Jeremy, ¿qué es esto?—Pregunté, desesperado, casi gritando.

Frank me golpeó una vez más en el rostro.

—Te dije que te callaras,—Me dijo mirándome—Y tú,—Señaló a Jeremy—no me digas que mierdas hacer, o terminaré matándote a ti también por casi matarme, estúpido.

—Pero su padre...—Intentó seguir, Frank se dio vuelta nuevamente y lo miró como a mí anteriormente, amenazante.

¿Quién era su padre?

No entendía nada, me encontraba tan desconcertado que ya comenzaba a dudar si esto se trataba de una maldita pesadilla. Quería saber por qué Jeremy estaba en éste lugar y por qué demonios Frank se comportaba así conmigo.

—Mi padre no está. Él está muerto. Por lo tanto, las órdenes las doy yo  y mi orden es que quites tu oloroso trasero de aquí, ¿entendido?

Frank volvió a voltearse a mi lado, Jeremy bufó y rodó los ojos a sus espaldas y procedió con marcharse del lugar.

—Enfermo.—Balbuceó. Cerró la puerta estruendosamente.

Frank sonrió, allí estaba de nuevo, eso pensé hasta que observé bien y me arrepentí totalmente de pensarlo. Era obvio que algo andaba mal, muy mal, con él. Y además, su sonrisa no era tan cálida como siempre. Se veía tétrica.

—Maldita sea, no estoy enfermo.—Contestó de forma tardía. Suspiró, y volvió sus ojos a mí—Gerard.

—¿Por qué haces esto, Frank? Realemente...

—¿Por qué lo hiciste tú, Gerard? Él te lo ha dado todo, y tú me quitaste todo lo que tenía a mí.

—Yo no te hice nada, Frank. No entiendo qué sucede contigo, por qué estamos aquí. Vamos, suéltame.—Pedí sin esperanzas de que lo hiciera realmente, a éstas alturas ya no sabía de lo que él era capaz o no.

—¿Reconoces éste lugar? Apuesto que sí.

Me permití observar la habitación de nuevo, aprovechando la luz. Giré mi cabeza hasta donde pude y me encontré con una cama desgastada, la cama desgastada y realmente... Realmente sentí miedo.

—¿Qué estoy haciendo aquí?—Susurré, con mi voz corrompida por la opresión en mi pecho.

—Bienvenido a mi casa,—Festejó sarcásticamente—bueno, mi casa desde ahora. Antes era de mi difunto padre pero como murió, ¡como lo mataste!, ahora es mía. ¿Entiendes cómo es esto? Yo quería a mi padre, no su jodida casa.

—¿Tu padre?—Dije, no podía creerlo—No es posible. No, tú mientes. Él jamás me habló de un segundo hijo, Frank Iero.

—Frank Anthony Iero Priccolo. Alias la oveja negra—Priccolo, maldita sea—La maldita deshonra de la familia, el que se convirtió en un asqueroso criminal en vez de seguir el negocio familiar, porque su padre siempre lo ignoró.

No podía decir nada, miles de emociones me consumían. Bajé la mirada, sin intenciones de siquiera luchar.

—¿Por qué mataste a mi padre, Gerard?

—Él también me lo quitó todo, él me quitó a mi hermano.—Me atreví a contestar, sincerándome. Sentí una presión más fuerte en mi pecho.

—Que se pudra en el infierno tu hermano.—Protestó—Mi padre siempre fue muy justo, siempre lo supe, por eso yo quedé en la calle. Pero tú... Maldita sea, tú lo mataste aún cuando él vio en ti la imagen de mi hermano también muerto, que te aceptó en mi lugar. ¡Y aún así lo mataste! ¡Me dejaste sin nada!

Me brindó otro golpe en el rostro, podría decir que ya ni me dolió. No pude evitar derramar una o dos, tal vez muchas lágrimas.

—¿Entonces todo fue mentira? ¿Lo nuestro? ¿Lo que haríamos?

—No todo, sí me enamoré de ti. Te entregué todo, no miento al decir que te amo, te amo con todo mi corazón, Gerard Way.—Levanté mi vista, desentendido. Él me miraba fijamente, pero allí, en su mirada, ya no había odio. Percibía su verdadero cariño, su verdad. No entendía. Se acercó a mí, intenté en vano hacerme hacia atrás, besó mis labios delicadamente—Te amo aunque... Mataste a mi padre. Y yo voy a matarte a ti.

Se alejó y otra vez su entera persona se volvió odio, en cuestión de segundos.

_____________________
Holaaaa, bueno, qué loco todo. Espero y no me odien *le tiran tomates*

En fin, este es uno de los últimos capítulos.
*inserte su mensaje de odio aquí*

Aunque, todavía falta el último libro. Que va a ser un poco diferente.

Por cierto, publiqué hace unos días un OS frerard llamado "en la oscuridad", por si quieren leerlo(?

Eso sería todo por ahora, graaaacias por leer <3

2.Free Now  [Frerard] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora