Ocho.

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—¿Qué? —respondió con otra pregunta burlonamente, haciéndose el confundido.

—No te hagas el idiota —masculló enojado, mientras lo señalaba con el dedo índice— ¿Por qué le dijiste que éramos pareja?

—Oh, eso –dijo conteniendo la risa. Louis se veía realmente adorable—. No quería destruir sus ilusiones —prosiguió burlón.

El ojiazul se acercó enojado hacia Harry y le pegó en el hombro, aunque a él no le dolió. Harry se rió y habló.

—Cálmate, Lou. No es para tanto, ¿tanto te molesta que piensen que somos pareja?

—No es eso —respondió a la defensiva—. Estoy comprometido.

—La gente no lo sabe. Deja de exagerar y vayamos a la próxima tienda.

Sin dejarlo hablar lo tomó de la mano con cierta molestia y se dirigieron a distintos lugares, vajillas, ropa y más ropa. Hasta que llegaron adonde Harry quería y al mismo tiempo no quería llegar: ropa interior. En serio, había tratado de convencer a Louis para no ir, pero no pudo. Una vez que se le mete una idea al ojiazul en la cabeza no para hasta realizarla.

—Oh vamos Harry —dijo tirando de él, a medida que entraban a la tienda—. Ahora que sé que eres gay supongo que no has pasado por alto muchos solteros de Londres y con toda la ropa interior que has visto serás de gran ayuda —bromeó, pero al ojiverde no le agradó mucho.

—¡Hey! ¡Ya no soy así! —protestó.

—Claro, y yo soy la reina de Inglaterra —contestó sarcástico.

—Piensa lo que quieras —bufó ya molesto e irritado, zafándose de su agarre. Estaba harto de que lo trataran como un Don Juan, aunque él mismo se haya puesto esa reputación.

Louis se dio vuelta y lo miró con tristeza.

—Harry, lo siento. No quería decir eso, en serio. Estoy muy nervioso por la boda y me estoy descargando contigo. Yo…

—Ya, no importa, Louis —lo interrumpió fríamente—. Te espero aquí —dijo sentándose en un cómodo sillón frente a varios vestidores.

El ojiverde se acomodó, junto con todas las bolsas de las compras, que eran veinte, como mínimo, más el esmoquin en una especie de “envoltorio”. Se cruzó de piernas y cerró un momento los ojos, mientras el ojiazul se cambiaba, recordando el sueño. Había sido tan… real. Sintió como si Louis verdaderamente lo hubiese besado, e instintivamente llevó su mano derecha hacia sus labios y los acarició. Cuántas veces había soñado con besar a Louis.

—¿Y bien? —oyó la voz chillona que tanto conocía.

Abrió los ojos de golpe encontrándose con Louis solo vestido por un bóxer color azul marino, su mandíbula se abrió notablemente y recorrió miles de veces el cuerpo de Louis. Sacudió su cabeza, tratando de alejar sus pensamientos en donde el ojiazul gemía su nombre. Normalizó su respiración tomando una gran bocanada de aire y luego expulsándola. Tenía que controlarse.

—Te ves… ¿tierno? —respondió dudoso. Fue lo único que pudo decir, nada más salía. Sentía que si abría la boca, su lengua iba a caer al suelo.

—¿Tierno? —preguntó frunciendo el ceño mientras se cruzaba de brazos y apoyaba todo su cuerpo en la pierna izquierda— No es precisamente como quiero estar en mi noche de bodas.

Harry tragó duro. Sentía como su pene se presionaba cada vez más contra sus pantalones.

—Louis —intentó decir algo pero el cuerpo de él lo distraía y no lograba formular una oración coherente— ¿puedes taparte? —le rogó.

Made of honor [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora