Dos.

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Al día siguiente Harry se despertó gracias al timbre de su departamento. Maldijo entre dientes mientras de deshacía del desastre de sábanas sobre él. Pensó, por un momento, que si no se levantaba e ignoraba el insoportable sonido, la persona que fue a joderlo se iría y dejaría un mensaje en la recepción. Pero se equivocó. Y en el momento en que se levantaba de la cómoda cama supo quién, o mejor, quiénes eran.

—¡Hola Harry! —saludó alegremente (como siempre) Niall, adentrándose al hogar de su rizado amigo sin siquiera esperar una invitación.

—No grites —chilló el ojiverde mirándolo enojado—. Me acabo de despertar y no muy agradablemente —observó con en ceño fruncido a Zayn y a Liam, que imitaron al rubio y entraron al apartamento.

—No te quejes —protestó Zayn—. No es nuestra culpa que seas un flojo —sentenció sentándose en el sofá de la gran sala.

El apartamento de Harry era bastante grande y gracias a su trabajo y familia podía costearlo.

—Pero es muy temprano —se quejó recostándose en amplio sofá en frente de sus tres mejores amigos, sentados en el sofá opuesto.

—Son las cuatro de la tarde, idiota —le contestó el irlandés riendo mientras le arrojaba un cojín.

Harry se cubrió el rostro con él.

—Adivino –habló por primera vez Liam—, te quedaste hasta tarde hablando con Louis.

Y no era muy difícil de adivinar, eso se había convertido en una rutina para Harry desde que el ojiazul se fue a Estados Unidos.

—Si —contestó sin rodeos— ¿hay algo malo con eso?

—No —habló rápidamente el ojimarrón—. Pero ¿cuándo planeas decirle lo que sientes por él? —preguntó curioso.

Ellos tres fueron los primeros en enterarse. Había hablado con Niall, Zayn y Liam un mes atrás. Al principio se sorprendieron, ya que pensaban que Harry no «pateaba para el otro lado», después lo entendieron y no les molestó. Eran sus mejores amigos y si lo querían verdaderamente tenían que apoyarlo, ¿no?

En cambio, al padre y a Gemma –la hermana- no les sorprendió en absoluto, estaban totalmente tranquilos. Su hermana tenía una sonrisa de oreja a oreja, y Des le dio la última respuesta que el ojiverde esperaba: «¿Recién ahora abres los ojos? Era obvio, hijo», luego de eso soltó una sonora carcajada y bebieron whisky mientras miraban el partido, solos. Ya que Gemma se había marchado.

—Apenas regrese, lo invitaré a un bar, no lo sé —respondió pensativo sacándose el cojín del rostro—. Simplemente no lo soporto más. Necesito decirle, en serio. Siento cosas por él que nunca sentí por nadie —habló mirando al techo.

Zayn soltó una carcajada y habló:

—Quién imaginaría que el mujeriego Harry Styles terminaría enamorado de su mejor amigo. Pero más que nada ¡enamorado!

Y todos en la sala comenzaron a reír.

—Yo tampoco lo imaginé —dijo el ojiverde—. Me siento un completo idiota. De esos que sonríen cuando ven a las personas que aman y ugh, que asco —hizo una mueca.

—Pues acostúmbrate —dijo el rubio—. Es lo normal —continuo con una sonrisa en sus labios.

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—Vendremos a verte más seguido, Styles. No puedo creer que sea sábado y no tengas ganas de ir al club —le dijo Zayn apuntándolo con su dedo índice acusadoramente—. Definitivamente el efecto Tomlinson te pegó, y duro.

Harry soltó una carcajada.

—Primero que nada, viven, prácticamente en mi casa. Segundo, el efecto Tomlinson es lo más lindo que me pudo pasar —hizo un ademán con la mano, restándole importancia mientras empujaba a sus amigos hacia la salida.

—No es nuestra culpa que nuestros departamentos sean pequeños y tu vivas en un casi penthouse —se defendió burlón Niall

El ojiverde le sacó la lengua.

—¿Seguro que no quieres venir? —preguntó Liam. 

—Seguro, no tengo ganas —contestó.

Se despidieron como si no fuesen a verse en 10 años y por fin, se marcharon. Harry suspiró pesadamente y se dirigió otra vez al sofá. Toda la tarde la había pasado con los tres monos que consideraba hermanos, comieron, bebieron, hablaron y ayudaron al rizado con su declaración. Aunque faltaba un mes, ya tenía todo preparado y anotado, quería que fuera perfecto.  

Gemma llamó, hablaron una hora. Le contó sobre lo que había armado con los chicos, ella también le aconsejó. Luego, se despidieron.

Desde que Harry estaba enamorado de Louis, ya no se acostaba con nadie. No apoyaba esa idea de «un clavo saca a otro clavo». Y es que Tomlinson se metió en su piel e hizo que sintiera cosas que jamás imaginó. Ya habían pasado dos meses desde que se fue, y aún quedaba un mes.

Lo extrañaba y mucho.

Estaba agotado, sin razón alguna, ya que no había hecho nada en todo el día. Miró el reloj que colgaba en la pared frente a él. Las doce en punto. Decidió tomar una ducha e irse a la cama.

Hizo lo planeado y antes de quedarse dormido, como todas las noches, unas orbes color azul se asomaron y soñó con ellas toda la noche.

Made of honor [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora