Siete.

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Luego de esa «charla», los cuatro se pusieron en marcha. Niall, le prestó a Harry varios videos en dónde explicaban cómo ser la “dama de honor perfecta”. La madre de Horan había sido dama de honor incontable veces, gracias a sus amistades, y le gustaba que todo saliera a la perfección. También le prestó revistas, al igual que Liam. Zayn, se limitó a reír mientras veía a su mejor amigo convertirse en toda una dama de honor.  Mucho no podía hacer, ya que él no sabía nada sobre eso.

Harry se pasó, literalmente, todo el fin de semana viendo esos vídeos y recordando cada palabra y las cosas más importantes que una dama de honor debía hacer.  El sábado a la mañana Josh había partido hacia Escocia a arreglar asuntos de la boda y Louis se quedaría en Londres, para terminar los toques finales.

El lunes a las diez de la mañana, Harry ya estaba listo para recoger al ojiazul e irían de compras. Si, muy afeminado. Pero Louis le había insistido tanto que no pudo decir que no, no podría, realmente. Se miró por última vez y salió disparado hacia fuera, tomó el ascensor —que lo habían arreglado un día antes— y se dirigió al aparcamiento. Antes de subirse, se aseguró de llevar dos cascos; uno para él y el otro para Louis.

Se colocó el suyo y en menos de diez minutos ya se encontraba en el apartamento del ojiazul, él ya lo esperaba abajo. Típico de Louis impaciente Tomlinson.

—Todavía sigues con esa cosa —dijo frunciendo el ceño mientras señalaba a la motocicleta.

—O te subes o te quedas aquí —contestó Harry sonriendo arrogantemente, mirándolo a través de sus gafas de sol.

«Estás jodidamente bueno, Tomlinson» pensó. Reprimió una risita.

—¿Qué esperas?

—Has traído un casco para mi, ¿cierto? —preguntó con cierto miedo. Louis le tenía mucho temor a las motocicletas.

—Claro —respondió. Se bajó de la motocicleta, abrió un mini compartimiento que Tina traía, lo sacó y se lo entregó.

Sin protestar, Louis se lo colocó y se subieron.

—Hey, Lou —llamó el rizado—, no aprietes tan fuerte. No puedo conducir —dijo girando el rostro un poco, riendo.

—Lo siento —dijo apenado aflojando su agarre—, pero sabes que no me he acostumbrado.

—Mira, tienes que poner tus manos aquí —habló Harry poniendo sus grandes manos sobre las pequeñas de Louis que estaban en su pecho, colocándolas en su cintura. Ambos pudieron sentir el cosquilleo en sus manos, sin duda.

—Gr-gracias —tartamudeó Louis nervioso.

Una sonrisa de estúpido adornaba la cara de Harry, era mágico lo que lo afectaba un toque de Louis. Por su lado, él estaba completamente sonrojado, apoyado contra la gran espalda del ojiverde.

Sin decir más, se pusieron en marcha.

,,

En la primera tienda estaba el esmoquin. Harry se sentó en una pequeña silla en frente del cambiador de Louis y lo vio probarse ocho, como mínimo. De color gris, negro o blanco. Para el ojiverde eran totalmente iguales, con cualquiera de ellos, el ojiazul se veía hermoso. Se lo repitió miles de veces, pero Louis parecía no escucharlo.

Cuando iba por el número veintiuno Louis salió soltando un bufido del cambiador y miró a Harry.

—No sirves para esto, lo único que me dices es «Te queda perfecto, Lou». Debí traer a mi madre —dijo negando con la cabeza.

El rizado no dijo nada. Estaba observando atentamente a su mejor amigo, ese era su traje. Lo había encontrado, es que le quedaba realmente perfecto. Subía y bajaba la mirada por su cuerpo, lo desnudaba prácticamente. Desearía con todas su fuerzas que Louis se estuviera preparando así para casarse con él.

Se levantó rápidamente de su asiento y tomó a Louis por la cintura, poniéndolo de espaldas a él, lo dirigió hacia el vestidor e hizo que se viera a sí mismo frente al espejo. El ojiazul estaba sorprendido, le quedaba a la perfección. Harry llevó su boca hasta el oído de él y le susurró tiernamente:

—Es este, Lou. Te queda hermoso, en serio. Te ves… perfecto —suspiró.

Todo el cuerpo de Louis se estremeció al sentir el aliento caliente de Harry en su oído y cuello. Una corriente eléctrica le recorrió la espina dorsal. Nunca había sentido eso con alguien, ni siquiera con Josh. Sus ojos se conectaron, aunque Tomlinson seguía de espaldas a su mejor amigo, se conectaron a través del espejo. En un abrir y cerrar de ojos, se encontraban frente a frente, a escasos centímetros. Louis acorralado contra el espejo, con las manos de Styles al costado de su cabeza. Cerró los ojos instintivamente al sentir el aliento chocando contra su cara. Su corazón latía desbocadamente, sentía que en cualquier momento le explotaría el pecho. Abrió un poco sus labios, preparado para lo que vendría: un beso. Al menos, eso se imaginaba. Harry estaba igual que él, nervioso y excitado. Si no se detenía en ese mismísimo momento, le haría el amor allí. Louis se estaba entregando en bandeja, prácticamente. Se acercó un poco más rozando sus labios, solo un simple roce. Luego de sufrir un rato, estampó sus labios contra los del ojiazul. Dejándolos quietos por un momento, para después comenzar a moverlos. Delineó el labio inferior de Louis con su lengua, pidiendo permiso, y rápidamente lo consiguió. Louis se paró en puntas de pie y rodeó el cuello de Harry con sus brazos, al momento que él dirigió sus manos a la pequeña cintura del ojiazul, intensificando el beso. Sus labios encajaban perfectamente, moviéndose al compás. Se separaron, juntando sus frentes, con una sonrisa en sus caras, en la misma posición.

—¡Harry! —comenzó a gritar Louis. Él lo miró confundido— ¡Harry! —vociferó otra vez.

De golpe, despertó. Cerró sus ojos por un momento, acostumbrándose a la luz. Louis estaba de pie delante de él, de brazos cruzados y lo miraba con el ceño fruncido. Se había quitado el esmoquin y su rostro estaba rojo por la furia.

—¡Te has quedado dormido! —gritó enfadado— ¡Eres la peor dama de honor del mundo!

El ojiverde se sonrojó a más no poder, se sentía un estúpido.

«¿Así piensas conquistarlo, Styles?» le recriminó su consciencia.

—Lo siento tanto, Boo —dijo mirándolo apenado—. No era mi intención, en serio. Lo siento, sé que no es excusa pero anoche no dormí muy bien —y no mentía, no había pegado un ojo en toda la noche. Se paró y abrazó a Louis, pensando en el sueño que acababa de tener. Debía calmarse—. Te prometo que no lo hago más, lo siento.

Lentamente unos brazos rodearon su cintura y la cabeza del ojiazul se apoyó contra el pecho de Harry.

—Está bien, lo siento. No debía gritarte.

Se dirigieron a la caja y pagaron, el esmoquin era muy igual al del sueño del rizado. Probablemente porque lo vio y se imaginó a Louis en él. Se preguntó en qué momento se había quedado dormido.

Antes de que se retiraran de la tienda la cajera, una muchacha joven, los llamó.

—Uhm disculpen —dijo llamándolos dudosamente, insegura. Los dos se voltearon a verla—. No quiero sonar entrometida, ni nada por el estilo, pero… ¿cuánto llevan saliendo?

Esa pregunta dejó helados a los dos. No se la esperaban, luego de unos segundos de shock Harry sonrió y tomó a Louis de la cintura, acercándolo a él.

—Un año —respondió orgulloso. Miró a Louis que seguía sin decir nada, serio y rígido.

—Oh —dijo otra vez, la muchacha—. Debo decir que hacen una muy linda pareja. He visto la forma en que se miran, y puedo contar con los dedos las parejas que se observan así. Lástima que el amor esté escaseando —suspiró—. No vayan a separarse, se nota que se aman. Los felicito —terminó con una sonrisa. El ojiverde se la devolvió y salieron de la tienda.

Harry estaba arrastrando a Louis. Este último paró en seco.

—¿Qué rayos fue eso? —preguntó con el ceño fruncido, otra vez. 

Estaba enojado, otra vez.

Made of honor [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora