Capitulo 1

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Salí del vestier y me mire al espejo que había frente a mi, confirmado, odiaba este vestido.

-Te queda perfecto!-Dijo mi madre con entusiasmo mientras me miraba fijamente.-El rosa es tu color.

Esbocé una sonrisa, me gustaba verla feliz.

-Si tu lo dices...

Mi madre me miro a los ojos y su sonrisa se desvaneció.

-No te gusta, verdad?

-Claro que...

-Dime la verdad.-Me interrumpió ella.

-Sinceramente, detesto el color y no me gusta el estilo.- Dije bajando la mirada.

-Encontraré uno que te guste, lo juro.-Y puso esa mirada que pone cuando se empeña en algo.- Vístete con tu ropa y vamos a seguir buscando.

Obedientemente, fui a ponerme mi ropa, hoy usaba una camisa de franela y un jean negro, ese era mi conjunto favorito. Ya vestida salí y le entregué el vestido a mi mamá, y me di cuenta de que no estaba enojada, en realidad parecía feliz de poder pasar mas tiempo conmigo. Buscar vestidos no era fácil. Pensar en mi edad y el tiempo que ha transcurrido, me lleva de vuelta a mi pasado.

Flashback

Sangre. Es lo primero que veo al abrir mis ojos. Sangre roja, fresca y humana. Meto mis manos en el charco escarlata y las miro fijamente. <<Esto es mi culpa>>, pienso. Es mi culpa. Mi culpa...

Fin del flashback

-Jade!- Gritó mi madre sacándome de mis oscuros pensamientos.

-Dime.

-Por tercera vez, te gusta este vestido?- Dirigí mi mirada al vestido purpura frente a mi.

-No ma, el color es demasiado brillante. Y perdón por no responder, estaba algo distraída.

-No te preocupes hija, dime, de que color te gustaría que fuera el vestido?

-Azul aguamarina

-Bueno, entonces miremos vestidos de ese color y luego miramos el diseño.

-Okay.

Empezamos a caminar por la tienda pasando por el lado de miles de vestidos de colores. En el fondo de la tienda encontramos el color así que empezamos a buscar.

 -Busca un diseño que te guste.- Me aconsejó mamá.

Media hora después ya me estaba aburriendo, así que le dije a mi madre que iría al baño.

-Apúrate.- Me respondió ella.

Fui al baño, como dije, pero ni siquiera entré, cuando llegue a la puerta solo di media vuelta y volví. Cuando llegue a la tienda el color me cegó, demasiado rosa en un solo lugar. Tomé aire y seguí caminando, pero a la mitad del camino me detuve. Había un maniquí con un vestido que me encantó. La falda llegaba hasta la rodilla y tenia escote corazón, el único inconveniente era el color, pero en ese momento no me importó. Corrí hacia donde había dejado a mi mamá, casi me caigo tres veces y me estrelle con una señora que se enojó conmigo porque hice caer todas sus compras. Cuando llegue a donde estaba mi mamá respirando entrecortada mente le dije:

-Ven mamá, sígueme.

Mi mama me siguió sin hacerme preguntas, cuando llegamos a la vitrina, se la señalé a mi mamá y dije:

-Este estilo me gusta, podemos buscarlo en el color, y si no esta me llevaré este.

-Esta bien, vamos.

Volvimos a la sección del color y empezamos a buscar nuevamente. Después de un buen rato encontramos el vestido, fue difícil pero las dos estábamos felices. Fuimos a los cambiadores para que me probara el vestido, entre rápidamente y me puse el vestido, necesite llamar a mi mamá varias veces, porque como no suelo usar vestidos, necesite algo de ayuda. Cuando estuve lista salí de el vestier con una sonrisa en la cara y observe mi reflejo en el espejo, y por primera vez en mucho tiempo, me gustó lo que veía,  el vestido era perfecto, al ser estraple dejaba un espacio perfecto para mi collar, dejaba ver mis piernas lo suficiente, la forma que le daba a mi cuerpo era perfecta, y hacia que me sintiera bonita. Mi sonrisa se hizo mas amplia al notar que mi madre me estaba mirando fijamente, los ojos le brillaban con alegría, luego de unos minutos de silencio ella dijo:

-Hija, te ves hermosa.-Y con una sonrisa añadió.-Vamos a pagarlo.

-Espera mamá, me tengo que quitar el vestido para eso.

-Esta bien, pero apúrate.

Entre al cambiador y me arreglé,  salí y acompañe a mi madre a la caja, mientras ella pagaba yo pensaba que zapatos ponerme con el vestido, luego le daría la sorpresa. Salimos de la tienda y nos subimos en nuestra Toyota negra, mi mamá encendió el motor, yo encendí la radio, bajé la ventana y me puse a tararear la canción que sonaba,  con el cabello en la cara y un nuevo vestido en la bolsa bajo mis pies, por fin pude dejar de pensar un segundo y ser feliz.

SOY JADEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora