15: « Te espero en mi cama »

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15: « Te espero en mi cama »

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15: « Te espero en mi cama »

Vi como Kyrae empieza a acomodar una almohada y manta sobre la alfombra, ¿dormirá ahí? Intente convencerla que duerma conmigo, pero se negó. Incluso le dije que la mimaría, pero se molesto peor.

—Hey, Ky, ¿viste mi celu...? —y ella se giró con una máscara verde en la cara—. ¡Santa cachucha! ¡¿Qué es eso?! ¡Te pareces a la hija de Shrek!

—Dramático —rodó los ojos y salió de la habitación—. Esto... —señalo su rostro—. Es lo que usamos nosotras para vernos más lindas, ¿entiendes? Nos cuidamos mucho.

Enarque las cejas sorprendido. Esa cosa fea en su rostro es mucho trabajo

—¿Para qué sirve?

—Es una máscara exfoliate. 

—No sé que significa, pero bueno... ¿Viste mi celular?

—Nop —contesto—. ¿Lo habrás dejado en el auto?

—Puede ser...

—Ojalá eso no te pase con el bebé.

Solté una risa porque es lo más posible que ocurra, mientras salgo nuevamente. Fui a revisar a Sévak, se encuentra dormido, ¿nada más los bebés hacen eso? Parece fácil ahora que lo pienso, si duerme toda la noche y... oh, empezó a llorar, ¡olvidenlo! 

—¿Qué le hiciste? —pregunto Ky cuando vio al bebé.

—¿Yo? ¡Nada! Solo lo mire, ¡lo juro! —pronto sentí un horrible olor, hice una mueca de asco y mi mirada bajo hacia el bebé—. Uh, creo que...

—¡Oh no! —me interrumpió—. Perdiste la apuesta, ¡tú lo cambias!

—Pero no sé cambiar pañales.

—Entonces, es un perfecto momento para aprender.

Maldije cuando ella se fue a la cocina. ¡Uhg! Odiaba haber apostado y yo pensando que sería niña pero no, soy tan buen semental que hice un niño, ¡y a la primera!

—Mm, muy bien, Sésvak, vamos a cambiarte la mierda que acabas de expulsar...

Lo lleve a la habitación de Kyrae. La loca ha comprado hasta un cambiador para el bebé robot. Uhg, después la critico más. Puse al bebé sobre el cambiador, mientras llora así que le quite la pijama de barcos y le empecé a cambiar el pañal sucio.

—¿Será mierda de verdad?

Pegue un salto al escucharla hablar a mi lado, mi mano fue hacia mi corazón mientras me pegaba contra la pared, asustado por la sorpresa que me acaba de dar, ¡maldición! Y tenía esa cosa verde en su casa.

—¡¿Qué te ocurre?! —grite, mientras mi corazón sigue latiendo rápido—. ¡No vuelvas a hacer eso!

—Ay, que delicado...

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