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14: « ¡Está helado! »
Justin.
Creo que he experimentado antes algunas situaciones de lo que será el proyecto bebé. Tengo hermanos menores, pero esto es algo más distinto, ¿por qué? Además de tener un robot como hijo, yo jamás cambiado pañales de mis hermanos o cosas como esas. ¿Tendré que hacerlas ahora? Es mala hora aposte.
—Uh, te lo digo ahora: no se cambiar pañales —avise.
—¿Y para que sirvieron tus hermanos?
—¿Para que se me caigan? Bueno, solo fue una vez cada uno...
Cuando pensé que escucharía un reclamo, fue todo lo contrario. Ella soltó una carcajada y yo no pude evitar unirme.
—Eres muy idiota —murió mi risa. Estamos comenzó bien y lo arruina, casi me estaba agradando.
Llegamos al complejo. Ella parece muy emocionada cuando bajó, yo hice lo mismo, pero esta vez, llevando la bolsa y ella al bebé robot dormido. Espero que el tiempo pase lento, siento que será difícil porque esta programado para volvernos locos e intentar que llevemos una vida se celibato hasta los treinta años o más.
Introduce las llaves en la puerta, mientras escucho a una Kyrae parlanchina. Normalmente yo soy el que habla sin parar, pero ahora ella lo es. ¿Eso significa fin del mundo?
—¡Bienvenido a casa, Sévak! —la escuche decir cuando cerré la puerta—. ¡Te encantará tu habitación!
—He, ¿sabes que es un robot, no? —la moleste un poco, mientras dejo caer las cosas—. ¿Y sabes que su habitación es también tuya, no?
—¡Silencio!
De inmediato, se retiró hacia la habitación, mientras yo me acosté en el sofá. Tengo grandes ganas de dormir. Primeras horas de paternidad y no puedo más, ¡adiós, mundo!
[...]
—¡Maldición! ¡Despierta, Justin! —escuche el grito de Ky.
Mis ojos se abren poco a poco, pero volvieron a cerrarse al ver la luz fuerte y después otro grito, por ultimo: un llanto que parece romper las ventanas. Tome unos segundos para darme cuenta que he dormido en el sofá no sé cuanto tiempo, pero Kyrae está desesperada.
Tal vez si me duermo más, deje de escucharla.
—¡Justin! —golpeo el sofá con su pie y después sentí una almohada golpear mi cabeza—. ¡Despierta! ¡El bebé está llorando!
—Aja...
No quiero levantarme. La flojera es más poderosa ahora mismo e incluso no sé que me dijo después de patear el sofá. Lo escuche como se fue maldiciendo.
Cuando decidí cerrar mis ojos y dormir más tiempo, nuevamente escuche sus pasos. Ha regresado la loc...
—¡Está helado! —grité cuando me arrojó agua con hielo y me levante del sofá mientras sacudía mi cuerpo, tirando los cubos—. Estúpida, mi ropa, idiota.
