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27: « Solo un baile »
Esta noche con Kyrae cenaríamos en forma pacifica en el departamento, disfrutaríamos un tiempo tranquilo como en la madrugada, era realmente sorprendente que estuviéramos conversando sobre nosotros sin que me golpeara, tenía que guardar mis comentarios perversos para que ella se comportara.
—Bonita decoración —la escuche decir cuando salió de la habitación, ella traía un bonito vestido azul y unos zapatos bajos, el cabello suelto y un maquillaje suave—. ¿Qué?
Moví la cabeza hacia los lados, negando antes de sonreír otra vez.
—Toma asiento, hice una estupenda comida.
—Sí, huele bien.
La ayude a sentarse como todo un caballero y después me fui directora a la cocina, regrese con los platos recién servidos y los coloque en la mesa, fui a bajar la intensidad de las luces ya que había puesto pequeñas luces que alumbraban alrededor de la pared, como las de navidad en el árbol, pero estas eran doradas. Intente hacer lo más parecido que vi en google, por alguna razón, quise copiar esa idea para esta noche.
Llene su copa y la mía con un poco de vino. Tome asiento frente a ella quien miraba todo con curiosidad antes de sonreírme contenta.
—¿Y a qué se debe todo esto?
Siendo sincero, yo tampoco lo sabía, solo que sentía una gran necesidad de tener una cena mejor que la anterior. Quería esto con ella, esta paz y charla divertida que solíamos tener algunas veces —cuando no la agredía—, pero algo más detallista, más lindo y tranquilo, como una película. Y eso se sentía bien tenerla conmigo en la mesa.
—No lo sé —conteste con sinceridad—. Pero, ¿a qué me salió como Instagram, no?
—Sí —se río—. La verdad esta como para publicarlo, todo está perfecto.
—Creo que después que terminemos con la cena, lo subiré.
—Muy buena idea, señor decorador.
Ya sabía que le gustaría, en realidad era lo que esperaba porque casi me caigo mientras colgaba las luces. Y antes que pudiera comentarle eso, le di una probada al spaghetti, también debía admitir que había salido excelente la comida, era el único plato que me salía perfecto.
—Mm, sí, esto esta delicioso.
—Gracias, gracias, lo sé, soy el mejor.
—Oh sí, claro, lo que digas —rodó los ojos, volvió a sonreír mientras arrugaba su nariz—. ¿Qué?
—¿Qué de qué?
—Deja de mirarme de esa manera.
¿Estaba haciendo eso? No me daba ni cuenta, ¿y de qué manera?
