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36: « Juro que no le haré nada »
El muelle se encontraba privado, habían decidió hacer una especie de evento por una celebración que desconocía, pero todo se veía genial. Tenia la mano entrelazada con la de Kyrae, ella iba sonriendo mientras caminábamos hacia la dirección de sus padres, el señor y la señora Rousseau quienes hablaban animadamente en su propio mundo. Pero cuando nos vieron, no dudaron en poner su atención sobre nosotros.
—¡Los esperamos una eternidad! —dijo el señor Rousseau—. ¿En qué vinieron? ¿En una tortuga?
—Buenas noches a ustedes también —contesto con sarcasmo Kyrae—. ¿De qué hablaban?
—Le estaba contando a tu madre del vídeo nacional de Justin, es gracioso.
—No dejamos de verlo —se río la señora Rousseau—. Fue demasiado gracioso.
Nunca se olvidarían de eso, los padres de Kyrae eran muy burlescos. Dios, incluso el señor Rousseau lo subió a YouTube, no hace falta decir que revelo mi nombre y ahora tengo un buen número de seguidores por mi broma. Pensándolo bien, no es tan fatal, ahora soy un chico sexy de Instagram.
—Iré con mamá un rato —me susurro Kyrae y yo asentí—. Por favor, no hagan ninguna locura.
Cuando ellas se marcharon, el señor Rousseau me hizo una seña para que lo siguiera, caminamos en silencio por el otro lado del muelle y nos subimos a un yate que se encontraba ahí, no sabía si era suyo o estábamos en un lugar prohibido, pero nos dejaron pasar.
—Señor Rousseau, ¿qué hacemos aquí? —fruncí el ceño y mire a mí alrededor, un yate de lujo—. ¿Esto es suyo?
—No, pero es de un amigo —se encogió de hombros, se quedó en silencio y hablo duramente—. ¿Cuáles son tus intenciones con mi hijita?
¿Tanto se nota? Pensé que no.
—¿Ah?
—No me mientas —ladeo su dedo indice hacia los lados—, lo sé porque las miradas lo dicen todo.
—Yo...
—Escucha, Justin —me interrumpió alzando la mano como un policía de tránsito—. Me agradas, lo haces, eres buen muchacho, se cómo fuiste y veo una gran diferencia con este Justin enamorado.
—¿Me mando a investigar o algo parecido?
—No, solo revise tu cuenta de Instagram —saco su celular y señalo mi perfil abierto—. Es increíble las cosas que se pueden encontrar en estas aplicaciones. Por cierto, buena foto en la bahía, me gusto.
—Gracias —sonreí unos segundos—. A mi igual me gusta la foto.
—Sí, a mi esposa también... ¡No nos desviemos del tema! —reacciono al darse cuenta que nos íbamos para otro camino—. La cosa es que les deseo mucha suerte a ambos.
