Theo salió temprano esa tarde. A pesar de eso se había encargado de mucho más labores que un trabajador promedio. Theo tenía apenas un año al frente de la sede matriz de la compañía, pero se había establecido en los primeros seis meses, apenas con ese tiempo había demostrado astucia, inteligencia y buen instinto para los negocios e inversiones, pese a ello, esas características eran difíciles de notar fuera de la oficina donde era desinhibido y bastante bromista. El prometedor joven se sorprendió al ver al anciano cochero de Nabil esperando cerca de su auto, se aflojó la corbata y suspiró caminando a su auto.
-Señor Botsari- Se detuvo al escuchar se apellido y además por la intriga por el repentino tono amable y humilde del hombre que apenas esa mañana le había llamado arribista.
-¿Tiene algún asunto conmigo?- preguntó ladeando el rostro con una de sus manos en los bolsillos. El anciano dio un paso a él notablemente incómodo y Theo se agachó ligeramente como si intentara buscar su rostro- ¿Qué ocurre?- insistió y el hombre levantó la vista avergonzado.
-Yo estaba confundido esta mañana, señor. Estoy aquí para disculparme- Theo sonrió y asintió. Ya que aquel era un hombre tan querido para Nabil, bien podía dejar su usual sentido del humor y tan solo aceptar sus disculpas.
-Disculpas aceptadas, no se preocupe- le aseguró y le palmeó el hombro- Y no es que quiera ser grosero pero tengo una cita con Nabil, así que...- señaló su auto y el hombre le sonrió.
-Claro, claro, entiendo. El joven me ha dado la noche libre así que creo que conducirá él. Tenga esto... se las manda mi esposa, son las favoritas del señor- Theo iba a decirle que no era necesario ningún regalo pero cuando escuchó lo demás lo tomó sin dudar.
-Sus favoritas ¿eh? Muchas gracias- le sonrió al hombre y se despidió subiendo a su vehículo. Ya dentro abrió la caja de pastelería y vio los panecillos, sacó uno de ellos y curioso lo probó- Mmm, nada mal- En realidad estaba muy bueno ¿de qué repostería serían? Quizá luego le preguntara al chófer de Nabil. Así que a Nabil le gustaban las nueces... y el glaseado- Debí imaginar que era de cosas dulces- se rió recordando que Nabil intentaba no pedir postres cuando estaban juntos pero cuando cedía siempre era algo dulce- Arturo- le habló al conductor y éste le dedicó una mirada por el retrovisor antes de volver la vista al camino.
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+Money
RomanceNabil es considerado un genio entre programadores, es exitoso en su trabajo pero su vida amorosa es triste y deprimente. Nabil es consciente de que para tener alguien en su cama debe firmar cheques constantemente, pero cuando encuentra a alguien que...