Capítulo 12

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La mañana del quince de febrero Nabil despertó rodeado por los brazos de Theo, la sensación le gusto y volvió a cerrar los ojos acomodándose contra su pecho. El movimiento debió haber sido brusco pues sintió a Theo moverse, soltándolo y desperezándose.

Nabil sonrió y se acomodó en la cama tan solo deleitándose con la imagen que le ofrecía. La habitación aún estaba a oscuras pero de alguna forma sentía que distinguía claramente cada detalle de Theo.

-¿Cómo te sientes?-Theo se giro a él y le sonrió, su mano derecha buscó el rostro del pelirrojo y sus nudillos acariciaron sus pecosas mejillas

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-¿Cómo te sientes?-Theo se giro a él y le sonrió, su mano derecha buscó el rostro del pelirrojo y sus nudillos acariciaron sus pecosas mejillas.

-Bien- Nabil se sentía tímido, aún así su rostro buscó la tibia caricia de su amante.

-Qué bien, porque hoy vamos a salir juntos- le prometió. Con tres aplausos encendió las luces. Se giró a él moviendo las cejas- Tengo toda la mañana preparada para nosotros.

Nabil no tuvo tiempo a reaccionar cuando Theo lo levantó en brazos para llevarlo a la ducha para tomar un baño rápido.

-¿Estás seguro de que no prefieres usar algo de mi ropa?-Theo abrazó a Nabil por la espalda besando su cuello justo antes de que éste se colocara la chaqueta encima.

Nabil ya estaba bastante avergonzado de su ropa infantil. Pero que Theo le dijera eso lo había hecho sonrojar.

-No podría ni caminar con tu ropa, somos tallas demasiado diferentes. Además apenas y tuve puesto esto ayer- le recordó avergonzado por la cantidad de tiempo que habían estado en la cama. Pese a que ciertamente eso ya no era novedad entre ellos –¿A dónde iremos?- preguntó curioso girando el rostro hacia el del rubio, movimiento que él aprovecho para besarlo en los labios.

-Es una sorpresa, pero puedo decirte que es un lugar pensado en ti.

Pese a lo que Nabil había podido temer, la sorpresa de Theo lo había descolocado más de lo que había esperado, no por lo "maravilloso" de ella, si no por lo estupendo de su simplicidad.

-¿Entraremos ahí?-preguntó Nabil, intentando esconder su emoción, mientras veía el letrero en la entrada de un enorme complejo de videojuegos.

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