Capítulo 9

2.4K 286 37
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Adele y Bill salieron de la bonita casa residencial, la encantadora mujer, delgada y de cabello ya casi gris en su totalidad, caminaba derecha igual que su marido pero se notaba nerviosa.

—Bill ¿estás seguro de esto? – preguntó la mujer— esto... ¿no es inmiscuirse demasiado?— preguntó.

—¿Qué quieres que te diga mujer? Ese muchacho me pidió un favor y la verdad yo no supe qué más decirle.

—Claro, qué mejor solución que lanzar a tu hermosa esposa por delante— le reclamó con un bufido y después se alisó la blusa por décima vez— ¿Cómo me veo?— consultó por también décima vez.

—Tu blusa está perfecta, mujer. Ya tranquilízate, solo vas a comer pastel— la regañó aunque se removía incómodo sobre sus pies. Aún estaba hablando cuando el auto de Theo se estacionó frente a ellos y el joven chófer de éste salió para abrirles la puerta— Esto es de lo más extraño— murmuró Bill, normalmente era él quien abría puertas.

Bill dejó que su esposa entrara primero después de que el jovenzuelo se presentara como Arturo y les anunciara que estaba ahí por ellos, pese a que Bill lo reconocía como el conductor de Theo y también al auto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bill dejó que su esposa entrara primero después de que el jovenzuelo se presentara como Arturo y les anunciara que estaba ahí por ellos, pese a que Bill lo reconocía como el conductor de Theo y también al auto. Viajaron en silencio por casi cuarenta minutos a través del tráfico hasta una bonita pastelería en el centro de la ciudad.

—Vaya— exclamó la mujer nada más bajar al notar la adorable pastelería, aquel lugar era una explosión de hadas, flores, princesas y dulces, como un cuento de hadas sobre chocolate— Qué... adorable— el sitio estaba lleno de mujeres jóvenes y parejas. Era una de esas pastelerías con área de comedor, una especie de adorable cafetería incluida. En el fondo, estaba Theo sentado con una preciosa y joven mujer, de cabello rubio, muy claro, piel blanca, mejillas rojas y unos enormes ojos negros. Tenía una adorable cara de duendecillo, con la nariz respingona y una boca pequeña.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
+MoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora