Capítulo 5.

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Se me hacía tarde. Mi apresura era agotadora, además temía a que Diana se fuera y no me pudiese ayudar en algo de tanta magnitud. Que sería de mi sin ella, es el único apoyo que tengo.

Me duche muy bien, me lave el cabello con acondicionador de Jazmín y Lavanda, me perfume con jabón de Rosas, y tome las medidas posibles para no caer en una sudoración excesiva de axilas y genitales... Realmente es algo más que importante para mi.

Christopher es el chico que toda mujer quiere... Temo a echar todo al caño. Está oportunidad no se da dos veces en la vida, bueno al menos en mi vida.

—Apresurate, se hace tarde y hay mucho por hacer. —dijo Diana preocupada.

—Tienes razón. Ya salgo. —los nervios están que me matan, temo a parecer una adolescente corriente cuya perspectiva de su presencia no importante e interese.

—Okay... Espero.

Después de cinco minutos, salí de la regadera, con una toalla que me cubría el cuerpo como única prenda que mantuviese encima. Fui directo a mi habitación encontrandome con Diana.

—Mira lo que te hice mientras durabas esa eternidad en la regadera... —exclama sonriendo.

¿Que cosa?

—Un emparedado de pan de centeno con pavo y queso light. Ah y un zumo de naranja, ¡No te puedes ir sin el estómago vacío! ¿Que te parece? -Es tan atenta.

—Que ricura amiga. ¡Gracias te amo!

—dije acercándome y dándole un beso en la mejilla justamente en su hoyuelo.

—Con gusto, cariño.

Me posé en mi cama mientras Diana me peinaba y maquillaba, mientras yo seguí disfrutando de ese delicioso bocadillo... No quería que nada saliera mal, es mi primera cita y es con el mayor Christopher Hart, ósea uno de los más envidiados de la preparatoria.

Tengo mis dudas... ¿Si no llega por mi? ¿Si fue una simple broma de mal gusto? Mi orgullo, bueno mi poco "orgullo" caería por los suelos.

Diana estuvo haciendo lo posible para que me viera bien, no lo pudo lograr. Soy imposible de embellecer aunque sea un poco, trajo su perfume de tan buen gusto, para mejorar un poco mi presencia...

Quede con: Unos vaqueros negros en el cual se marcaba en el trasero mis bragas, una blusa verde, unos tacones oscuros cuya plataforma es tan grande que me quiero tropezar, y unos cabellos rizados

(Créditos: Diana Cox).

No pude evitar llevar mis fracasados lentes, y mis inevitables Brackets. Es típica de la fracasada de mi...

Estaba lista y nerviosa.

Cuando eso, sonó el timbre. Era él, espero... Baje a la estancia, me despedí de Diana la cual salió por atrás. Me acomode el cabello, he intente abrir, lo nervios me comían, mi corazón palpita fuertemente y mis manos quisieron empezar a sudar.

Abrí la puerta esperandolo a él, simplemente encontré una publicidad del nuevo restaurant cerca de mi casa. Me frustre de tan manera, que subí a mi alcoba a desarreglarme y ha caer en el llanto de mi depresión... Lo esperaba a él, no a eso. Me queda más que claro que no vendrá. ¿Todo el sacrificio para esto? Fue una broma de muy mal gusto.

Me senté en mi cama y mire hacia el reloj 14:40p.m. la hora que me dijo. Aún peor ahora.

Cuando eso... Suena el timbre, espie un poco por la ventana y efectivamente era él. Baje corriendo, deje un memo en la nevera diciendo que salí, y me dirigí a la puerta. La abrí suavemente y pude hacer contacto visual.

—Hola. —exclamó suavemente.

—¿Como estas? Quisiera decir que estas bellísima. —dijo con una sensual sonrisa.

—Bien, y ¿tu? —pregunto y a la vez me sonrojo en agradecimiento a su halago.

Podía decir algo mejor de él, venía vestido con unos vaqueros cafés, una jacket de cuero con una camisa blanca por debajo, unos mocasines puntiagudos, llevaba el cabello alborotado y sus incomparables ojos grises en los cuales me perdía.

—Bien, gracias por preguntar. —sonrió.

—Pero yo también puedo decir que te vez excelente. —dije mordiendo mi labio superior.

—sonríe. —¿Nos vamos? Que te parece.

—Si claro. Vamos...

Nos dirigimos a su convertible negro. Como todo un caballero, me habría la puerta, le agradecí. Me coloqué el cinturón de seguridad.

Él subió, he inmediatamente comenzó a hablar..

—Te quiero decir que tenía mis dudas, estaba muy nervioso y temía a que me rechazaras. —exclama mientras mira el retrovisor, para salir de la acera.

—Yo igual, temía a que me dejaras plantada o que todo esto fuese una broma de mal gusto. —dije siendo sincera.

—¿Por qué una broma de mal gusto?

—Por el simple motivo de que sos mayor y guapo, en cambio yo soy una fracasada, nada sexy y rara. —exclamé decepcionado de la vida.

—¿Que? Eres muy hermosa Miley. No tienes porque tener el autoestima tan bajo, y además ¿que tiene que sea mayor? No siempre lo que importa es el físico. —sería excelente como psicológico sátiro.

—Gracias. Me haces sentir mejor. -sonrió.

—Bueno y, ¿Que música que gusta? -pregunto mientras conducía.

—Me encanta el pop, soul, jazz. Me fascina toda la música que lleve esos géneros. —respondí eufórica.

—A mi también me gusta esa música, mira, ¿vez esa carpeta?

—¿Esta? —dije tomandola.

—Si. Mira saca un CD llamado "AA" y colocalo en el reproductor del auto.

Hice todo lo que me pidió.

—Mira este CD es de pop. Tiene las mejores canciones. Escucha... —le gusta mi música, es genial.

Presionó el botón de encendido, busco la melodía 21 e inmediatamente empezó a sonar He Won't Go.

—¿Te gusta esa? —sonríe.

—Es una de las mejores. Sus cambios de ritmo son alucinantes. —soy una experta en la materia.

—Excelente. Tememos algo en común. —dice perversamente.

—me sonrojo. —Verdad...

En todo camino se dio el tema de la música, nos desenvolvimos en esto que tenemos en común. Todo fue tan hermoso.

Todo así. Hasta el momento de llegar, todo era algo desconocido para mi. Era como un mundo en el cual nunca lo pude explorar. Mi corazón palpitaba muy fuerte.

Christopher se estaciono. Salí del auto, lo rodeó y abrió la puerta. Me tomo la mano para ayudarme a salir, noto mis húmedas.

—¿Pasa algo? ¿Te sientes mal?

—exclama preocupado.

—Christopher, creo que es mejor que volvamos... —se me cae la cara de la vergüenza.

—¿Que pasa May?

—Tengo miedo a estropear todo. No somos hechos para hacer eso. Y temo a que te enojes conmigo.

—Mirame a los ojos señorita, —lo hice — Todo saldrá bien no te preocupes. No me enojare contigo.

—se acerca percibe mi fragancia y me da un beso en la mejilla, fue algo tan lindo y tierno de su parte. Se dio la vuelta, aún me tomaba de la mano y comenzó a caminar.

En ese momento, percibí que a su lado estaría bien y a salvo. Ese sentimiento me encanto.

Just A Story - Miley CyrusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora