15

150 24 0
                                    

El viernes ambos se empapaban del otro, se miraban con detenimiento e intentaban retenerse mutuamente en la mente del otro por el resto del fin de semana.

Los sábados deseaban la llegada del lunes.

Los domingo dormían temprano para hacer al lunes llegar con más rapidez.

Los lunes se volvían a encontrar e incluso alguna tímida y risueña sonrisa asomaba en sus labios.

Alrededor de tres meses habían pasado ya desde la primera vez.

En el último vagón del metro de las siete y cuarto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora