Cuatro

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Miro el reloj despertador que está justo en la mesita de noche y noto que pronto tendré que levantarme

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Miro el reloj despertador que está justo en la mesita de noche y noto que pronto tendré que levantarme. Llevo horas dando vueltas en la cama, sin poder realmente dormir y cuando en algún extraño momento siento que me he quedado dormida, no es así, escucho el sonido a mi alrededor y la pequeña luz que se cuela por mi ventana la siento sobre mí.

Fase dos o tres del sueño, creo que le dicen.

Vuelvo a cerrar mis ojos, al menos descansare vagamente mi vista. Los abro de inmediato al sentir de cierto modo algo, escucho unas pisadas suaves y firmes alrededor de mi cama, pero me quedo quieta, estática. Cierro nuevamente mis ojos apretándolos fuertemente, no es real.

Escucho una respiración acelerada.

No es real.

Siento la presencia de alguien más en mi habitación, el colchón de la cama se hunde, cierro mis ojos fuertemente.

No es real Haru.

—¿Es en serio? Estoy intentado dormir, vete —protesto jalando mi cobija de tal modo que quedo enrollada en ella—. Sé que no eres real, solo estas en mi mente.

—Si eso quieres creer —masculla burlonamente una voz que reconozco perfectamente—. Pero sabes bien que soy real.

—Si mi mente estuviera lo suficientemente descansada, dejarías de existir —protesto quedamente y vuelvo a cerrar mis ojos.

No sé porque, pero cada vez que regreso tengo esa secuela de sentir y escuchar cosas que no están allí, esa voz es recurrente, tanto así, que ya conozco su nombre.

—Edder, déjame dormir en paz —sentencio sentándome para verlo mejor.

Sale de la oscuridad, acercándose lo suficiente para que la luz ilumine su silueta. Su piel de color verde sigue asombrándome, es un chico común a pesar de lo que puedo visualizar, pero a la vez sé que por algo está cerca de mí, sin que yo lo sepa en ocasiones.

—Voy a molestarte hasta que te levantes Haru, soy tu amigo —sonríe mostrando su perfecta dentadura. Sus ojos negros se iluminan cuando le tiro lo primero que encuentro y para mi mala suerte ni siquiera le toca un milisegundo, cae torpe contra el suelo, al igual que mi dignidad últimamente.

Gruño molesta, Edder ríe a carcajadas, es una ilusión molesta de las mañanas. Algo así como un despertador, pero más molesto. Debería tomar esas pastillas, tal vez si descaso mi mente lo suficiente las ilusiones desaparecerán.

**

Bostezo dramáticamente.

Instituto Marcady Led.

—Fantástico —murmuro ingresando por las grandes puertas metálicas, asegurando el fracaso de quienes tienen la vaga idea de salir.

El piso de cerámica gris se extiende hasta más allá de lo que capta mi vista, mostrándome la gran cantidad de estudiantes que van desde los trece a dieciocho años con sus uniformes, una camiseta por dentro blanca, un chaleco color vino con una corbata del mismo color y una falda de pliegues gruesos de color beige adorna la figura de cada alumna de una manera personalizada en ciertos casos.

Realidades Difusas [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora