"Más que alucinaciones, realidad no aceptada"
Haru tan solo es una adolescente, no debería preguntar cuántos meses de vida tiene, no debería ser obligada a consultar con los psicólogos qué es lo que realmente tiene. Es solo una niña confundida que h...
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Entro a mi habitación bostezado, visualizo el cargador de mi celular que extrañamente, nótese el sarcasmo, está debajo de la cama por quinta vez en la semana, siempre salgo apresurada y no le presto mucha atención a dónde tiro las cosas. Me quito los tenis dejándolas al lado de la puerta, que es de color turquesa al igual que toda mi habitación. Me agacho para recogerlo y lo conecto en el enchufe cerca de mi cama, apenas alumbra me aparece un mensaje reciente.
Mikeyla
Hola, amiga ¿por qué no has venido a clases? :( ¿Estas bien?
Su mensaje me hace sonreír, esos detalles son los que me alegran, aunque sea un poco. Mikeyla es una de mis amigas más cercana que extrañamente ha ignorado todo lo que se dice de mi...o al menos así actúa, es la chica que se sienta en el medio del salón y tiene una forma de ser que produce que siempre estés riendo a su lado, sus ojos color miel brillan como las luces de una ambulancia, es fantástica.
Haru
Tenía que ayudar a mi papa con un asunto, pero estoy bien :)
Y por eso mismo no necesito que encuentre una razón para creerles a los demás. Ella finge que no sabe lo que dicen de mí, y yo me aseguro de que no lo confirme por ningún medio más. Aunque ocultarle cosas me hace sentir culpable, odio las mentiras al igual que las personas deshonestas, pero es más fuerte el deseo de que se quede qué el de la culpa.
Mikeyla
Me tenías asustada, en otra da señales de vida; llego para la cena amiga. ;)
Veo mi librero que se encuentra pegado a mi pared turquesa de la habitación, pego un salto de mi cama para agarrar el libro favorito de mi madre "La lección de August", lo releíamos juntas en las tardes-noches, posee un montón de post-ist de colores, tanto que pareciera que solo fuera de esas pegatinas. Abro el libro y escojo la primera que mis ojos ven, dice así:
"Todos deberíamos recibir una ovación al menos una vez en nuestra vida, porque todos vencemos el mundo"
Mi madre solía recitarnos esa frase en especial, era su favorita, decía que todos teníamos problemas incluso por muy insignificantes que pudiera parecernos, podían hacernos cambiar, ya sea de forma buena o mala pero que para ello necesitábamos ser fuertes y valientes. Necesitamos que alguien noté que no es sencillo estar de pie cuando algo amenaza con desplomarnos. Todos vencemos al mundo.
Asiento con la cabeza para mí, conteniendo las lágrimas que han empezado a amenazar con escaparse, cierro el libro apretándolo fuertemente contra mí. Tal vez sea masoquista pero la sensación de volver a recordar esos detalles, me ayudan a no olvidarla. Porque a pesar de que tengo ese pequeñito rencor en mí, por prometerme que yo no heredaría su enfermedad cuando los resultados ahora se ven tan claros; la extraño, la quiero aquí, la necesito aquí, solo esa persona puede ser capaz de entender por lo que yo estoy pasando, solo mi madre, pero si no me empiezo a cuidar por mí misma nadie lo hará por mí, ya va siendo hora de que las cosas den un giro.