— ¿Qué has hecho hoy en el insti? —pregunta Carter, quien esta acostado a mi lado en su cama de agua.
— No vas a creérmelo, pero mi vida hermano, se ha vuelto nada interesante —respondo bostezando mientras vuelvo a acomodarme en el colchón que por ahora es genial, pero entre un rato me aburrirá de nuevo.
— ¿No viste a Mikeyla? —pregunta extrañado.
— No, pensé que estaba contigo.
— Y yo que estaba contigo, por eso no la llamé —responde encogiéndose de hombros.
— Sabes querido hermano mío —empiezo melosa tratando de ocultar mi sonrisa —. Aún tengo esperanza que tú y Mikeyla, ya sabes... — agrego con voz soñadora.
Mi hermano despedaza mis ilusiones estallando en carcajadas. Le pego molesta en el brazo produciendo que aumente su risa.
— Ella es bonita Carter.
— Sí, no te lo voy a negar, pero es Mikeyla —dice como si aquello resultará obvio.
— ¿Y eso qué? Es divertida, carismática, bonita, inteligente —enumero uno por uno emocionada— ¿Qué esperas?
— ¿Qué espero? ¡Es Mikeyla!Ruedo los ojos exasperada.
— ¿Y eso qué? —siseo sin comprender.
— Es una amiga, automáticamente desde que la conocí se quedó allí y eso es no sucede a menudo así que —se encoge de hombros —, es Mikeyla.
Niego con la cabeza divertida sin convencerme.
Un silencio se produce entre los dos, pero no es incómodo.
— Extrañaba esto —admito sonriendo —. Deberás que te extrañaba.
— Lo sé, hace mucho no éramos tú y yo Haru —me confiesa con un tono melancólico que logro captar —. Yo también lo extrañaba.
Observo la habitación de mi hermano, no es muy grande, pero es lo suficiente espaciosa para un adolescente que pasa su mayor tiempo en un instituto. Tiene un espejo de cuerpo completo a un lado de su armario el cual está con ropa esparcida en el mismo espacio. Lo más seguro es que se vea allí todos los días probándose distintas camisetas para asegurarse con cual se ve mejor sus bíceps. Y estoy segura de ello, lo he visto.
Mama solía molestarlo cada mañana por el gran tiempo que necesitaba, que incluso duraba más que ella, recuerdo que Carter reñía en ocasiones protestando que para algo hacia ejercicio. Era cómico escucharlos en las mañanas.
— ¿Extrañas a mamá? — pregunto despacio mientras me volteo para mirarlo a la cara.
— Todos los días —asegura imitando mi posición, pero sus ojos no me miran fijamente.
— ¿Tú crees lo que decían de ella? — me atrevo a preguntar. Él no es abierto en cuanto a lo que ha pasado, era igual que conmigo, fingía no escuchar, fingía que no pasaba nada con nuestra madre.
Se encoge de hombros.
— Si tenían razón o no ya no importa, mamá no está.
— Sí, sí importa porqué, aunque sé bien que eso no cambia el hecho de que está muerta, no significa que ella no se angustiara pensando que opinábamos de ella—declaro angustiada—. Sé y comprendo que a mamá le bastaba con lo que escuchaba decir de personas conocidas y desconocidas sobre ella.
— Mama nunca perdió la razón sencillamente esa enfermedad la confundió — comenta por lo bajo después de un momento en silencio.
Asiento en acuerdo, no lo puedo negar ni contradecir, mama siempre fue mamá, pero a veces ella no estaba segura de eso, sus actos y sus palabras parecían confundirla.
— Voy a decirle buenas noches a papá —le comunico mientras me levanto de su cama —. Si sabes algo de Mikeyla me avisas por fa.
Y salgo de su habitación y me dirijo hacia la de mi padre que esta al fondo del pasillo. Toco dos veces la puerta y me abre de inmediato. Su rostro cansado me recibe con una sonrisa y me hace sentir un poco mal el hecho de que hasta ahora he venido en el día.
— Solo venía a desearte buenas noches papi — le digo abrazándolo.
— Buenas noches, Haru — lo siento sonreír mientras corresponde mi abrazo.
Antes de acostarme en mi cama le envió un mensaje a Mikeyla.
Haru
Hola Mike, ¿Te encuentras enferma? No te vimos hoy en el insti.
9:55pm
Cierro los ojos y suspiro agotada. Toda esta silencioso y es justo lo que necesito. Silencio completo.
— Eres muy aburrida — farfulla.
Me giro deprisa hacia la voz que escucho tan cerca de mí mientras pego un grito escandaloso. Unas manos me tapan la boca obligándome a callarme, pero obviamente no lo logra pues sigo gritando aun con las manos en mi boca.
— Es extraño que te asuste solo porque te he hablado ¿Acaso no has imaginado cosas peores?
Lo enfoco con el ceño fruncido, el cabello castaño despeinado con mechones en la frente me impide ver el verdadero color de los ojos del chico, quien mientras ríe por lo bajo produce que sus ojos tan...auténticos queden a mi vista, me miran divertidos.
— ¿Qué quieres? ¿En verdad estas aquí o te estoy imaginando Zack? — cuestiono zafándome de su agarre.
— Eso no importa, debes regresar donde te quedaste, debes volver conmigo a Jazleit ahora mismo—exige sin dar vueltas, cambiando su expresión.
— ¿De qué hablas? ¿Jazleit? — pregunto confundida, negando con la cabeza— No sé qué es eso, pero todo lo que implica que perdí la razón no me interesa — me levanto de mi cama.
— Jazleit es donde nos encontramos, así se llama. Desde que te encontré han pasado cosas extrañas en ese lugar
— Yo no he hecho nada, además ¿por qué volvería contigo? — protesto segura.
—Vamos Haru, sé que quieres saber que está pasando, tal vez de ese modo encuentres todas las respuestas que buscas —argumenta sin rendirse.
—No voy a ir contigo en ningún lugar imaginario Zack ¿y sabes qué? No voy a hablarte tu estas en mi mente, yo te imagino — digo alzando la voz molesta, solo quiero silencio no alucinaciones.
— ¿Estoy en tu mente? ¿A qué te refieres? —pregunta confundido girándose para quedar cerca de mí.
Debería pensar antes de hablar, no tome en cuenta que los personajes que imagino no saben que en realidad solo son producto de mis alucinaciones.
Maldigo por lo bajo.
— Haru, ¿por qué dices que me imaginas? —vuelve a preguntar preocupado, intrigado.
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Realidades Difusas [Terminada]
Fiksi Remaja"Más que alucinaciones, realidad no aceptada" Haru tan solo es una adolescente, no debería preguntar cuántos meses de vida tiene, no debería ser obligada a consultar con los psicólogos qué es lo que realmente tiene. Es solo una niña confundida que h...