He perdido la cuenta de todas las veces que me han dicho que me olvide de ti.
Y sobretodo, de las veces que me he rehusado a hacerlo.
Y mírame, aquí estoy, escribiendo para de alguna forma, hablar de ti.
Aunque es verdad que todavía sigo intentando escribir un poema que esté a tu altura, pero no he podido.
Últimamente no estoy segura de saber qué es lo que realmente quiero.
A veces no estoy segura ni siquiera de saber si el reflejo que veo en el espejo realmente es mío.
Pero entonces mis amigas me hacen señas, y te veo por la vieja y descuidada ventana de mi salón mientras estoy en clase.
Confundido, despreocupado, agitando tus cabellos mientras el viento acaricia tu rostro.
Con mil problemas en la cabeza, y mil sonrisas en los labios.
Debo ser cautelosa para que no te des cuenta de que estoy mirándote.
La voz de mi profesor se va desvaneciendo en el aire, el tiempo se detiene.
Y entonces sólo te veo a ti, y a nadie más.
Y entonces sólo te escucho a ti, y a nadie más.
Y entonces sólo importas tú, y nadie más.
Y está bien, supongo.
Porque amo eso que sucede cuando sonríes, cuando te brillan los ojos y llenas de magia toda la ciudad.
Allá estás, siendo perfecto, siendo hermoso, siendo tú.
Acá estoy, siendo todo, menos tuya.
ESTÁS LEYENDO
Alejandro
RomanceAlejandro, lo mejor que has hecho con tus dedos más que hacer sonar el bajo y la guitarra, es haberme tocado el alma y el corazón.