Renacimiento.

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Lloraba, realmente lloraba.

Y de pronto, mi corazón hizo a un lado mis recuerdos contigo.

Entonces me dí cuenta de que las cosas pasan, el tiempo pasa.

Y todo es por algo.

La vida no se detiene por nada ni nadie, y nunca lo hará.

Entonces, ¿por qué detener mi vida por una persona a la que le doy exactamente lo mismo?, ¿por qué detener mi vida por una persona que no detuvo la suya?

Mi mente reflexiva y mi inexperto corazón por fin se habían puesto de acuerdo.

Es hora de dejarte ir, de soltarte y de seguir.

Ya que tú sí has tenido la fortuna de encontrar a una nueva persona y empezar de nuevo.

Realmente es hora, me merezco experimentar un nuevo amor, una nueva aventura, una nueva emoción.

Merezco intentar encontrar a una persona que pueda ser capaz de sentir lo mismo por mí, que yo por ella.

Tú ahora tienes alguien diferente a quién querer, y a quién llorar.

Yo no.

Yo no suelo correr con tu misma suerte, y las personas que surgen a mi alrededor interesadas en mí, siempre las hago a un lado.

No porque no tenga intenciones de sanarme, o de enamorarme otra vez.

Sino porque te he buscado en todas y cada una de las personas que llegan a mi vida.

Y obviamente, no estás.

Nunca vas a estar.

Comienzo a abrir los ojos ante ello, y me digo que ya es hora de dejarlo.

¿Por qué seguir con el mismo demonio que tanto me ha destruido, si puedo encontrar un demonio nuevo que me destruya más lindo?

Supongo que pensaste así cuando la conociste.

En eso debería parecerme un poquito más a ti.

Quizá todos deberíamos.

He sufrido, te he extrañado, vuelvo a leer las partes anteriores que he escrito, y lloro inconsolablemente.

Estoy llorando justo ahora.

De hecho, siempre que te escribo.

Yo te había dicho que sentía que moría, porque tenía palabras en mi garganta sin la oportunidad de salir, pero no es verdad.

Yo todo lo que he querido decirte, te lo he dicho.

La última vez que estuvimos juntos, me quité todas las máscaras.

Estaba desnuda, y llevaba puesto un vestido rojo con cristales.

Me desnudé el alma, para así, al fin poder decirte:

—Te amo. Y te extrañaba todos y cada uno de los días en que no estabas. Lloraba días y noches. Nunca voy a dejar de amarte, pues no lo he logrado en tanto tiempo, y no quiero olvidarte jamás. No importa todo el daño que esto ha causado, yo te amo por encima de todo y de todos. Había madrugadas en que me preguntaba por qué me dolías tanto y por qué no podía sacarte de mi vida ni de mi corazón, ahora lo sé. Era porque ibas a volver a mí. Volveríamos a ser nuestros.

Te lo dije, sin penas, sin arrepentirme, sin miedo a lo que pasara después.

Se te llenaron los ojos de lágrimas, tenías la luz de la luna iluminándote el rostro y una sonrisa tan bonita.

Me dijiste con unos ojos llenos de alegría y de lágrimas a punto de salir:
—Realmente me amas. Tú sí me amas.

Pero ni eso fue suficiente para hacer que te quedaras.

Ojalá esa noche hubiera sido eterna.

Me dolía, era tal dolor que quemaba mi piel y la traspasaba hasta mis huesos.

Me cuestionaba en mi mente sin cesar todos los días, todas las tardes, todas las noches el por qué no regresabas.

Incluso te extrañaba cuando yo estaba siendo de alguien más.

Mi viejo novio Axel.

Aunque suene como una desgraciada diciéndolo, él nunca fue suficiente para reemplazarte en mi corazón.

Me llenaba de rosas, y aprendió a tocar la guitarra sólo porque tú me hiciste amarla.

Aunque cuando aprendió y la empezó a interpretar para mí, descubrí que sólo me gusta cuando la tocas tú.

La magia de tus dedos hace que todo lo que tocas, también sea mágico.

Guitarras.

Bajos.

Yo.

He conocido amigos y personas llenos de luz que me han mantenido viva todo este tiempo.

Así que he decidido ya no impedirme más la felicidad.

Quiero pensar que estas son las últimas palabras que escribo para ti.

Gracias por enseñarme tantas cosas.

Gracias por regalarme buenos momentos.

Gracias por los malos también.

Y sobretodo, gracias por enseñarme a que tan sólo basta un Alex, para cambiarte por completo la vida, y de todas las maneras posibles.

Espero que las ideas que he plasmado aquí, me duren mucho tiempo.

La verdad muchas veces pensé que seríamos eternos.

Por desgracia, no le pregunté a la vida qué planes tenía.

AlejandroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora