9. Buenos *gruñidos* días

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Capítulo IX.

{Llega un momento en la vida en el que tienes que dejar de soñar con los ojos cerrado para soñar con los ojos abiertos.

"Buenos *gruñidos* días."}

Una niñita de aproximadamente cinco años de pelo rubio lacio con un extraño mechón crespo me miraba preocupada con unos enormes ojos azules y unas tiernas pecas en su pequeña nariz.

- ¿Estás bien? -preguntó preocupada.

- Claro que sí, no te preocupes. -dije poniéndome de pie.- Mi nombre es Niall James Horan... ¡Gallagher! -dije estirando mi pequeña manito.

- Un gusto Niall, mi nombre es *ruidos confusos* Jane *ruidos confusos*. -dijo aceptando mi mano con una sonrisa rosa-carmesí.

•••

¡Zoey! ¡Esa era Zoey! ¡La niñita de mi sueño era Zoey! Esos ojos azules, las pecas sobre la pequeña y respingada nariz, esos labios rosa-carmesí... ¡Era ella!

Eso significa que Zoey y yo habíamos sido compañeros en el kindergarten. Luego de eso...creo que la cambiaron de escuela, supongo.

Pero aún había algo que no me encajaba, ¿cuál era su nombre? Su segundo nombre era Jamie, eso ya lo tenía claro. ¿Pero qué pasaba que mi mente no me dejaba escuchar ni su nombre ni su apellido?

Y aún había algo en ella que me parecía familiar. No lo sé, su pelo ¿rubio?, su nariz, su boca, sus pecas, su tez, sus ojos, su--

Sus ojos. Había algo en ellos que hacían que me acordara de algo o más bien alguien, pero no podía encajarla en ningún lugar.

- ¿Niall? Digo, ¿Ricitos? -escuché que me llamaba la chica.

«¿Qué hago, qué hago?» pensé desesperado «Si me muevo sabrá que la estuve observando.» pensé mientras lentamente guardaba mi cabeza bajo la almohada.

- Hey, Ricitos de Oro. Bah, tú sigue durmiendo como princesa mientras yo bajo a desayunar... capullo idiota. -dijo hablando sola, y puedo jurar que estaba sonriendo cuando dijo lo último.

Sentí que alguien se acercaba a la cama y me tapaba maternalmente con la frazada que había a mis pies.

- Luego desayunas tú solo Rizos. -dijo poniendo una mano sobre la almohada que estaba sobre mi cabeza y presionando suavemente.- Me alegra haberte encontrado.

Volví a sentirla caminar, pero ahora se alejaba y abría la puerta para luego bajar por las escaleras. Me des-tensé y sonreí ante el pensamiento de que ella igual se preocupaba por mí, aunque ella creía que yo estaba dormido y que no había escuchado nada... Mejor mantenerlo así, mejor.

Descansé un poco los ojos y resultó ser que caí en una pequeña siesta. No duró mucho porque escuché a Zoey gritar, "¡Voy a matar un poco, regreso pronto!" y luego un portazo en la planta inferior. Minutos pasaron y la puerta volvió a crujir, pero me costó escuchar sus ligeros y rápidos pasos ya que ahora eran flojos y lentos.

«Quizás se hizo daño.» pensé preocupándome.

«O tiene sueño y está cansada de su training matutino.» sugirió mi consciencia.

Y yo fui muy flojo como para bajar y ver, esta cama era... muy acogedora como para salirme.

La escuché subir lenta y torpemente, muy lenta y torpemente, las escaleras e incluso tan lento que me sonaba más como una canción para dormir.

«Jo, hazte el dormido, hagámosle una pequeña bromita.» dijo mi consciencia riendo.

Reí internamente e intenté taparme más hasta la cabeza, pero sin querer en el intento boté una lampara que estaba a mi costado e hice un gran estruendo.

- Ay, puta. -me quejé mirando desde la cama a la lámpara hecha mierda en el piso.

Volví a taparme hasta la cabeza y escuché como Zoey entraba leenta y toorpemente a la habitación.

No pude evitar reírme bajito bajo la frazada y cuando sentí que estuvo lo suficiente cerca hice mi sorpresa.

- ¡Buenos- AAAH! -grité tratando de echarme hacia atrás lejos de la cosa come-carne que estaba tirándose encima mío.

- *gruñidos* -¿decía? mientras estiraba la manos y me agarraba las piernas.

- ¡NO, NO, NO, ALÉJATE! ¡FUCHI, FUERAA! -le gritaba histérico mientras intentaba salirme de la estúpida frazada que me impedía escapar.- ¡SAAAL!

Intenté salir y pateé todo lo que pude a la cosa tratando de que se saliera de encima, mas nada logré, incluso fue peor, ya que en mi intento de escapar me caí hacia abajo de la cama.

- ¡AAAH! -gritaba mientras la cosa iba tras mí y se arrastraba desde mis piernas.

No aguanté más y desesperado por escapar de allí agarré la lámpara del otro velador y le di duro con ella a la cabeza de la cosa come carne. No logré mucho, por lo que volví a atacar logrando única y solamente enterrarme un pedazo de lámpara en la pierna.

Desesperado y con mi pierna botando sangre a través de la frazada agarré nuevamente lo que quedaba de lámpara y se la enterré verticalmente al monstruo quien automáticamente dejó de moverse encima mío.

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Hey, Zombie {Niall Horan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora