Dónde Hallar la Verdad

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    Dónde Hallar la Verdad


MIENTRAS Cristo enseñaba a la gente estaba también educando a sus discípulos para su obra futura. En toda su instrucción había lecciones para ellos. Después de dar la parábola de la red, les preguntó: "¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor". Luego en otra parábola les presentó su responsabilidad con respecto a las verdades que habían recibido: "Por eso -les dijo- todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas".

El tesoro que el padre de familia ha ganado no lo acumula. Lo saca para compartirlo con otros. Y por el uso, el tesoro aumenta. El padre de familia tiene cosas preciosas, tanto nuevas como viejas. Así Cristo enseña que la verdad encomendada a sus discípulos ha de ser comunicada al mundo. Y al impartir el conocimiento de la verdad, éste aumentará.

Todos los que reciben el mensaje del Evangelio en su corazón anhelarán proclamarlo. El amor de Cristo ha de expresarse. Aquellos que se han vestido de Cristo relatarán su experiencia, reproduciendo paso a paso la dirección del Espíritu Santo: su hambre y sed por el conocimiento de Dios y de Cristo Jesús, a quien él ha enviado; el resultado de escudriñar las Escrituras; sus oraciones, la agonía de su alma, y las palabras de Cristo a ellos dirigidas, "Tus pecados te son perdonados". No es natural que alguien mantenga secretas estas cosas, y aquellos que están llenos del amor de Cristo no lo harán. Su deseo de que otros reciban las mismas bendiciones estará en proporción con el grado en que el Señor los haya hecho depositarios de la verdad sagrada. Y a medida que hagan conocer los ricos tesoros de la gracia de Dios, les será impartida cada vez más la gracia de Cristo. Tendrán el corazón de un niño en lo que se refiere a su sencillez y obediencia sin reservas. Sus almas suspirarán por la santidad, y cada vez les serán revelados más tesoros de verdad y de gracia para ser transmitidos al mundo.

El gran tesoro de la verdad es la Palabra de Dios. La Palabra escrita, el libro de la naturaleza y el libro de la experiencia referente al trato de Dios con la vida humana: he aquí los tesoros de los cuales han de valerse los obreros de Dios. En la investigación de la verdad han de depender de Dios, y no de las inteligencias humanas, de los grandes hombres cuya sabiduría es locura para Dios. Usando los medios que él mismo señaló, el Señor impartirá un conocimiento de sí mismo a todo el que lo busque.

Si el que sigue a Cristo cree su Palabra y la practica, no habrá ciencia en el mundo natural que no pueda entender y apreciar. No hay nada que no le proporcione los medios de impartir la verdad a otros. La ciencia natural es un tesoro de conocimiento del cual puede valerse todo estudiante de la escuela de Cristo. Mientras contemplamos la hermosura de la naturaleza, mientras estudiamos sus lecciones en el cultivo del suelo, en el crecimiento de los árboles, en todas las maravillas de la tierra, del mar y del cielo, obtendremos una nueva percepción de la verdad. Y los misterios relacionados con el trato de Dios con los hombres, las profundidades de su sabiduría y su juicio, tal como se ven en la vida humana, son también un depósito rico en tesoros.

Pero es en la Palabra escrita donde el conocimiento de Dios se revela más claramente al hombre caído. Ella constituye el depósito de las inescrutables riquezas de Cristo.

La Palabra de Dios incluye las escrituras del Antiguo Testamento así como las del Nuevo. El uno no es completo sin el otro. Cristo declaró que las verdades del Antiguo Testamento son tan valiosas como las del Nuevo. Cristo fue el Redentor del hombre en el principio del mundo en igual grado en que lo es hoy. Antes de revestir él su divinidad de humanidad y venir a nuestro mundo, el mensaje evangélico fue dado por Adán, Set, Enoc, Matusalén y Noé. Abrahán en Canaán y Lot en Sodoma llevaron el mensaje, y de generación en generación fieles mensajeros proclamaron a Aquel que había de venir. Los ritos del sistema de culto judío fueron establecidos por Cristo mismo. El fue el fundador de su sistema de sacrificios, la gran realidad simbolizada por todo su servicio religioso. La sangre que se vertía al ofrecerse los sacrificios señalaba el sacrificio del Cordero de Dios. Todos los sacrificios simbólicos se cumplieron en él.

Palabras de Vida del Gran MaestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora