El Desarrollo de la Vida

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    El Desarrollo de la Vida 


LA PARÁBOLA del sembrador suscitó muchas preguntas. Por ella algunos de los oyentes llegaron a la conclusión de que Cristo no iba a establecer un reino terrenal, y muchos se quedaron curiosos y perplejos. Viendo su perplejidad, Cristo usó otras ilustraciones, con las que trató todavía de llevar sus pensamientos de la esperanza de un reino terrenal a la obra de gracia de Dios en el alma.

"Decía más: Así es el reino de Dios, como si un hombre echa simiente en la tierra; y duerme, y se levanta de noche y de día, y la simiente brota y crece como él no sabe. Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga. Y cuando el fruto fuere producido, luego se mete la hoz, porque la siega es llegada".

El agricultor que "mete la hoz, porque la siega es llegada", no puede ser otro que Cristo. Él es quien en el gran día final recogerá la cosecha de la tierra. Pero el sembrador de la semilla representa a los que trabajan en lugar de Cristo. Se dice que "la simiente brota y crece como él no sabe", y esto no es verdad en el caso del Hijo de Dios. Cristo no se duerme sobre su cometido, sino que vela sobre él día y noche. El no ignora cómo crece la simiente.

La parábola de la semilla revela que Dios obra en la naturaleza. La semilla tiene en sí un principio germinativo, un principio que Dios mismo ha implantado; y, sin embargo, si se abandonara la semilla a sí misma, no tendría poder para brotar. El hombre tiene una parte que realizar para promover el crecimiento del grano. Debe preparar y abonar el terreno y arrojar en él la simiente. Debe arar el campo. Pero hay un punto más allá del cual nada puede hacer. No hay fuerza ni sabiduría humana que pueda hacer brotar de la semilla la planta viva. Después de emplear sus esfuerzos hasta el límite máximo, el hombre debe depender aún de Aquel que ha unido la siembra a la cosecha con eslabones maravillosos de su propio poder omnipotente.

Hay vida en la semilla, hay poder en el terreno; pero a menos que se ejerza día y noche el poder infinito, la semilla no dará frutos. Deben caer las lluvias para dar humedad a los campos sedientos, el sol debe impartir calor, debe comunicarse electricidad a la semilla enterrada. El Creador es el único que puede hacer surgir la vida que él ha implantado. Cada semilla crece, cada planta se desarrolla por el poder de Dios.

"Como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su simiente, así el Señor Jehová hará brotar justicia y alabanza".* Como en la siembra natural, así también ocurre en la espiritual; el maestro de la verdad debe tratar de preparar el terreno del corazón; debe sembrar la semilla; pero únicamente el poder de Dios puede producir la vida. Hay un punto más allá del cual son vanos los esfuerzos humanos. Si bien es cierto que hemos de predicar la palabra, no podemos impartir el poder que vivificará el alma y hará que broten la justicia y la alabanza. En la predicación de la Palabra debe obrar un agente que esté más allá del poder humano. Sólo mediante el Espíritu divino será viviente y poderosa la palabra para renovar el alma para vida eterna. Esto es lo que Cristo se esforzó por inculcar a sus discípulos. Les enseñó que ninguna cosa de las que poseían en sí mismos les daría éxito en su obra, sino que el poder milagroso de Dios es el que da eficiencia a su propia palabra.

La obra del sembrador es una obra de fe. El no puede entender el misterio de la germinación y el crecimiento de la semilla, pero tiene confianza en los medios por los cuales Dios hace florecer la vegetación. Al arrojar su semilla en el terreno, aparentemente está tirando el precioso grano que podría proporcionar pan para su familia, pero no hace sino renunciar a un bien presente para recibir una cantidad mayor. Tira la semilla, esperando recogerla multiplicada muchas veces en una abundante cosecha. Así han de trabajar los siervos de Cristo, esperando una cosecha de la semilla que siembran.

Palabras de Vida del Gran MaestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora